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Corrupción
Columna
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Un funcionario ciego, sordo y mudo

La Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF), que debería luchar contra el lavado de activos, no dice nada sobre las sospechosas y millonarias operaciones en efectivo que se hacen en los bancos, como la de los carrotanques que debían aliviar la sed de la Guajira

Luis Eduardo Llinás, tras ser nombrado director de la UIAF, en septiembre de 2022.
Luis Eduardo Llinás, tras ser nombrado director de la UIAF, en septiembre de 2022.UIAF

En Colombia nunca o casi nunca se habla de la UIAF. Esa oficina, directamente vinculada al Ministerio de Hacienda y que nació legalmente en 1999 como el despacho especializado en prevenir y luchar contra el lavado de activos, sólo genera titulares cuando alguno de sus directivos resulta envuelto en algún escándalo. De resto, ellos son tan discretos que uno termina por preguntarse si de verdad hacen algo conforme la misión que la ley les encomendó o en vez de luchar contra el lavado de activos se dedican a validarlo mientras miran hacia otro lado y de paso hacen negocio$.

Hagamos historia: en 2018 el Tribunal Superior de Cundinamarca condenó a Mario Aranguren, quien fuera el director de la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF) del gobierno Uribe, por los delitos de concierto para delinquir y prevaricato por entregar información de opositores del gobierno a distintos organismos del Estado. Al final, Aranguren se salvó de la condena final pues la Corte Suprema dejó vencer los términos y su casó prescribió. ¡Afortunado él! ¡Lástima por la justicia!

Ahora la UIAF vuelve a conseguir titulares en los medios no por su gestión en la lucha contra el lavado de dinero, sino porque su director, Luis Eduardo Llinás, tiene a su hermano como uno de los contratistas mejor pagados en la Unidad de Gestión del Riesgo gracias a los buenos oficios del inefable Olmedo López. ¿Nos sorprende?

El asunto con la UIAF, su director, el virtuoso Olmedo y ahora el hermano del director Llinás es que López a todas luces parece haber sido clave en la operación de lavado de activos que se dio en la compra de los carrotanques que supuestamente iban a aliviar la falta de agua en la Guajira. No podemos olvidar que Sigue La W reveló que la compra de dichos carros se hizo con pagos en EFECTIVO (perdonen las mayúsculas) en una sucursal bancaria de Pasto (Nariño). ¿Quién tiene 20 mil o 30 mil millones de pesos para ir a un banco a consignarlos billete a billete? ¿Qué debería pasar si una persona llega así sea con 900 millones de pesos en efectivo para consignarlos billete a billete en un banco?

Cuando esa historia se contó el Sigue La W, se cuestionó el silencio de la UIAF ante el asunto. A los dos días hubo un comunicado melifluo en el que reiteraban su compromiso en la lucha contra el lavado de activos. Pero desde entonces nunca volvieron a decir nada.

Uno entra a la página web de la UIAF y ve infinidad de comunicados sobre los viajes del director Llinás, sobre las condecoraciones, sobre sus cursos, pero del trabajo de la entidad nada.

Así como nada dice la UIAF sobre los multimillonarios retiros en efectivo que cada tanto hacen personas grises en bancos ubicados en las fronteras de Venezuela y Ecuador. Así como nada dice la UIAF sobre una sucursal bancaria ubicada en el centro comercial El Tesoro, en Medellín, donde constantemente se hacen operaciones de miles de millones de pesos en efectivo. Así como nada dice la UIAF sobre nada porque, al igual que en tiempos de Uribe, andan más preocupados por la oposición que por el lavado de activos. El director Llinás y su hermano son pieza clave no solo de lo que pasó en Gestión del Riesgo, sino de algo mucho peor. Sobre ello el señor Llinás calla, aunque ha visto y oído todo lo que debería denunciar, pero la UIAF parece muda.

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