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Daniel Quintero, el nombre de la discordia de principio a fin en el Pacto Histórico

El exalcalde de Medellín, muy resistido en la izquierda a pesar del apoyo de Petro, se baja de la consulta del 26 de octubre después de un camino lleno de controversias

Santiago Torrado

De principio a fin, Daniel Quintero ha sido el nombre de la discordia. Desde que aterrizó en la accidentada consulta del Pacto Histórico remolcado por el presidente Gustavo Petro, hasta su inesperada salida de este miércoles, el mediático exalcalde de Medellín ha estado rodeado por una controversia tras otra. Su retirada vuelve a teñir de incertidumbre la prometida unidad de una izquierda en la que nunca ha militado. Aunque ahora solo el senador Iván Cepeda y la exministra Carolina Corcho siguen en carrera para ser el aspirante presidencial del progresismo, el rostro de Quintero aparecerá junto a ellos el próximo 26 de octubre, pues la Registraduría ha advertido que no tiene la capacidad de reimprimir los 39 millones de tarjetones dispuestos para esa cita electoral en un plazo tan corto.

A pesar de su retirada, Quintero sigue en campaña. En sendas entrevistas ha asegurado que concurrirá a las elecciones del próximo año, y que planea presentarse en marzo a la consulta interpartidista del llamado Frente Amplio, una coalición más amplia, pero algunos expertos advierten que podría quedar inhabilitado después de haberse inscrito en la consulta interna de las izquierdas. Y aunque han pasado ya casi dos años desde que salió de la Alcaldía de Medellín con bajos niveles de aprobación, nunca ha dejado de dar sus acostumbrados golpes de efecto. Su trayectoria se ha basado en llamar la atención, más que en ideologías. “Vamos a cerrar el Congreso corrupto y sinvergüenza y a llamar a una Constituyente para arreglar todo lo que no funciona”, llegó a declarar en un video con algunas de sus propuestas.

Quintero llegó en 2020 a la Alpujarra, la sede del gobierno local de Medellín, ofreciéndose como una opción independiente de los poderes tradicionales. Para entonces ya había sido un político camaleónico, con pasado en los partidos Liberal y Conservador. También creó el vistoso pero informal Partido del Tomate, fue militante del Verde, trabajó en el Gobierno de Juan Manuel Santos y, desde la Alcaldía, se volcó en las redes sociales para entregar en su día un indisimulado apoyo a la candidatura de Gustavo Petro, lo que le valió una suspensión de la Procuraduría.

Con esos antecedentes aterrizó como uno de los múltiples precandidatos que competían en un primer momento por la candidatura presidencial del Pacto Histórico, a pesar de ser muy resistido en distintos sectores del progresismo. Y de sacarse chispas con otros aspirantes. También llegó con el lastre de estar imputado por un caso de corrupción cuando gobernaba Medellín. El exsenador Gustavo Bolívar –que acabó por adherir a Cepeda para que fuera él quien atajara las aspiraciones de Quintero– fue uno de los más vocales a la hora de ventilar sus reparos. Incluso dijo que no pensaba apoyar al exalcalde bajo ninguna circunstancia, por no representar los valores progresistas.

“El tema no es personal. El problema es que en 2022 yo hice campaña atacando a Rodolfo Hernández porque era imputado por corrupción. ¿Cómo le digo hoy a la gente que los imputados de la derecha son malos, pero los acusados de corrupción de nuestro lado sí son buenos? Ese no es un camino de coherencia”, señaló Bolívar en entrevista. “Si yo voy a la consulta y gana Daniel Quintero, tendría que apoyar a una persona que en dos meses estará enfrentando un juicio por corrupción”.

No fueron las únicas críticas, a pesar de que el propio Petro pidió a sus alfiles no vetar a Quintero. Aunque el presidente no puede participar abiertamente en política, el exalcalde parecía contar con su guiño, que tan esquivo ha sido para algunos de sus escuderos más fieles, como el propio Bolívar. La exministra de Ambiente Susana Muhamad –que también acabó por adherir a Cepeda– es otra de las aspirantes originales que señaló su oportunismo político. “Él no es un progresista”, dijo a este periódico. “El progresismo y la izquierda deberían ser un espacio que no renuncia a cambiar las formas tradicionales de hacer política en Colombia ni a transformar el sistema político, y eso no lo representa Daniel Quintero. No es un problema personal ni de sectarismo político”.

En medio de esas tensiones, la consulta del Pacto se tropezó con todo tipo de escollos jurídicos. En ese corto camino, Quintero se las arregló para perfeccionar los golpes de efecto que lo han hecho popular en redes sociales, un lenguaje que domina con un estilo provocador. Tres de ellos, en un esfuerzo por cortejar el respaldo de Petro, fueron empuñando sendas banderas que desataron polémicas por distintas razones: la de Colombia, la de Palestina y la de la guerra a muerte de Simón Bolívar.

Primero, izó la bandera tricolor de Colombia en la isla Santa Rosa de Loreto, en medio del río Amazonas, el pequeño territorio que está en el centro de un diferendo limítrofe con Perú y que el presidente Petro ha tratado de convertir en una causa nacional. Después, irrumpió en el Congreso Empresarial Colombiano, al que no estaba invitado, en Cartagena, y saltó a la tarima con una bandera de Palestina. “Con el dolor y la impotencia de un genocidio que no se logra parar, yo pido que nadie mercadee electoralmente con el dolor del pueblo palestino”, declaró entonces Muhamad, de ascendencia palestina. Por último, Quintero se grabó este mes en otro video desde el puente de Boyacá donde empuñaba la controversial bandera de la guerra a muerte de Bolívar, un periodo de violencia extrema en la guerra de independencia venezolana que Petro suele reivindicar a pesar de las críticas por apelar a esa violencia discursiva.

A pocos días de la consulta del Pacto, la decisión de Quintero fue inesperada. Sus alcances jurídicos y políticos se antojan imprevisibles. El exalcalde de Medellín solo podría concurrir a la consulta del Frente Amplio, en marzo, como ganador de la consulta de este 26 de octubre, apunta la directora de la Misión de Observación Electoral (MOE), Alejandra Barrios. Explica que Quintero ya fue reconocido como precandidato del Pacto Histórico, y los plazos para pedir modificaciones están cumplidos. “Si se retira, debe respetar la decisión de la consulta. No puede presentarse por ninguna otra organización política”, valora la experta. Bajo esa interpretación de la ley, su rostro solo aparecerá en los tarjetones que ya están impresos.

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Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.
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