Catalina Usme, capitana dentro y fuera de la cancha

En el Mundial de Fútbol de Australia y Nueva Zelanda se consolidó como la goleadora histórica de todas las selecciones, superando, incluso, a Radamel Falcao García. Con su carácter, disciplina y liderazgo, luchada por el reconocimiento y la dignificación de las mujeres en el balompié

“Quiero ser la directora técnica de la Selección Colombia”: Catalina Usme.
“Quiero ser la directora técnica de la Selección Colombia”: Catalina Usme.Will Murray (Getty Images)

Al comienzo del Mundial Femenino de Fútbol que se realizó este año en Australia y Nueva Zelanda, las cámaras y luces centraron su atención en Linda Caicedo, signada para ser la nueva estrella orbital de este deporte. Sin embargo, a medida que la selección Colombia empezó a hacer historia y a dejar enormes rivales en el camino, gran parte de la atención y admiración se enfocaron en la capitana del onceno, Catalina Usme. La pasión y fuerza con la que la goleadora zurda jugó cada partido, junto a su ambición y liderazgo, contagiaron a todo el equipo y pusieron a soñar a un país en el que la selección une y permite que millones olviden, por lo menos por un corto tiempo, las dificultades económicas y sociales, el conflicto, la violencia o la polarización política.

Usme, de 33 años, se consolidó en Oceanía como la goleadora histórica de todas las selecciones, superando incluso a Radamel Falcao García. Y, sin importar la triste derrota que tuvieron frente a Inglaterra 1-2, que las marginó de disputar por primera vez una semifinal, repitió de nuevo, con su voz grave y acento paisa, que “el objetivo es ser campeonas del mundo; en esta ocasión no se dio, pero el objetivo no cambia en absoluto”. Después concluyó: “Mañana hay que volver a levantarnos, volver a sonreír y volver a disfrutar”.

Y si hay una jugadora que haya derrotado las adversidades para realizar sus sueños y metas, esa es Cata Usme. A los 6 años, cuando ya corría detrás de la pelota en Marinilla (Antioquia) –siguiendo los pasos de su padre y hermanos–, poco le importaba que le dijeran que ese era un deporte para varoncitos, ni que tuviera que jugar o entrenar en equipos de chicos. En ese tiempo le dijo a su mamá que iba a ser jugadora profesional y a vivir del fútbol, algo que sonaba iluso en un país en el que apenas había algunos torneos femeninos.

A los 14 años siguió su formación con el Club Formas Íntimas, en Medellín, a donde iba y venía todos los días. Sus virtudes y goles le valieron para que, en 2005, fuese llamada por primera vez a ser parte de la Selección Colombia Sub-20 para disputar el Suramericano en Chile. Desde ese torneo no ha dejado de vestir la camiseta tricolor.

A los 18 años dejó definitivamente Marillina e irse a vivir a Medellín para seguir como futbolista y formarse en Estudios Profesionales en Deporte en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid. Para mantenerse, trabajó como mesera en un restaurante, dependiente en un almacén de cadena e hizo las veces de entrenadora en el equipo de un colegio.

En 2014 sufrió una grave lesión jugando un partido con Formas Íntimas, en Guarne: la ruptura del ligamento cruzado anterior y del menisco de la rodilla derecha. Le vaticinaron que nunca más volvería a jugar. Pero, “cuando me dicen que no voy a poder, como sea la logro”. Y lo hizo. De milagro, apareció el médico Mauricio Palacio, quien se ofreció a operarla gratuitamente. Lo mismo ocurrió con la recuperación. Contra las adversidades, pudo meterse en el mundial de Canadá 2015 y ser una de las figuras de Colombia.

En 2017, se creó la Liga Profesional Femenina en Colombia y pudo, por primera vez, empezar a vivir del fútbol como jugadora del América de Cali. Ese mismo año fue elegida, por votación de todas sus compañeras, como la mejor del año por la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (Acolfutpro). Su carácter, disciplina y liderazgo la identifican como una luchadora por el reconocimiento y la dignificación de las mujeres en el fútbol.

En 2019, el América, dirigido por su hermano Andrés, se alzó con el título y, posteriormente, llegó a las semifinales de la Copa Libertadores. “Una de las razones por las que me quedé en Colombia fue porque quería ver al fútbol de mi país crecer”, expresó en una entrevista para la FIFA.

Con su historia de vida y logros ha contagiado a sus compañeras de empoderamiento y ambición. Durante la pandemia, ayudó a escuelas deportivas que enfrentaban crisis económicas, recaudando fondos en todo el Valle del Cauca. De su conferencia virtual ‘Fe, conciencia y evolución’, la delantera les donaba el 10% de lo recaudado. “Decirle a Cata que no sea líder es imposible porque es su forma de ser. Es una mujer que ve muy bien el fútbol, dirige muy bien; su presencia y su carácter son importantes a la hora de hablarles a las jugadoras. Siempre está analizando cómo pueden hacerse mejor las cosas para el equipo”, dijo Diego Andrés Usme sobre su hermana, en una entrevista para ESPN, en agosto pasado.

Estuvo entre las nominadas para ser la mejor jugadora del mundo por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol, en 2021. “El principal obstáculo es que no tenemos las mismas oportunidades que los hombres. Lo que pedimos es una liga femenina todo el año, uniformes dignos, viáticos”, dijo al Noticiero 90 Minutos en marzo de 2023.

Usme no para de soñar ni de pensar en el fútbol. Es seguro que va a jugar y entrenarse al máximo para estar con la Selección en el próximo mundial, cuando tenga 37 años. Pero va por más: “Quiero prepararme para ser entrenadora. Es un reto que tengo y lo digo desde ya: quiero ser la directora técnica de la Selección Colombia”.

*Apoyan Ecopetrol, Movistar y Fundación Corona.

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