Un nuevo comienzo: mis deseos de Año Nuevo para la educación en Colombia

Concluimos un año desafiante para el sector educación en todo el mundo, como ha ocurrido de manera sistemática en los últimos años. De acuerdo con Unicef, mil millones de niños y niñas, casi la mitad de la población infantil a nivel mundial, están expuestos a un “riesgo extremadamente alto” de sufrir las consecuencias del cambio climático. Esta es una realidad que moldea las decisiones de política pública educativa en todos los sistemas educativos y que para el contexto colombiano plantea unos derroteros específicos si se considera el impacto del conflicto armado en esta población, el nivel de necesidades básicas insatisfechas y el estado de cosas inconstitucional.

Escribo esta columna en las últimas horas del 2024 reflexionando cómo cierra el sector educación en el mundo, como una manera de agradecer a todas las personas que me acompañaron en este año que termina y proponer algunas reflexiones prospectivas frente al 2025.

Estos son mis deseos de año nuevo para la educación en Colombia.

Más financiamiento

Anhelo que el Gobierno continúe priorizando el sector educación y que en articulación con la cooperación internacional y la filantropía se consoliden los recursos necesarios para mejorar el acceso con equidad, la oferta con calidad y una infraestructura digna. En este aspecto es vital que se articulen, de manera más estratégica, las fuentes existentes en los diversos sectores para que sea una meta del Estado en su integralidad. Si todos los sectores centran las metas de educación en su gestión, el país avanza con mayor celeridad y fortaleza.

Más acceso equitativo

Anhelo que todos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes en Colombia tengan acceso equitativo a educación. Aún el 40% de los estudiantes en Colombia no alcanzan estándares mínimos en lectura y matemáticas, y sigue profundizándose la brecha educativa entre los estudiantes de diferentes estratos socioeconómicos y de las zonas rurales vs. las urbanas. Continuar el fortalecimiento del preescolar de tres grados y de los programas de tránsito inmediato a educación superior es vital para cerrar estas brechas.

Más calidad con dignificación de la labor docente

Deseo que las y los docentes de las instituciones educativas continúen recibiendo los recursos necesarios para que avancen en sus procesos de formación. Si el sistema educativo cuenta con docentes con la capacitación relevante para este siglo XXI, podemos acelerar aprendizajes y lograr estándares internacionales. Esto permitirá aumentar la tasa de graduación con orientaciones más adecuadas para que los nuevos graduados naveguen el mercado laboral de acuerdo a sus proyectos de vida.

Para el caso de la educación superior, el decreto 0529 de 2024 abre las puertas para seguir fortaleciendo el sistema de aseguramiento de la calidad de las instituciones de educación superior y el desarrollo de programas de formación pertinente a cada territorio.

Una menor brecha digital

Que todos los estudiantes de Colombia tengan más y mejor acceso a tecnología y conectividad de alta velocidad para que puedan aprender a través de plataformas de aprendizaje en línea. Los jóvenes del Team Robotics en su visita a Harvard este año nos recuerdan la importancia de superar esta brecha.

Más inclusión de la diversidad

Que avancen los compromisos establecidos con los pueblos afrodescendientes, indígenas, Rrom y campesinos. Regular el derecho fundamental a la educación de estos grupos de poblaciones es una deuda que tiene el país y que se debe saldar prontamente para garantizar niveles básicos en lectura, escritura, matemáticas y ciencias. Abordar las necesidades de las y los estudiantes con diversas discapacidades hará el sistema más solido y justo.

En esta área también deseo que se fortalezca la educación ambiental para que toda esta diversidad de estudiantes que integran el sistema educativo puedan ayudar a generar soluciones innovadoras a los retos climáticos que enfrenta el mundo.

Más seguridad y bienestar en las escuelas

Las escuelas deben ser entornos seguros y protectores. Los años fundacionales de la población más importante de nuestra sociedad se viven en estas instituciones. Por esta razón, es necesario fortalecer los programas que involucran a la Policía para garantizar entornos con mayores niveles de protección.

Fortalecer la educación técnica y tecnológica en formato dual

Que la educación técnica y tecnológica se fortalezca y se creen incentivos para que sea más valorada por la sociedad. El rol del SENA en el sector educación y los programas de tránsito inmediato a educación superior pueden ayudar a que las metas de acceso se fortalezcan. Según Unesco y OCDE, Singapur, uno de los países que se destaca en 2024 por sus logros en educación, es conocido por su enfoque en la educación basada en habilidades, que se centra en desarrollar habilidades prácticas y aplicadas en los estudiantes. Una de las políticas públicas que ha implementado ese país es la creación de un sistema de educación dual, que combina la educación teórica con la práctica en el lugar de trabajo. Además, ha implementado un sistema de evaluación continua, que permite a los docentes ajustar su enseñanza para satisfacer las necesidades específicas de cada estudiante.

Más y mejor infraestructura educativa básica y superior

Que se avance en las obras de infraestructura en las zonas rurales dispersas para que no se continúen rezagando las poblaciones que habitan estos territorios.

Potenciar el bienestar estudiantil

Que los jóvenes en las universidades cuenten con más servicios de salud mental, acceso a alimentación balanceada y nutritiva, y apoyo financiero en el curso de sus carreras que incluya más becas, más subsidios y más acceso a múltiples oportunidades de alimentación, vivienda y transporte.

Más formación integral, Centros de Interés y educación emocional

Que la educación emocional sea integrada en el currículum escolar, enseñando a los estudiantes a reconocer, entender y manejar sus emociones de manera saludable, y a expandir sus habilidades sociales y emocionales para una vida plena y exitosa. La educación emocional es fundamental para el desarrollo integral de los estudiantes porque les permite reconocer y entender sus emociones y las de las personas de su entorno, perfeccionar las habilidades necesarias para interactuar de manera efectiva en el aula, manejar el estrés y la ansiedad de manera saludable, tomar decisiones informadas y responsables, fortalecer su autoestima y la imagen positiva de sí mismos. Así nos lo ha demostrado el colegio La Giralda, que ya es un ejemplo para el mundo y fue nominada en los World Best School Prizes por su innovadora apuesta del gimnasio socioemocional.

Tenemos un largo camino por recorrer, pero si la educación es nuestro principal propósito nacional podemos seguir avanzando. El 2025 nos ofrece la posibilidad de un nuevo comienzo, confío en que estos deseos de Año Nuevo se puedan hacer realidad para que la educación en Colombia mejore sustancialmente.