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Columna
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“El Ñoño” Elías, el delincuente corrupto recibido en las calles como un héroe

Alguien tiene que explicarnos cómo es posible que cientos de personas salgan a recibir como a un héroe a Bernardo “El Ñoño” Elías, un hombre que fue condenado por concierto para delinquir, lavado de activos, cohecho propio y tráfico de influencias

Seguidores de Bernardo ”El Ñoño” Elías, reciben al exsenador en Sahagún, Córdoba, el 9 de julio de 2023.
Seguidores de Bernardo ”El Ñoño” Elías, reciben al exsenador en Sahagún, Córdoba, el 9 de julio de 2023.CORTESÍA

Aplausos, vítores, arengas, gritos de emoción, apretones de mano y una multitudinaria caravana son los ingredientes que configuraron ayer en la tarde el sorprendente recibimiento que se vivió en el municipio de Sahagún, Córdoba, por la llegada de un hombre que recién salía de la cárcel. El evento, que reunió a varios centenares de personas en las calles principales del pequeño pueblo del Caribe colombiano, parecía emular las imágenes de la llegada del Papa a Colombia o la multitudinaria recepción que hace algunos años recibió la selección Colombia de Néstor Pékerman a su regreso del mundial de fútbol. Pero entre estos dos y el ungido por la multitud cordobesa hay una enorme diferencia: el hijo pródigo de Sahagún no es el máximo representante de la iglesia católica, ni tampoco un atleta coronado por los laureles del triunfo. Bernardo “El Ñoño” Elías es un delincuente.

No soy el primero en decirlo: Colombia y los colombianos necesitamos urgente ser evaluados por un siquiatra. Nuestra propensión a la violencia, nuestra cleptocracia, nuestra intolerancia hacia la diferencia son prueba de que algo anda mal en nuestras cabezas. Citando a Ricardo Silva Romero: Colombia necesita un Siquiatra General de la Nación. Sin embargo, ante la imposibilidad de que cuaje una reforma constitucional que le dé vida a ese cargo, la fiesta que se vivió ayer con la llegada del “Ñoño” a su pueblo natal debería merecer al menos que una misión de expertos en salud mental haga un gigantesco estudio sobre lo que podríamos llamar un Síndrome de Estocolmo masivo del cual son víctimas los habitantes de ese lugar de Colombia.

Alguien tiene que explicarnos cómo es posible que cientos de personas salgan a recibir como a un héroe a un hombre que fue condenado por concierto para delinquir, lavado de activos, cohecho propio y tráfico de influencias. Dirán los defensores del “Ñoño” que él ha dejado grandes obras para los habitantes de su región y de ahí el cariño que la multitud quiso expresarle en su regreso a la libertad. Pero eso es parcialmente cierto, pues si bien el ex senador gestionó proyectos regionales importantes, también se calcula que de cada uno de ellos sacó tajadas tan grandes que le permitieron, según reveló en 2017 León Valencia, pagar campañas al Congreso de más de 8.000 millones de pesos, es decir mover votos con plata.

Algunos expertos en siquiatría han definido el Síndrome de Estocolmo como resultado del estrés postraumático que termina por llevar a una cierta idealización del perpetrador de un determinado delito, generalmente secuestro. Hay otros científicos que descalifican el concepto y lo señalan como un mito. De hecho, hay pocos estudios empíricos sobre el asunto de ahí que el uso del término a veces sea cuestionado. Tal vez por ello lo mejor sería que en lugar de ver a los habitantes de Sahagún como pacientes afectados por ese síndrome, los investigadores en salud mental desarrollen un nuevo concepto: el Síndrome de Sahagún.

Propongo para tal fin que se investigue si la recepción multitudinaria del exsenador Elías se dio por verdadera admiración hacia un personaje que defraudó al país o por cuenta de los ríos de dinero que ya empiezan a circular a cuatro meses de las elecciones regionales. Si es lo primero, queda en evidencia nuestra mala educación. Si es lo segundo, queda demostrado una vez más que delincuentes como “El Ñoño” no aprenden a pesar de la cárcel y que su regreso a la libertad es para volver con las mismas mañas de siempre.

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