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Ser mujer periodista en las Américas: una lucha por la justicia, en medio de grandes desafíos

La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión publicó un informe que evidencia la prevalencia de violencia hacia las mujeres en las redacciones en la región

Mujeres periodistas realizan la protesta 'Un violador e tu camino' para manifestarse contra la violencia machista en Bogotá, en diciembre de 2019
Mujeres periodistas realizan la protesta 'Un violador e tu camino' para manifestarse contra la violencia machista en Bogotá, en diciembre de 2019Anadolu Agency (Anadolu Agency via Getty Images)

El 2021 fue un año significativo para las mujeres periodistas de América Latina, en especial para las colombianas. En junio de ese año, la Corte Constitucional emitió la sentencia T-140-21 a favor de la Vanesa Restrepo, quien en 2019 denunció el abuso sexual que sufrió por parte de un compañero de trabajo del periódico El Colombiano. En esa decisión, la Corte “protege los derechos de la periodista a trabajar en un ambiente libre de violencia y discriminación de género”. En marzo del mismo año, Jineth Bedoya expuso ante un tribunal internacional el desgarrador testimonio de la violencia sexual de la que fue víctima mientras ejercía su labor periodística. El 21 de agosto del mismo año, dos décadas después de los hechos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos declaró responsable al Estado del ataque contra Bedoya.

Ambas son decisiones jurisprudenciales muy significativas para la protección con enfoque de género a periodistas. Sin embargo, ser mujer y periodista en las Américas sigue siendo una situación plagada de violencias. La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE) —creada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)—documentó los obstáculos y desafíos para las mujeres en los medios en su informe “Mujeres Periodistas y Salas de Redacción: avances, desafíos y recomendaciones para prevenir la violencia y luchar contra la discriminación”.

El documento detalla sus hallazgos en tres capítulos que abordan las violencias y la discriminación contra periodistas en los medios de comunicación; el rol de los medios en la erradicación de la violencia y la segregación basadas en género; y los avances y desafíos para lograrlo. En un último capítulo, la RELE hace sugerencias para profundizar en el abordaje de las violencias de género en las salas de redacción.

El techo que parece inalcanzable

De acuerdo con el informe, entre los progresos se destaca que el número de mujeres dedicadas al periodismo ha crecido y por ejemplo en Argentina la mayoría de estudiantes de carreras como periodismo o comunicación son mujeres. A pesar de eso, solo son 30% de las personas que se desempeñan en empresas periodísticas. En Brasil las mujeres sí son mayoría en el ejercicio del oficio, pero son apenas el 22% de las personas que lideran redacciones. La misma dinámica se registra en Venezuela, donde el informe muestra que hombres ocupan la mayoría de puestos jerárquicos en los medios mientras las periodistas, y en particular las más jóvenes, se encargan de la reportería.

Las periodistas consultadas por la RELE aseguran que encuentran dificultades para cubrir la protección de los derechos de las mujeres. Las ecuatorianas apuntaban a que cuando intentan abordarla se enfrentan a una “lucha permanente, y un trabajo extra de pedagogía hacia sus compañeros y compañeras”. Eso refuerza otro hallazgo del informe: a las periodistas se les encasilla en asuntos considerados ‘suaves’, como temas culturales o sociales. En Colombia, solo 2 de cada 10 mujeres cubren todos los temas de su medio o trabajan en política y justicia. En Argentina, los varones están a cargo de la cobertura de política, economía, o deportes.

La Relatoría afirma que las periodistas se enfrentan a diferentes tipos de violencia como la segregación vertical y horizontal o las brechas salariales. Todo esto ha generado enormes barreras para que las periodistas puedan romper el llamado techo de cristal, el límite que crean los sesgos de género para que las mujeres escalen y asuman puestos de dirección o poder.

Ante este paisaje poco alentador para las mujeres en los medios más hegemónicos, el documento sostiene que las periodistas han optado por liderar y desarrollar sus propios medios digitales. Varios de estos han ido tomando fuerza y se han consolidado como estrategia para contrarrestar los obstáculos que enfrentan en un oficio de por sí precarizado y además masculinizado.

La violencia sexual no da tregua

La historia de Vanesa Restrepo en El Colombiano se suma a la larga lista de denuncias que se han hecho en los últimos años a varios medios colombianos y que sigue creciendo. El pasado 20 de octubre a la lista se sumó la denuncia de Laura Ubaté, quien manifestó haber sido víctima de acoso sexual por parte de un integrante de Radiónica, emisora cultural del sistema de medios públicos de Colombia.

