Cristian Samper, un gigante de la conservación mundial

El científico colomboestadounidense tiene la misión de saber invertir el fondo de 10.000 millones de dólares que Jeff Bezos prometió entregar al planeta para su conservación y restauración

Cristian Samper
El científico Cristian Samper, director del Fondo Bezos.Archivo particular.

En las últimas semanas, Cristian Samper (San José, Costa Rica, 58 años) ha venido sosteniendo reuniones con presidentes y primeros ministros de las islas del Pacífico tropical para afinar un acuerdo trascendental que permitirá proteger el 30% del llamado Continente Azul del Pacífico, un área de 44 millones de kilómetros cuadrados que abarca 16 países oceánicos.

En palabras de Samper: “Es la iniciativa de conservación más grande de la historia y estoy muy contento de haberla podido impulsar”. El anuncio ocurrió en Dubái en la Conferencia de la ONU para el Cambio Climático, COP28, durante la cual el Fondo Bezos para la Tierra reveló detalles sobre su apoyo filantrópico. Samper, líder del fondo y la persona que tiene la misión de saber invertir los 10.000 millones de dólares que Bezos prometió entregar al planeta para su conservación y restauración, habló de ese compromiso financiero, al que ha sumado a otros donantes privados y gobiernos.

Sus días son los de un equilibrista de los husos horarios. Trabajo nocturno constante para poder conversar virtualmente, desde Nueva York, con los líderes de Palaos y Tonga. Viajes al Congo para asistir a una cumbre de las tres grandes cuencas de bosques tropicales del mundo. Encuentros con el presidente Lula da Silva, de Brasil. Y ahora, Dubái.

Todo para seguir nutriendo una de las grandes apuestas del fondo: proteger el 30% del planeta de aquí a 2030, un objetivo adoptado por el mundo, en Montreal, al que el Fondo Bezos para la Tierra se sumó. “Se trata de duplicar las áreas protegidas terrestres del planeta y cuadruplicar las marinas. Nos enfocamos en zonas de alta biodiversidad, en áreas importantes de carbono almacenado y en lugares donde hay voluntad política para poder avanzar. Hemos armado portafolios de proyectos en Los Andes, Brasil, el Congo y en el océano Pacífico tropical”, dice, en una escala, durante su largo viaje hacia Dubái.

En ese mapa de acciones está Colombia, el país en el que Samper creció y en el que empezó a amar la naturaleza, a acampar en los luminosos paisajes de páramo del Parque Nacional Chingaza, a compartir con las comunidades de Ricaurte (Nariño), en la reserva La Planada, mientras estudiaba sus aves endémicas; a maravillarse con los colibríes y sus infinitas variedades.

“En Colombia tenemos un portafolio grande de proyectos por medio de distintas ONG en áreas protegidas”, relata Samper. Abarca proyectos como Herencia Colombia, para fortalecer la gestión de las áreas protegidas del país, una iniciativa de 240 millones de dólares entre distintos socios, con el Gobierno de Colombia a bordo, que incluye a Chiribiquete y al nuevo parque nacional de Manacacías. Abarca el corredor marino del Pacífico, donde está Malpelo, el área en la que más han avanzado: hace dos años había 200.000 kilómetros cuadrados protegidos, hoy hay 600.000. Y un proyecto que está en el corazón de Samper: el Banco de Semillas del Futuro del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), en Palmira, que ha venido impulsando desde hace 10 años desde las otras organizaciones que ha liderado: “Probablemente, es el mejor banco de semillas del mundo, que tiene material genético esencial, en el que hemos invertido 17 millones de dólares”, agrega.

Cristian Samper
El científico colonoestadounidense Cristian Samper, director del Fondo Bezos.

A pesar de haber salido hace 20 años del país, a donde llegó cuando era muy niño, sigue conectado con Colombia desde lo más profundo, incluso creó con su esposa el Fondo de Becas Colombia Biodiversa, que gestiona la Fundación Alejandro Ángel Escobar, para apoyar la formación de la siguiente generación de investigadores.

