Una bebé embera de tres meses muere en el asentamiento del Parque Nacional de Bogotá
La niña fue encontrada este domingo a las seis de la mañana en una hamaca. Las autoridades no han confirmado las causas
La mañana de este domingo ocurrió una tragedia en el céntrico Parque Nacional de Bogotá, donde unos 700 indígenas embera se asientan informalmente desde octubre pasado. Cerca de las 6 de la mañana, miembros de esa comunidad encontraron una bebé de tres meses en un muy mal estado de salud. La llevaron inmediatamente a una ambulancia que se mantiene permanentemente en el sitio, pero el equipo médico encontró que tenía “rigidez en el cuerpo y pupilas midriáticas”. Es decir, había fallecido. La Alcaldía ha informado que el cuerpo de la niña fue llevado a Medicina Legal, donde se realizará una autopsia. Mientras tanto, sus padres deberán acudir a la Fiscalía de Puente Aranda para presentar una entrevista ante un fiscal.
Demetrios Arias, un líder de la comunidad asentada en el Parque Nacional, dijo este domingo en Noticias Caracol que la bebé quedó sola en una hamaca y ahí se ahogó. “Se murió con esas razones”, explicó. El abuelo de la niña, Virgilio Bitucai, contó a CityTV que la menor estaba durmiendo en una hamaca y que la encontraron muerta. Más de 30 horas después, las autoridades no han dado una explicación oficial.
Tras el fallecimiento, las secretarías de Gobierno y de Salud de Bogotá, la Policía y el Instituto de Bienestar Familiar (ICBF) se desplazaron al Parque para brindar acompañamiento a la familia y a la comunidad. Además, la Administración de Carlos Fernando Galán, alcalde de la ciudad, anunció que “insiste en el llamado al Gobierno Nacional para seguir en un trabajo mancomunado para la atención integral de la comunidad Embera y realice todas las acciones necesarias que permitan un retorno efectivo y seguro a sus territorios ancestrales”.
Justamente, los embera llegaron hace meses al Parque Nacional desde las montañas del noroccidente colombiano, donde viven en pobreza extrema y en medio del conflicto armado. En el centro de Bogotá, bajo la premisa de exigirle al Estado mejores condiciones de vida, empezaron a armar sus cambuches de palos de madera y lonas de plástico y a hacer sus vidas sin agua corriente ni luz eléctrica. No es la primera vez que los embera se asientan en el Parque tras llegar a la capital huyendo de las condiciones hostiles en su territorio ancestral. En septiembre de 2021, un grupo grande se asentó en el mismo parque. Luego, Bienestar Familiar los reubicó en una Unidad de Protección Integral del Distrito (UPI) en La Rioja, en el centro de la ciudad. Según la Secretaría de Salud, para mayo de este año, se encontraban 856 personas viviendo en esa UPI, que apenas tenía capacidad para 300.
Nueve meses después de la segunda ocupación, el asentamiento es cada vez más grande y la presencia de los menores de edad es cada vez más evidente. Cualquier día se puede observar a decenas de niños indígenas corriendo por el Parque, con frecuencia desnudos o descalzos, expuestos al frío, al sol o a la lluvia. No es el único lugar de la ciudad donde los embera, que provienen de territorios en los que el conflicto ha recrudecido, se han asentado. Según un censo publicado a finales de mayo por la Unidad de Víctimas, hay más de 2.100 indígenas de ese pueblo resguardados en diferentes partes de Bogotá.
Luis Fernando Arcete, líder de la comunidad, contó a finales de abril en Canal Capital que los niños embera del Parque Nacional sufrían de muchas enfermedades. Elkin Vitukay Cintua, otro vocero, aseguró que, pese a las precarias condiciones de vida en el Parque, las autoridades no estaban visitando el sitio. Justamente, un juez de la República falló el pasado viernes una tutela que ordena al ICBF hacer seguimiento a los menores del Parque Nacional. Dos días después falleció la niña de tres meses.
La tutela, interpuesta por el concejal de Bogotá por el derechista Centro Democrático, Julián Uscátegui, afirma que “los niños de la comunidad embera, asentados en el Parque Nacional, se encuentran en condiciones críticas. Testigos del sector denuncian casos de maltrato, violencia, abuso, abandono y mendicidad”. Unos días antes, el secretario de Salud de la capital, Gerson Bermont, había denunciado dos casos de mutilación genital ocurridos en la comunidad embera en Bogotá: una bebé de 23 días de nacida y otra niña de 13 años. Entre su llegada a la capital en 2021 y mayo de 2023, la entidad de salud reportó que 18 emberas fallecieron en Bogotá. Los líderes de la comunidad, sin embargo, elevan esa cifra a 39, incluidos 30 menores de edad.
El 11 de enero de este año, un niño embera murió de una infección respiratoria en el Hospital Santa Clara, en Bogotá. Tenía cinco años. Según informó entonces la Alcaldía, el menor había llegado el 27 de diciembre de 2023 al centro de acogida en La Rioja. “La Secretaría Distrital de Salud reitera el llamado al Gobierno Nacional para que reconozca la emergencia que está afectando a esta población. Además, a que desde el Puesto de Mando Unificado (PMU) se tomen decisiones de fondo para que los integrantes de estas comunidades indígenas, que están en la ciudad, puedan retornar a su territorio de origen y mejoren sus condiciones de vida para garantizar sus derechos, especialmente de niños, niñas y mujeres”, declaró la Alcaldía tras el fallecimiento. Desde entonces, el asentamiento en el Parque Nacional ha seguido creciendo.
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