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Los seguidores de Gustavo Petro mantienen el optimismo tras el hundimiento de la reforma laboral: “Es el inicio de la campaña por la consulta popular”

El presidente de Colombia levanta la moral de sus bases con una arriesgada propuesta de llevar el proyecto a las urnas. “¡Arranca la movilización permanente!”, exclama ante una Plaza de Bolívar repleta de simpatizantes

Reforma Laboral en Colombia
Una mujer grita mientras sostiene un afiche a favor de las reformas del presidente Gustavo Petro, en la Plaza de Bolívar, el 18 de marzo de 2025.Diego Cuevas
Lucas Reynoso

El ánimo en la Plaza de Bolívar cambió en cuestión de minutos. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, comenzó su discurso poco antes de la una de la tarde de este martes con expresiones de enojo y bronca contra el Congreso, al que señala de obstaculizar sus reformas sociales. “Han traicionado al pueblo, se han arrodillado al dios falso del dinero”, exclamó. Sus seguidores replicaron el rechazo. “Son solo ocho”, gruñó el maestro Carlos Jaime Fajardo, en referencia a que la reforma laboral estaba a punto de ser archivada sin haber pasado siquiera a la plenaria, con los votos de ocho senadores en una comisión. Minutos después, el presidente proclamó el inicio de un proceso alternativo para impulsar la ley a través de una consulta popular. “¡Arranca la movilización permanente!”, resaltó. El maestro que lo escuchaba replicaba la felicidad: “Más allá del resultado, el movimiento quedará organizado. Nos permitirá soñar con que otra Colombia es posible”.

El Gobierno de Petro enfrenta un sinnúmero de dificultades, pero a año y medio del fin de su mandato ha redoblado la apuesta con un llamado a las urnas. “El pueblo debe tomar en sus manos la decisión de la historia de Colombia”, exclamó en la plaza. Es una apuesta arriesgada: necesita la participación de más de 13 millones de personas, cuando él fue elegido con 11 millones, y existe el precedente del fracaso del plebiscito que promovió Juan Manuel Santos en 2016 para refrendar los acuerdos de paz con las FARC. Si Petro fracasa, quedará aún más debilitado.

Sin embargo, la propuesta de la consulta le permitió contener el impacto del hundimiento de la reforma laboral en la moral de sus seguidores. Los asistentes a la marcha en Bogotá abandonaron la plaza a inicios de la tarde con expresiones de optimismo. “Mientras haya una herramienta democrática por usar, hay esperanza”, resumió Liliana Escobar, una docente que vino desde Sibaté, un pueblo a 40 kilómetros de la capital. “La consulta es arriesgada, pero vimos que hoy se movilizó mucha gente en todo el país. Comienza un trabajo pedagógico [para sumar apoyos]”, añade. Algunos se fueron con la convicción de que ganará la eventual consulta. Otros, más allá del resultado en las urnas, se fueron contentos por haber participado de una jornada que sirvió como catarsis ante las dificultades legislativas. “Pudimos protestar libremente contra el Congreso. No nos echaron gas como otros gobiernos”, dijo Patricia Cortes, una ama de casa.

Asistentes a la marcha a favor de las reformas del gobierno miran la transmisión del debate de la reforma laboral, en la Plaza de Bolívar.
Asistentes a la marcha a favor de las reformas del gobierno miran la transmisión del debate de la reforma laboral, en la Plaza de Bolívar.CHELO CAMACHO

Las marchas de este martes mostraron que el presidente retiene su capacidad de convocatoria. Estudiantes, indígenas, sindicatos y militantes de izquierda colmaron las calles de Bogotá y de otras ciudades. La reforma laboral fue un aglutinador potente: tiene puntos tangibles de mejora de los derechos laborales, a diferencia de las consignas más abstractas de otros proyectos legislativos. “Yo ya he trabajado y me pagaban nocturnos desde las diez de la noche. Me parece justo que, con la reforma, se paguen a partir de las siete”, comentó Andrés Rocha, un estudiante de Derecho de la Universidad Cooperativa.