“Salí por accidente. Mi meta nunca fue irme”, afirma. Estudió Biología en la Universidad de los Andes y un día cualquiera vio en una cartelera de la facultad que había un programa de intercambio durante un semestre en la Universidad de Harvard. Aplicó sin mayores expectativas y terminó teniendo el privilegio de ir a las clases de muchos de los autores que leía en sus clases en Bogotá. Allí aprendió mucho de sí mismo y del amor que le tenía a Colombia.

Después de graduarse de su pregrado en Bogotá, la puerta de Harvard volvió a abrirse para que pudiera hacer su doctorado, con una beca, pero Colombia lo seguía jalando: decidió que su tesis doctoral fuera sobre la ecología y la dinámica de los bosques andinos en La Planada, a donde se fue a vivir durante dos años y que constituye una de las experiencias más significativas de su vida porque pudo conocer la Colombia rural. “Tengo el privilegio de tener una perspectiva global, pero siempre me interesa tener un impacto local, incluyendo a Colombia”, dice.

Hasta ese momento, en sus años de doctorado (que concluyó en 1992), la vida profesional de Samper pintaba como la de un investigador o profesor universitario, pero al volver al país terminaron ofreciéndole ser el primer director –el empleado 001– del recién creado Instituto Humboldt. Era la época de la Cumbre de la Tierra, cuando los líderes del mundo se juntaron en Río de Janeiro para hablar del futuro del planeta. Fueron siete años de labores en el Humboldt, de liderar equipos, de establecer una ruta, y ahí levantó vuelo hacia la conservación internacional.

Se fue a Panamá como director del Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales y ahí le dijeron que aplicara al cargo de director del Museo Nacional de Historia Natural de Washington. “Me cogió fuera de base porque hasta ese momento no había tenido experiencia en museos. Era un científico que había trabajado en campo y que tenía alguna experiencia en políticas ambientales” recuerda. Fue escogido para liderar el museo de historia natural más grande del mundo, con cerca de 140 millones de colecciones y siete millones de visitantes anuales. En esos años tuvo que aprender no solo de geología, antropología o paleontología, sino a lidiar con el Congreso de Estados Unidos. Más adelante, se convirtió en el secretario de todos los museos Smithsonianos del mundo.

Pasaron 10 años y Samper, a quien su papá siempre le decía que hay que irse de los cargos por la puerta grande y antes de que alguien pregunte cuándo se va, empezó a sentir que a pesar de los esfuerzos que hacía para investigar y sensibilizar a la gente sobre la importancia de proteger al planeta, en el fondo estaba “documentando la extinción”. “En ese momento, decidí que no quería sólo dedicarme a colectar, a investigar, a publicar, a hablar, a educar, sino a ayudar a conservar”.

Entró a juntas directivas de grandes instituciones de conservación y de ahí pasó a dirigir Wildlife Conservation Society, una ONG que tiene proyectos de conservación en 60 países del mundo y que le permitió entender los retos y las oportunidades que tiene el planeta. Y cuando cumplió 10 años (“a uno se le van cinco años en lograr algo que valga la pena y después de los 10 años, las ideas se le van agotando”), arrancó a asesorar a Jeff Bezos en la estructuración del Fondo Bezos para la Tierra, cuyo posicionamiento estratégico está basado en que el cambio climático y la naturaleza son dos caras de la misma moneda: “No podemos salvar la biodiversidad si no atacamos el cambio climático, y no podemos atacar el cambio climático sin las soluciones basadas en la naturaleza”, afirma.

Hoy, Samper es el director de ese fondo. El año pasado, trajo a Bezos a Colombia en una visita relámpago. “Fuimos a Chiribiquete. Recuerdo que llegamos a uno de esos tepuyes y vimos esa increíble selva infinita. Jeff la miró y me dijo que nunca había visto nada así, y que teníamos que hacer todo lo posible para poderla preservar. Y es lo que estamos haciendo: protegiendo lo que tenemos, restaurando lo que hemos perdido y ayudando a transformar la forma en que vivimos [...] Lo que haga esta generación va a determinar el futuro de la vida en este planeta”.

*Apoyan Ecopetrol, Movistar y Fundación Corona.

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