Petro presenta el reemplazo de Francia Márquez en Igualdad como gran novedad de su nuevo gabinete
La vicepresidenta había denunciado amenazas contra su vida tan solo horas antes de que el presidente protagonizara una ceremonia llena de símbolos macondianos. Petro no mencionó siquiera a Márquez, quien no asistió
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Como un performance, entre mariposas amarillas colgantes, una foto de Gabriel García Márquez a sus espaldas, y un escenario ambientado con sombreros y tambores, el presidente Gustavo Petro ha protagonizado la que llamó la presentación de su nuevo gabinete ministerial. Tras una intervención del Coro Nacional de Colombia en la sala principal del Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella, un centro cultural en el corazón de Bogotá, dio la bienvenida a 7 ministros, de 19 carteras que componen el Gabinete. Cinco de ellos ya habían sido informados oficialmente, dos fueron novedades parciales, pues los precedían rumores. Estaban sentados a su izquierda: Armando Benedetti (Interior), Pedro Sánchez (Defensa), Edwin Palma Vega (Minas y Energía), Lena Estrada (Ambiente), Yannai Kadamani (Culturas), Patricia Duque (Deporte) y Carlos Rosero (Igualdad). La presencia de este último fue la gran noticia de la noche, porque significa la salida de la vicepresidenta Francia Márquez de una cartera creada e impulsada por ella.
Petro no se refirió a Márquez, ausente en el auditorio en el que los demás miembros del alto Gobierno estaban cómodamente sentados. Aunque la líder afro había publicado pocas horas antes un comunicado en el que denunciaba que su vida corre peligro por haber denunciado corrupción en el Gobierno, el presidente no se solidarizó con ella. Tampoco le agradeció su trabajo como ministra. “Mi compromiso con Colombia no termina por estar dentro o fuera de un ministerio”, había escrito la hoy exministra, la única del gabinete que no siguió la instrucción de Petro de presentar una renuncia protocolaria. Como en el sonado Consejo de Ministros televisado, en el que Márquez mostró sin tapujos su descontento con su propio Gobierno, Petro la ignoró. Esa noche de martes, la vicepresidenta se quejó de ser evaluada como ministra a la par de sus colegas cuando, recordó, había iniciado el ministerio desde cero, con la dificultad que eso conlleva. También levantó entonces su voz de protesta contra Laura Sarabia y Armando Benedetti: “Tal vez esto me cueste quién sabe qué”, dijo.
Y le costó. Si Benedetti estaba en el grupo de nuevos ministros, en las primeras filas del teatro estaba Sarabia, hoy ministra de Relaciones Exteriores. También se veían Guillermo Alfonso Jaramillo, de Salud; Yesenia Olaya, de Ciencia; Daniel Rojas, de Educación; María Fernanda Rojas, de Transporte; o Ángela María Buitrago, de Justicia. Eso no implica necesariamente que sigan en sus cargos. El presidente aclaró, al inicio de su discurso de 40 minutos, que realmente no estaba presentando un nuevo gabinete: los siete que estaban a su izquierda no se han posesionado, los acompañaban dos embajadores y, sobre todo, explicó que aún faltan más cambios. Algunos claros, como el del ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, donde sigue en interinidad Belfor García; otros, quizás, todavía por revelar. Tras tres semanas largas de cambios a cuentagotas, el evento no fue el cierre del recambio, sino la salida de Márquez.
Petro habló de temas que le son queridos. Del Acuerdo de Paz de 2016 con las FARC, de las dificultades que encuentra en sacar adelante iniciativas (”No gobierna el pueblo, gobierna la burocracia”, se lamentó), del Hospital San Juan de Dios o del metro elevado de Bogotá. Terminó haciendo una breve presentación de cada uno de los nuevos ministros. De todos habló, menos de Benedetti, un operador político tradicional cuya llegada al centro del Ejecutivo ha causado molestias entre sectores de izquierda. “No hablo de Benedetti porque la prensa habla mucho de él”, dijo.
Una de sus ideas centrales fue la diversidad. “Este es un gabinete homogéneo ideológicamente, aunque no me gusta la homogeneidad, porque Colombia no es homogénea”, señaló. Más bien, señaló características étnicas de sus ministros: la ascendencia libanesa de la ministra de Culturas, Yannai Kadamani; la trayectoria afrocolombiana de Carlos Rosero, de Igualdad; que Lena Yina Estrada, de Ambiente, sea la primera indígena en llegar a un ministerio. Sobre el nuevo encargado de Defensa, el general en retiro Pedro Sánchez, encaró la polémica que generó haber roto con tres décadas de civiles en el cargo. “Es la posibilidad de juntar Ejército y pueblo, armas y pueblo, que significa que las armas no disparan al pueblo”, argumentó antes de salir al adyacente e histórico Teatro Colón a ver una adaptación operática de la centenaria novela La Vorágine.
Esta fue la segunda aparición pública del gabinete en televisión nacional en un agitado mes de febrero. La primera ocurrió 25 días antes, cuando el mandatario decidió transmitir, a modo de alocución, un Consejo de Ministros en vivo y en directo. “Fue un cabezazo”, reiteró en el teatro, aunque lejos de discutirse asuntos de interés nacional, ese martes el país terminó viendo, en horario prime de televisión, a un gabinete en conflicto, inconforme, con más reparos que acuerdos. Este jueves, en cambio, solo habló él y las voces más críticas tres semanas antes —Márquez, la saliente ministra de Ambiente Susana Muhamad, el director de Planeación Nacional Alexánder López, el director de la Unidad de Protección Augusto Rodríguez— estaban ausentes. En eso sí había homogeneidad.
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