Algunos participantes se identificaron como petristas desde hace años, pero otros enfatizaron su independencia. Gerardo Jumi, consejero general de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), subrayó que ellos pensaban en movilizarse contra “la obstrucción del Congreso” desde antes de la convocatoria del mandatario. “Apoyamos todas las reformas del Gobierno, pero tenemos nuestra propia agenda”, resaltó, en referencia a los reclamos por la reglamentación del sistema educativo indígena y los censos agropecuarios. Yaser Andrade, un estudiante de Ingeniería Agrícola, comentó que él no es petrista, sino militante de izquierdas. “Creo que el presidente querrá capitalizar [la marcha] a su favor, pero muchos de nosotros somos críticos de él y de las concesiones que le ha hecho a la clase política tradicional. Venimos por las condiciones laborales [que contemplaba la reforma], más allá de sí él es quien convoca”, aseguró.

Gustavo Petro durante su discurso en la Plaza de Bolívar.
Gustavo Petro durante su discurso en la Plaza de Bolívar.Mariano Vimos

Es evidente el riesgo de que Petro dilapide el capital político que le queda y quede como un pato rengo, como se denomina a los mandatarios que atraviesan debilitados el final de sus mandatos. “Creo que él sabe eso”, apuntó Andrade. Para él, Petro ha ganado tiempo entre sus seguidores: “Una movilización activa a la gente y la pone contenta. Vemos que sigue en pie de lucha y que es el inicio de la campaña por la consulta popular. Lo que queda es ganar votos”.

Mensaje al Congreso

Más temprano, el enojo con la oposición dominó la marcha. “Congresista, si no apoyas a tu pueblo, después no vengas por mi voto”, se leía en un cartel. “Ocho acomodados desde una mesa en el Congreso no van a definir el futuro que millones hemos luchado en las calles”, decía otra pancarta. El recuerdo del expresidente derechista Álvaro Uribe (2002-2010) estuvo muy presente. Los participantes lo señalaban de haber perdido derechos por su culpa: el inicio de la jornada nocturna, por ejemplo, pasó desde las seis de la tarde a las nueve en su Administración. “No todos los derechos de la reforma son nuevos. Algo central es que queremos recuperar los que perdimos con Uribe”, comentó la congresista oficialista María Fernanda Carrascal.

Varias personas marchan a favor de las reformas sociales, en la carrera séptima, en Bogotá.
Varias personas marchan a favor de las reformas sociales, en la carrera séptima, en Bogotá.Diego Cuevas

Los promotores de la marcha cuestionaron la legitimidad del Congreso para hundir la reforma. Carrascal enfatizó en que no se debía archivar el proyecto de entrada, sino discutir sus contenidos de forma detallada. “El Congreso fue electo para debatir, no para archivar. En la Cámara de Representantes construimos un proyecto con propuestas de todas las bancadas”, dijo. Algo similar opinó la senadora María José Pizarro, que marchaba detrás de una pancarta del Movimiento Nacional por la Democracia Energética: “Son solo un puñado de congresistas que se oponen a los derechos de la mayoría. No quieren que llegue a la plenaria porque saben que se aprobaría”. Para ella, los contradictores del proyecto solo responden a los intereses de los grandes gremios. “No son la mayoría. La mayoría está aquí, en la calle”, aseguró.

Mientras tanto, los participantes ya se preparan para más marchas. “Esto es un precalentamiento para el movimiento indígena. Vamos a mantener las movilizaciones permanentes, espaciadas, reivindicativas”, subrayó Jumi, de la ONIC. “Lo que tiene que esperar ahora el Congreso son las grandes movilizaciones que denunciarán el bloqueo institucional”.

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Sobre la firma

Lucas Reynoso
Es periodista de EL PAÍS en la redacción de Bogotá.
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