Biden y Xi Jinping se reunirán por tercera vez el sábado en el Foro Asia-Pacífico de Perú
La cumbre reúne en Lima a 16 jefes de Estado. El Gobierno de Dina Boluarte, necesitado de una imagen positiva, ha decretado días festivos y teletrabajo para debilitar las movilizaciones
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, mantendrá el sábado en Lima una reunión con el mandatario chino, Xi Jinping, durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). Será el último encuentro entre ambos antes del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, lo que supone una oportunidad para hacer balance tras una etapa marcada por fuertes tensiones comerciales. La cita bilateral se produce en el marco del principal foro económico y político entre las dos regiones, mientras el Gobierno de Dina Boluarte, fuertemente cuestionado, busca ofrecer una imagen positiva y ha decretado días festivos y teletrabajo para evitar movilizaciones.
Se trata de una cumbre que reunirá a 16 jefes de Estado y cinco representantes de veintiún economías que acumulan más del 62% del PIB global, el 48% del comercio internacional de bienes y servicios y el 38% de la población mundial. Además de Biden y Xi, también se ha confirmado la presencia de las máximas autoridades de otros países clave para el crecimiento global como el presidente de Vietnam, Luon Cuong; el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol; y el primer ministro de Singapur, Lawrence Wong. Otras personalidades que participarán de la APEC serán el vicepresidente de Google, Karan Bathia, y el CEO de TikTok, Shou Zi Chew.
Se estima que entre la semana central del foro —del 9 al 16 de noviembre— y los eventos celebrados durante todo el año se realizarán 270 reuniones, con la asistencia de 8.000 delegados. Se calcula que el haber sido sede en las dos ediciones anteriores le valieron a Perú más de 9.400 millones de dólares en inversiones. Pero la expectativa del Gobierno local no solo pasa por atraer inversión extranjera y fortalecer sus vínculos diplomáticos con las potencias asiáticas. Su principal propósito es obtener un rédito político y levantar su imagen a escala internacional.
En este contexto, Boluarte recibió por ejemplo el martes con honores al sultán de Brunéi, Haji Hassanal Bolkiah, que lleva 57 años de reinado y una fortuna estimada en más de 20.000 millones de dólares. Estrechó la mano de la presidenta, participó en una reunión de trabajo, suscribió un memorándum para fortalecer la agenda bilateral entre ambas naciones y, además, fue condecorado con el Gran Collar de la Orden del Sol, el máximo reconocimiento del Estado peruano. Si bien el sultán de Brunéi es sumamente criticado por promulgar leyes en contra de los derechos humanos, como la lapidación a homosexuales, bajo la mirada del Ejecutivo su poderío inclina la balanza.
El vocero presidencial, Fredy Hinojosa, tildó de “traidores a la patria” a todos aquellos que convoquen manifestaciones durante la cumbre. En el último mes y medio se han llevado a cabo tres paros nacionales impulsados por transportistas y comerciantes amenazados por una ola de extorsiones y asesinatos. Así, el Gobierno de Dina Boluarte ha tomado varias medidas que han sido duramente criticadas por la prensa y la sociedad civil. Decretó teletrabajo para el sector público desde el lunes hasta este miércoles, así como días no laborables desde el jueves 14 hasta el sábado 16. Además, el Ministerio de Educación ordenó clases virtuales para colegios y universidades durante los días de la cumbre, a sabiendas de las dificultades de muchas familias que no cuentan con conexión a Internet y otras tecnologías básicas. “Tenemos que adaptarnos y ser flexibles”, ha indicado el ministro de la cartera, Morgan Quero.
La semana pasada la presidenta Boluarte informó de que el Consejo de Estado, integrado por el Ejecutivo y las autoridades de los otros poderes del Estado, acordó que establecerá un marco legal para que los policías y las Fuerzas Armadas que utilicen sus armas de reglamento sean juzgados exclusivamente por el fuero militar y ya no por el civil. Un hecho que ha despertado la preocupación y el rechazo de diversos actores políticos, que han calificado esta norma como la Ley del gatillo fácil. El Gobierno, además, ha ordenado el cierre de las calles cercanas al complejo cultural de San Borja —abarca el Centro de Convenciones de Lima, el Gran Teatro Nacional y el Ministerio de Cultura— donde se realiza la cumbre, y ha dispuesto 8.200 policías para resguardar el perímetro.
Un detalle que revela el clima que rodea a la APEC es que la inauguración del puerto de Chancay —un megaproyecto localizado a 80 kilómetros de Lima que pretende potenciar el comercio entre Asia y América del Sur—, pactado para este jueves, se llevará a cabo en Palacio de Gobierno y no en el terminal portuario. Según el ministro de Transportes y Comunicaciones, Raúl Pérez Reyes, fue a solicitud de Xi Jinping. “Por protocolo de seguridad el Gobierno chino pidió que la ceremonia se hiciera de esa forma, no solo por seguridad vinculada al crimen local, sino que estamos hablamos de magnitudes internacionales mucho mayores”, aseguró.
A pesar de todos los esfuerzos del Ejecutivo por apagar las movilizaciones, este miércoles diversos gremios y colectivos volvieron a salir a las calles en Lima y otras regiones del Perú. Se bloquearon carreteras y también puentes, como el puente internacional de Ilave, en Puno. En Arequipa se reportaron seis heridos con disparos de perdigones de efectivos policiales. Y se presentaron varios enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas del orden en el Centro Histórico de Lima, entre ellos los deudos de quienes murieron asesinados al inicio del mandato de Dina Boluarte durante las marchas. Se reportó, además, un incendio de grandes proporciones en una galería del Centro de Lima que dejó dos heridos. Los transportistas y comerciantes han prometido que este jueves marcharán hacia el complejo cultural San Borja para hacer sentir su descontento en la cumbre de la APEC.
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