Los escándalos alrededor del Gobierno de Petro lastran la percepción de corrupción de Colombia
El país pierde su ligero avance en el ránking anual de Transparencia Internacional al caer cinco puestos
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La sensación de corrupción generalizada no da tregua en Colombia. Los escándalos de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos y de Desastres (UNGRD), las acusaciones de nepotismo empresarial contra el gerente de Ecopetrol y las presuntas irregularidades en la financiación de la campaña del presidente Gustavo Petro han lastrado el pequeño avance que había conseguido la percepción de transparencia en el país. Así lo acredita el Índice de Percepción de la Corrupción publicado este martes: Colombia obtuvo en 2024 una calificación de 39 sobre 100 puntos, uno menos que el año anterior. Es la primera caída desde 2017, una mala noticia pues, a menor puntaje, es mayor la sensación de corrupción que se registra en un país.
Colombia no solo ha recortado su puntaje, que había crecido por primera vez en 2023 después de cinco años estancado, sino que además ha caído cinco puestos en el ránking global de 180 Estados evaluados. Aún muy lejos de los puntajes de varios países de la región como Uruguay (76), Chile (63) o Costa Rica (58), se ha posicionado por encima de otros vecinos: Argentina (37), Brasil (34), Ecuador (32) y Perú (31). Entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Colombia solo supera a México y a Turquía.
Transparencia Internacional, la organización que realiza este índice, señala que la caída de la puntuación de Colombia se explica ante la poca efectividad del Gobierno en posicionar la lucha contra la corrupción como una prioridad. “El contexto del Ejecutivo es en este momento bastante retador y hay que decirlo: la apuesta de Petro no se ha podido materializar, está completamente desdibujada. Los esfuerzos importantes, como la estrategia anticorrupción expedida en diciembre, queda borrada ante los escándalos”, añade por teléfono Andrés Hernández, director de la sección colombiana de la organización.
Son varios los escándalos que golpearon durante 2024 la imagen de transparencia del Ejecutivo. Luego de un 2023 convulso marcado por las acusaciones de supuesto lavado de activos por parte de Nicolás Petro, hijo del mandatario, se destapó uno de los mayores golpes para el Gobierno: el desvío de recursos de la UNGRD. El descubrimiento de los sobrecostos en la compra de carrotanques para distribuir agua en La Guajira fue solo el comienzo. El entonces director de la entidad y antiguo aliado político de Petro, Olmedo López, habló de una corrupción generalizada que tocó a la Casa de Nariño y al gabinete ministerial. Por el caso están investigados Sandra Ortiz, exconsejera de Petro; y Ricardo Bonilla, su exministro de Hacienda.
También se desvelaron los señalamientos contra el presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa, de nepotismo empresarial. La pareja de quien fue gerente de la campaña presidencial de Petro, Julián Caicedo Cano, fue acusado de tener injerencia dentro de la empresa más grande del país, de mayoría estatal. Varios exdirectivos de la compañía denunciaron que incluso favorecía la contratación de familiares suyos.
La estocada llegó en octubre. El Consejo Nacional Electoral abrió una investigación formal a la campaña presidencial de Petro por presuntamente violar los topes de financiación permitidos por la ley. La indagación, calificada por el mandatario de un intento de golpe blando, ha acabado por afectar la imagen de transparencia del Ejecutivo.
Ahora, la campaña ha vuelto al centro de atención luego de la revelación de la revista Cambio de que el contrabandista conocido como Papá Pitufo, ahora detenido en Portugal, inyectó 500 millones de pesos (unos 120.000 dólares) a la candidatura del presidente, aunque este los habría devuelto. Tampoco ha ayudado la renovada cercanía de Petro con Armando Benedetti, en juicio por corrupción, al nombrarlo jefe de Despacho, acción que ha dinamitado al Gobierno.
Sergio Guzmán, director del centro de análisis Colombia Risk, afirma que Petro repite la estrategia de Gobiernos anteriores ante casos de corrupción: “El Gobierno sabe que la corrupción es problemática y sabe que hay gente de adentro que está involucrada íntimamente en estos actos. Pero usa una narrativa en la que acusa a los implicados de ser unos infiltrados, además de servirse de la misma fórmula: que los Gobiernos anteriores eran peores”, señala por llamada.
Para el experto, estos casos se han convertido en una bala de plata para la oposición de cara a las elecciones de 2026. Una de las candidatas a la Presidencia del uribista Centro Democrático, María Fernanda Cabal, manifestó que el “dinero sucio sigue persiguiendo cada rincón del petrismo” tras destaparse la historia de Papá Pitufo. “La corrupción, los favores con el narcotráfico y la financiación irregular de su campaña ya no son meras sospechas: son hechos que se acumulan como prueba de la podredumbre que rodea su Gobierno”, condenó en X. La también candidata Vicky Dávila, arremetió por su parte: “Esa podredumbre hay que erradicarla, pero la justicia debe actuar. Los colombianos merecen que quien tenga el cargo de presidente sea digno e incorruptible”.
De cara a este año, Transparencia Internacional resalta la importancia del procurador general, Gregorio Eljach, que deberá “demostrar rápidamente su independencia y efectividad en casos clave”. El antiguo secretario del Senado, ternado por el presidente, ya ha dado señales en este sentido en el mes que lleva en el cargo: “Yo soy el procurador. Y el procurador no tiene jefes”, respondió en una entrevista acerca de su autonomía. Para la organización, el Congreso y las Administraciones regionales también cumplirán un rol vital. Con la reforma al Sistema General de Participaciones, el esquema por el que el Estado central les reparte recursos, los gobiernos locales tendrán más poder y capital, por lo que “el aumento de transacciones políticas y prácticas clientelistas podría elevar los riesgos de corrupción en la asignación de recursos”.
La nueva crisis del Gobierno, que afecta a todos los ministerios, presenta un nuevo reto, apunta Guzmán. “El Gobierno ha tratado de posicionar su narrativa como luchador contra la corrupción, pero no va a ser capaz de hacer avances, máxime si [Petro] se pone a cambiar ministros a diestra y siniestra. Alguien tiene que luchar contra esta problemática y, si no son los ministros, ¿quién va a ser?”, cuestiona.
Metodología del Índice
En el Índice de Percepción de Corrupción, uno de los principales medidores del sector en el mundo, la puntuación de un país es el nivel que se percibe de corrupción en el sector público en una escala de 0 a 100. Entre más corrupto, más bajo es el puntaje. El cálculo se realiza a partir de una decena de estudios y evaluaciones de distintas instituciones como el Banco Mundial y el Foro Económico Mundial. Como cada fuente emplea escalas diferentes, Transparencia Internacional estandariza los datos y mide el desempeño de cada país.
"Es un índice muy rico, pues mira varios factores como la independencia judicial, la corrupción política, los casos de pagos de sobornos... Da una fotografía bastante integrada y actualizada de la situación de cada uno de los 180 países que analizamos", explica Hernández.
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