Oro, tortura y brujería: una madre es condenada a 51 años de cárcel por el homicidio de su niño pequeño
Sandra Patricia Caro y su pareja, Fabián Andrés Carmona, han sido encontrados culpables de la muerte de Maximiliano Tabares, quien tenía seis años. La secta de la que hacían parte le propinó una golpiza durante dos días como parte de un ritual
Maximiliano Tabares, un niño de seis años, murió por una brutal paliza. Varios miembros de una secta llamada Los Carneros, de la que hacían parte su madre y padrastro, golpearon a Maximiliano durante dos días, sin piedad, como parte de un ritual. De acuerdo con la Fiscalía, Los Carneros buscaban una guaca de oro en la zona rural del municipio de Remedios, al nororiente de Antioquia. Pero el oro no aparecía. Fabián Andrés Carmona, el padrastro, decidió que el fracaso se debía a que Maximiliano estaba poseído por un demonio. Quería sacárselo. Por ello, empezó un ritual el 19 de septiembre de 2022. Maximiliano falleció dos días después. Este miércoles, tras 20 meses de investigación y proceso judicial, un juez condenó a los responsables. Sentenció a Carmona y a la madre, Sandra Patricia Caro, a 51 años de cárcel por los delitos de homicidio, tortura y desaparición forzada. Todos agravados.
El caso empezó el 21 de septiembre de 2022. Ese día, cuando Maximiliano ya había muerto, su madre reportó su supuesta desaparición. Dijo a las autoridades que el niño había salido a comprar arepas a una tienda cercana, en el corregimiento La Cruzada, y que nunca volvió. La Policía y los 30.000 habitantes de Remedios entraron en alerta. Rápidamente, la Fiscalía descubrió que la versión de la madre era falsa. Algunos vecinos contaron a los investigadores Maximiliano que no había ido a la escuela en varios días. Otro relató que el día de la desaparición había visto a miembros de la secta subir al niño a un motocarro y llevárselo ―un juez luego determinó que esto era cierto―.
La zozobra empezó a apoderarse del pueblo. Muchos sospechaban de la familia. Las acusaciones se intensificaron a inicios de octubre, cuando un vecino grabó un video revelador. En las imágenes, confirmadas por la Policía, se ve a la madre agachada ante una fogata. Es de noche y está quemando ropa de niño, presuntamente de Maximiliano. A los pocos días, seguros de que la mamá y su secta tenían algo que ver con la desaparición del niño, un grupo de vecinos apedreó su casa. La Fiscalía se sumó el 18 de octubre a los señalamientos. Expidió órdenes de captura en contra de seis presuntos miembros de Los Carneros. Fueron capturados en las siguientes horas la mamá, el padrastro, la abuela y su pareja sentimental. También Robinson Arboleda, conocido como alias Orejas, y su novia, Susana Ceballos Zapata.
Aunque la abuela y su pareja fueron absueltos, la captura de Orejas fue un punto de quiebre. Él fue quien lo confesó todo: la secta, el ritual, la guaca, las palizas. El 27 de octubre de 2022, 36 días después de que se reportara la desaparición, guio a un equipo de la CTI Seccional de Antioquia a una zona rural del municipio de Segovia, a unos 40 minutos de Remedios. Allí, en un bosque, encontraron el cuerpo enterrado de Maximiliano. Según las autoridades, ya estaba en estado de descomposición. Medicina Legal luego determinó que murió debido a “un trauma cráneo-encefálico producido por objeto contundente”.
#ATENCIÓN | Ante la contundencia del material probatorio presentado por #Fiscalía, un juez impuso medida de aseguramiento privativa de libertad a seis presuntos integrantes de ‘Los Carneros’. Estarían involucrados en desaparición de un niño de seis años en Remedios, #Antioquia. pic.twitter.com/tbpDpD7DHg
— Fiscalía Colombia (@FiscaliaCol) October 26, 2022
En noviembre de 2023, tras suscribir un preacuerdo con la Fiscalía, Orejas fue condenado a 40 años y 10 meses de prisión por los delitos de homicidio, tortura y desaparición forzada. Todos agravados, al igual que la madre y el padrastro. Ceballos, la novia de Orejas, fue sentenciada a cinco años y ocho meses de cárcel por el delito de favorecimiento.
Sobre Los Carneros no es mucho lo que se sabe. Parece que fue una secta pequeña cuyos miembros vivían entre Remedios y Segovia, el municipio con la mayor tasa de Necesidades Básicas Insatisfechas del nordeste antioqueño, un 47%, según el último informe de la organización Antioquia Cómo Vamos. Habitaban una zona minera, dominada por multinacionales que llegaron en busca de oro, y golpeada por el conflicto armado. Al igual que muchos en la región, se dedicaban a la búsqueda de ese metal preciado. Una búsqueda que terminó matando a Maximiliano.
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