Claudia Restrepo, la rectora que tira línea desde la región
Es la primera mujer, y la más joven, en ocupar el cargo en la Universidad EAFIT, en Medellín, una de las instituciones de educación superior más importantes y reconocidas del país
A los alumnos de la Universidad EAFIT, en Medellín, les pilló por sorpresa el nombramiento de Claudia Restrepo Montoya (Medellín, 48 años) como rectora. No solo porque es la primera mujer en ocupar ese cargo (su nombramiento se produjo en octubre de 2020, en plena pandemia, y asumió en enero de 2021), sino por ser la más joven y egresada, además, del alma máter. Tan acostumbrados estaban a la figura del rector mayor y encorsetado que resulta cuando menos disruptivo ver a una directora que va de jeans, que está tatuada, que hace meditación y yoga, que dice tener una vocación mística desde pequeña y a la que se pueden encontrar por ahí tomando un café desprevenidamente.
Es viernes, el último día laboral de un tiempo que ella define como “la semanita que no se quiere”. Varios asuntos se le han sumado: grados en la universidad, reunión del Consejo Superior y todo lo que rodea a la reforma estatutaria a la Educación que propone el Gobierno del presidente Gustavo Petro, y que ha generado resistencia en el sector de las universidades privadas.
Restrepo Montoya es una de las rectoras más combativas frente a las propuestas del Ejecutivo, que giran en torno a convertir la educación en un derecho fundamental en todos los niveles y con ello a que se destinen más recursos económicos a las Instituciones de Educación Superior (IES) públicas. El pasado septiembre firmó un comunicado junto a sus homólogos de las universidades de Los Andes, Pontificia Javeriana y La Sabana, dirigido al Gobierno Nacional y al Congreso de la República, para que sus reparos sean tenidos en cuenta. Los rectores y rectoras hicieron, entre otros, un llamado a la protección del sistema mixto (con actores públicos y privados) y a la defensa de la educación postmedia.
La reforma cabalga sin mayores dificultades en el Congreso, pero lo que más le preocupa a Restrepo no es esta primera parte del proyecto del Gobierno —está de acuerdo con la premisa de la educación como derecho—, sino la que se prevé para el otro año. Esta pasa por la modificación a la Ley 30 de 1992, que es la que establece el marco normativo de la educación en Colombia, y la reforma al Icetex, que plantea que se disminuya la concesión de créditos educativos y se fomente más el apoyo a estudios especializados en el exterior.
“A mi juicio hay un principio sustancial en la educación y es que un joven puede elegir en libertad. La gratuidad a todo el mundo le sienta súper bien, pero el problema es que solo la puedes ofertar en las universidades públicas. ¿A mí por qué me van a obligar a estudiar en la Nacional porque es gratuita, si en mi proyecto de vida estoy dispuesta a acceder a un crédito en el programa que quiero y pagarlo después con mi trabajo? Yo he vivido en los dos mundos, en el público y en el privado, he visto sus sinergias y creo que no son tan distintas. […] Lo que creo es que a veces el gobierno actual es más prevenido con lo privado y lo juzga con mucha rapidez como generador de pobreza y de inequidades”, asegura.
Restrepo es la menor de seis hermanos, hija de una pareja de campesinos que no pudieron completar sus estudios y que llegaron a Medellín desplazados por la violencia. A ella le tocó una situación menos compleja, pues su papá (asesinado en 2015, a los 81 años, cuando entraron a robar a su finca) pudo pagarle un colegio privado y un pregrado en Administración de Negocios en EAFIT. “El día de mi graduación pensé en lo privilegiada que soy en este país. Yo soy [el ejemplo] de que la educación sí genera movilidad, así que me propuse devolverle eso al mundo”, dice.
Fiel a aquel sentimiento, ha trabajado siempre dedicada al servicio público, incluso en empresas privadas, pero siempre con valor público. Ha sido secretaria de Educación de la Gobernación de Antioquia; vicealcaldesa de Educación, Cultura, Recreación y Deporte de Medellín, gerente del Metro de Medellín y subdirectora de la caja de compensación Comfama. Como interlocutora ante el gobierno para la reforma a la educación dice que siente que aporta: “Es que el gran propósito de mi vida está asociado a la transformación que genera la educación”.
A Restrepo le gusta hablar sin prevención de su necesidad de búsqueda interior, de cómo en ese proceso la ha marcado la muerte de su padre, de su marido y de varios amigos queridos. Confiesa que se le ha pasado por la cabeza irse de monja al Tíbet y que para ella la espiritualidad “es volver a la piel del alma, a ese silencio absoluto en el cual uno se encuentra con lo más profundo”.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar y Fundación Corona.
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