Santos y Petro vuelven a enfrentarse: uno lo desaira y el otro le critica la paz total
El Nobel de Paz que selló el acuerdo con las extintas FARC le reclama al presidente el “error estratégico” de reconocer a las disidencias. El mandatario lo deja plantado por segunda ocasión en el séptimo aniversario de la firma
Las múltiples negociaciones de la paz total que se propone Gustavo Petro para Colombia no deben opacar la implementación del acuerdo de paz con la extinta guerrilla de las FARC, ha insistido este viernes el expresidente Juan Manuel Santos, en el séptimo aniversario de la firma de ese histórico pacto. El también Nobel de Paz ha aprovechado la ocasión para martillar como el “peor error estratégico” del actual presidente haberle concedido un estatus político como herederas de los rebeldes a las disidencias que se apartaron del proceso de paz, en una ceremonia en la que Petro dejó plantado por segunda ocasión a Santos.
“El peor error estratégico que ha cometido este Gobierno fue darle patente de corso a la intención de las llamadas disidencias de presentarse como las FARC-EP, como el Estado Mayor de las FARC-EP”, dijo Santos desde la tarima durante la conmemoración en el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), en Bogotá, a la que Petro estaba invitado pero solo llegó el canciller Álvaro Leyva en su representación. El acuerdo se firmó “para que las FARC dejaran de existir como grupo armado”, remarcó el expresidente. “Y dejaron de existir. Entonces nadie entiende como nuevamente aparecen las FARC-EP y el Gobierno les da patente de corso. Eso es un error estratégico muy serio, que no sé cómo lo van a solucionar con la comunidad internacional”, subrayó.
No es la primera ocasión en la que los artífices de la paz con las FARC critican la manera en que se negocia la paz total con un archipiélago de grupos armados, y en especial los acercamientos con las estructuras que se apartaron de aquella negociación, ahora comandadas por Iván Mordisco. El encaje de las disidencias ha sido problemático para el Gobierno de Petro desde el primer momento. Reconocer al autodenominado Estado Mayor Central como un actor armado con estatus político es “el peor error estratégico que se ha cometido en Colombia en los últimos 25 años y el daño más grande que se le ha hecho al proceso de paz”, decía en agosto Sergio Jaramillo, el comisionado que selló el acuerdo de 2016, ante la Corte Constitucional. Esas estructuras son, entre otras, las mayores responsables de asesinatos de firmantes, que ya suman más de 400.
“Con mucho respeto se lo dijimos: que la paz total no opaque la implementación del acuerdo de paz con las FARC”, ha recordado Santos (quien gobernó entre 2010 y 2018) sobre sus sugerencias a Petro. Esa es una condición fundamental, necesaria, para que cualquier otra negociación pueda prosperar en Colombia, ha subrayado. “Si no se implementa el acuerdo que firmamos con las FARC, cualquier otro intento de paz nace muerto. Que por favor entiendan eso”, ha deslizado antes de mostrarse favorable al acuerdo nacional que promete el Gobierno como gesto de apertura para escuchar a otros sectores políticos. Petro sostuvo esta semana dos reuniones que exhibieron un talante más conciliador, con los grandes empresarios y con el expresidente Álvaro Uribe ―un crítico feroz de las negociaciones de paz―.
El expresidente Santos ha reivindicado con vehemencia la paz firmada frente a la paz total al lamentar la “lentitud en la implementación”. La política bandera de Petro atraviesa una doble crisis en las mesas de diálogos tanto con el ELN, la última guerrilla en armas, como con el llamado EMC. El presidente destituyó esta semana al que hasta ahora era su comisionado de Paz, Danilo Rueda, que no ha conseguido implementar con ímpetu el acuerdo de 2016 ni ha logrado avances significativos en los difíciles diálogos con las disidencias. Su lugar lo ocupará Otty Patiño, hasta ahora jefe negociador con el ELN, quien como Petro perteneció al M-19 y cuenta con toda la confianza del mandatario.
“Infortunadamente nos había prometido que venía hoy, pero acaba de anunciar que no viene”, ha dicho Santos sobre la ausencia de Petro. En marzo, el presidente ya había desairado al Nobel cuando decidió no asistir a una cumbre en Cartagena para limar asperezas entre el equipo que selló la paz con las FARC y el que dialoga ahora con el ELN, como tenía originalmente previsto. A pesar de esa ausencia, el encuentro se saldó entonces con una declaración oficial en la que el Gobierno reafirmó su compromiso para implementar con mayor decisión el acuerdo del Teatro Colón que hoy cumple siete años.
En las 320 páginas del acuerdo de paz están todos los temas que le preocupan al país, y al propio Petro, desde el atraso de la Colombia rural hasta la lucha contra las drogas, reiteró Santos. “Con implementarlo solamente, este Gobierno pasaría a la historia. Y todavía hay tiempo”, proclamó. Con una dosis de optimismo, deseó que la rectificación llegue con el nuevo comisionado de Paz y con un nuevo responsable de la implementación que tenga autonomía, poder y presupuesto. “Eso sería una gran solución, que yo pensé que el presidente Petro nos traía el día de hoy”, se lamentó. “Pero se lo pedimos desde aquí”.
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