De acuerdo con la RELE, los hechos victimizantes de este tipo prevalecen en los medios y “son frecuentemente naturalizados, lo que da lugar a una cultura organizacional que desalienta la denuncia y fomenta la repetición de estos hechos”. El informe registra que 60% de 160 mujeres comunicadoras entrevistadas para el informe “No Es Hora De Callar”, de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) denunciaron haber sido víctimas de violencia de género en su trabajo y que un 78% conoce situaciones de violencia de género en contra de alguna colega.

La alarmante cifra es similar en otros países. El 70% de las periodistas brasileñas afirmó conocer hechos de acoso sexual ejercido por colegas varones o superiores jerárquicos. , quienes reportaron acoso sexual por parte de sus jefes, compañeros de trabajo o fuentes En México, un estudio realizado en 2019 a 392 periodistas reveló que el 72% de ellas había vivido acoso sexual en su trabajo y el 76% señaló que “en sus empresas no existe ningún tipo de campaña, curso o acción para sensibilizar al personal sobre el hostigamiento y acoso sexual”. Justamente ese año las periodistas mexicanas impulsaron una campaña en redes sociales donde bajo la etiqueta #MetooPeriodistasMexicanos expusieron sus testimonios sobre las experiencias de acoso sexual que habían sufrido en diferentes medios de comunicación.

EL PAÍS habló con 5 periodistas de diferentes medios nacionales e internacionales con presencia en Colombia y solo dos mencionaron conocer algún tipo de ruta para atender las violencias de género. Una trabaja en El Colombiano y mencionó que este mecanismo tomó fuerza después del fallo de la Corte Constitucional, que ordenaba hacer pedagogía sobre el mismo.

Para Restrepo, aunque el fallo fue apenas un primer paso en su caso, demuestra que las cosas poco a poco van cambiando. “Cada vez que alguna alza la voz y pasa algo, eso le da la esperanza o el valor suficiente a otras para hacer lo mismo, para hablar, para frenar las injusticias”, dice la periodista.

Para ello, el informe destaca que los medios de comunicación juegan un papel clave, que va más allá de erradicarlas a su interior e incluye incentivar las narrativas que desmonten los estereotipos de género y dar mayor representación a comunicadoras afrodescendientes, indígenas o trans. “los datos apuntan que el periodismo precisa enfrentar tanto las desigualdades de género como las de origen étnicoracial”, anota.

Esas formas de subrepresentación e inequidad se notan especialmente con las periodistas afrodescendientes en Brasil. Pese a que es un país con amplia población afro, “las periodistas negras tienen la peor remuneración”, dice el informe. El problema se repite con los pueblos originarios, como en Colombia, donde la representación de la población indígena es mínima y el abordaje en muchos casos reproduce estereotipos y prejuicios.

Los pasos para prevenir la violencia

Para hacerle frente a las limitaciones que enfrentan las mujeres en las salas de redacción, la RELE hace varias sugerencias, como establecer políticas internas en los medios, con disposiciones específicas para combatir la violencia y discriminación basada en género. Advierte la necesidad de que tengan un enfoque interseccional transversal, para que sea posible incluir a personas de identidades diversas, de la tercera edad o con algún tipo de diversidad funcional.

Resalta la importancia de que personas definidas lideren la implementación de esas políticas, para que sea más fácil su monitoreo y para tener informes periódicos que permitan medir su eficacia. Aconseja capacitar simultáneamente a todo el personal en equidad de género e insta a los medios a priorizar candidatas mujeres en la designación de puestos jerárquicos, cuando un candidato hombre y una candidata mujer tengan las mismas cualificaciones.

Las recomendaciones surgen de propuestas de las mismas mujeres entrevistadas a lo largo de la construcción del informe. Eso recuerda que usualmente son las mismas periodistas quienes proponen cómo hacer más seguros e igualitarios sus espacios laborales.

Tras su denuncia, Restrepo se ha convertido en una suerte de apoyo para sus colegas. “Muchas se han acercado a mí para apoyarlas en la exigencia o implementación de los protocolos dentro de sus empresas”, dice en conversación con EL PAÍS. “Aunque ha sido un camino difícil, he visto que se está perdiendo el miedo y los medios están entendiendo que lo que pedimos son derechos básicos, como trabajar en espacios libres de violencia. Eso me parece un logro muy grande” añadió. Son transformaciones que se han cimentado en la valentía de mujeres que ahora son ejemplo para el periodismo más joven.

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