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Gustavo Petro
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La nueva apuesta del presidente Petro

En respuesta a la crisis política que enfrenta su gobierno, el presidente colombiano hace un nuevo intento por reorganizar su equipo y mantener cerca a sus aliados, sin tener que sacrificar la permanencia de ningún sector

Nuevo gabinete de Gustavo Petro
Gustavo Petro durante la presentación del nuevo Gabinete en el centro de las artes Delia Zapata Olivella, en Bogotá, Colombia, el 27 de febrero 2025.Presidencia de Colombia

El tono del presidente Petro en sus más recientes discursos y entrevistas ha estado lejos del triunfalismo que en los primeros años de su mandato buscó proyectar. Con frecuencia, el presidente ha hablado ante la ciudadanía de su desconfianza frente a sus propios aliados, de su miedo constante a la traición y su infelicidad en el cargo. En respuesta a la crisis política que enfrenta su gobierno, en los últimos días el país ha visto un nuevo intento del presidente de reorganizar su equipo de trabajo de cara al último año de su periodo constitucional.

Petro ha culpado a sus ministros por el incumplimiento de sus promesas de campaña, por no saber interpretar su visión sobre los distintos frentes y por sostener aspiraciones políticas que pueden ir en contravía con los intereses del Ejecutivo. Estos reclamos, sumados a las profundas tensiones entre las diferentes tendencias políticas que conforman el gabinete, han llevado a que varios ministros protesten en público y en privado por el rumbo que ha tomado la administración. En cuestión de pocas semanas, el país ha sido testigo de peleas entre ministros, embajadores y altos funcionarios que mandan un mensaje de caos y de falta de coordinación ante la ciudadanía.

Todo indica que la nueva apuesta del presidente Petro busca poner orden en medio de los enfrentamientos que el país entero vio en el Consejo de Ministros televisado y en las semanas que vinieron después. Su decisión, vista como la suma de los anuncios entregados el jueves pasado en el Teatro Colón y otros que la prensa ha anticipado, es su reconocimiento de con quiénes están sus apoyos, y revela que por más que varios ministros rechazaran la llegada de Benedetti a un nuevo cargo del alto gobierno, el presidente ha depositado un creciente poder en él. Pero también con los nuevos movimientos en su equipo, el presidente ha buscado mostrarle a los sectores que lo han acompañado durante décadas que los ha escuchado y que se pueden alcanzar acuerdos sobre los motivos de sus reclamos.

Nombramientos como el de Benedetti dejan mucho por desear y muestran el lado menos coherente del presidente con muchas de sus tesis de campaña, pero también evidencian su mirada más pragmática sobre cómo debe hacerse la política. La llegada del exsenador al más político de los ministerios también debe entenderse como un último intento de Petro de resolver de fondo las quejas que llevaron a la renuncia de varios de sus funcionarios más cercanos. Desde el Ministerio del Interior, Petro tendrá a Benedetti manejando las relaciones políticas y legislativas del gobierno en pleno año electoral, lo que sin duda resulta crucial para el presidente, pero sin tener roles de mando sobre el gabinete, en respuesta a la principal queja de los ministros que levantaron la voz contra su designación.

El presidente Petro ha reconocido en sus discursos que los proyectos de su administración pasan por una hora difícil y es probable que entre más se acerque el año electoral, los congresistas encuentren menos motivos para asumir los costos políticos de aprobar reformas tan controvertidas como la de la salud. Ante un panorama así de complejo, es poco lo que un ministro del Interior puede hacer para cambiar la suerte de las reformas, y más si se tiene en cuenta que Benedetti será el cuarto titular de esa cartera en menos de tres años. Más parece que su nombramiento, pocos meses antes de la temporada electoral, se da con la vista puesta en la organización del petrismo para las votaciones de 2026.

Otro ingrediente de la nueva apuesta de Petro ha sido el cambio de rol y de escenario de Laura Sarabia, luego de que algunos funcionarios reclamaran durante meses que desde su cargo dificultaba el acceso al presidente. Desde su nueva y compleja tarea como canciller, Sarabia tendrá que demostrar todas sus capacidades por su cuenta, desde contextos muy distintos al del Palacio de Nariño, y dejará de tener el mando que ejerció sobre los ministros. Esto puede ser entendido como un triunfo para quienes se quejaron por su intermediación en el acceso a la agenda presidencial.

Con Benedetti y Sarabia ocupando cargos del alto gobierno pero sin poder sobre los ministros, todo indica que los sectores de izquierda, que protagonizaron una visible rebelión dentro de la administración Petro, se quedarán en el gabinete en esta recta final. Así mismo, según todos los pronósticos, el cargo de la jefatura de despacho quedará en manos de algún dirigente cercano a la izquierda y casi todos quedarán contentos con los cambios, con la excepción de la vicepresidenta Francia Márquez. La baja ejecución en la cartera que lideraba y su distanciamiento con Petro –en público y en privado– llevó a que el presidente la apartara del Ministerio de la Igualdad y dejó la relación entre los dos en su punto de mayor tensión.

Así como el país vio con sus ojos la crisis política transmitida en directo desde el Consejo de Ministros y los bandos en los que distintos funcionarios se encontraban, ahora el presidente Petro busca recomponer su equipo y mantener cerca a sus aliados, sin tener que sacrificar la permanencia de ningún sector a cambio de cumplir las expectativas de otros. Pero también hay que recordar que antes del inicio de una temporada electoral, cualquier crisis debe leerse bajo la perspectiva de los cálculos políticos. Para algunos miembros del gobierno nacional, la ruptura del gabinete llegó en el mejor momento posible, pues se acercaba la fecha límite para renunciar y poder aspirar sin inhabilidades a la Presidencia y al Congreso. Esa coyuntura les ha permitido desmarcarse de algunos integrantes del gobierno y buscar recuperar la simpatía de los sectores del centro que se han distanciado de la administración.

Está por verse si la reconfiguración del alto gobierno será suficiente para detener las disputas públicas entre miembros de la presidencia Petro. Pocas cosas hacen tanto daño a un gobierno y contribuyen tanto a la percepción de desorden y caos que el constante enfrentamiento entre miembros de un mismo equipo.

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