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Los Gilinski, a punto de quedarse con el control de Nutresa

Una medida de la Superintendencia de Sociedades evitaría que los representantes de la aseguradora Sura y la cementera Argos voten en la asamblea de la empresa de alimentos del 31 de marzo

Trabajadores empaquetan chocolates en la línea de producción de la Compañía Nacional de Chocolate de Grupo Nutresa, en Medellín (Colombia) en junio de 2017.
Trabajadores empaquetan chocolates en la línea de producción de la Compañía Nacional de Chocolate de Grupo Nutresa, en Medellín (Colombia) en junio de 2017.Nicolo Filippo Rosso (Bloomberg)
Camilo Sánchez

La disputa entre la familia Gilinski y decenas de pequeños accionistas por el control del mayor conglomerado empresarial del país, el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), se apresta a endurecerse. Un nuevo conflicto saltó esta semana tras la asamblea de Nutresa, una de las principales empresas del GEA y una de las compañías de alimentos más grandes de América Latina.

Esta vez ha sido la Superintendencia de Sociedades, encargada de vigilar a la gran mayoría de empresas de Colombia, la que ha agitado el ajedrez. El regulador anunció que, tras una demanda presentada por la familia de banqueros caleños, ha concedido una medida cautelar que impide a los representantes de Grupo Argos y Grupo Sura, dos de las joyas de la corona del GEA, participar en la elección de la nueva junta directiva de Nutresa el próximo 31 de marzo.

La decisión se sustenta en evitar conflictos de intereses: como las firmas tienen participaciones cruzadas entre sí, se puede entender que los presidentes de compañías que eligen los miembros de juntas directivas de otras están definiendo a sus propios jefes.

Más allá de ese argumento, con la medida, la familia liderada por Jaime Gilinski, que tiene el 31% de las acciones de Nutresa, podría encabezar una modificación de la junta con la elección mayoritaria de candidatos de su línea. Una jugada que, de hecho, va en contravía de la decisión tomada por la asamblea este martes, en la que sí participaron Sura y Argos, y donde se decidió modificar los estatutos para ampliar el período a dos años y conservar la composición actual por un año más.

Jaime Gilinski, retratado en Madrid.
Jaime Gilinski en la sede de una de sus empresas en Madrid (España), en noviembre de 2022.Luis Sevillano

En esa reunión los Gilinski no tenían mayoría. El resultado desembocó en la renuncia a la junta de Christian Murrle, integrante independiente pero elegido como parte de una plancha de los Gilinski.

El grupo asegurador Sura y la cementera Argos han informado, por su parte, que recusarán al funcionario de la Superintendencia de Sociedades que firmó la decisión, Carlos Gerardo Mantilla. El argumento de los representantes legales de las compañías antioqueñas es que Mantilla, superintendente delegado de supervisión societaria, ya tenía una opinión previa sobre este asunto. Lo sustentan en que fue el mismo abogado quien, en agosto del año pasado, consultó a la Superfinanciera si las principales empresas del GEA pertenecían a “una misma estructura de control o grupo empresarial”.

Una investigación del periodista Daniel Coronell, difundida por W Radio, reveló este miércoles que la denuncia interpuesta ante la Supersociedades fue presentada por una misteriosa empresa panameña llamada Campbelltown S. De R.L. De acuerdo con el informe, entre los dos únicos figurantes como socios registrados de la empresa se encontraba Jaime Gilinski, de 64 años, el tercer hombre más rico de Colombia y uno de los veinte más acaudalados de América Latina.

En un comunicado, el Grupo Sura afirmó que rechaza la estrategia “litigiosa de bloquear un derecho esencial como es el voto en una de sus inversiones estratégicas, un derecho que ha ejercido con total responsabilidad y transparencia por más de 40 años en función del interés general de la compañía y del ciento por ciento de sus accionistas”.

El control de Nutresa, una ficha clave por su valoración financiera dentro de un conglomerado que no tiene accionista mayoritario ni personería jurídica propia y también por su fuerte posición en la industria de los alimentos, ha sido hasta ahora un objetivo esquivo para los Gilinski. Pero de ninguna manera es una batalla perdida. Tras siete ofertas públicas de adquisición (OPA) lanzadas por acciones de ella y otras sociedades del GEA, y más de 2.900 millones de dólares desembolsados, los magnates caleños exploran nuevos caminos para alcanzar la meta. Lo hacen junto a su socio árabe Tahnoon Bin Zayed, príncipe de 52 años, director de los servicios secretos de Emiratos Árabes Unidos y uno de los grandes interesados en hacerse con el control del grupo alimentario.

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Sobre la firma

Camilo Sánchez
Es periodista especializado en economía en la oficina de EL PAÍS en Bogotá.

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