_
_
_
_

100 días después, la luna de miel entre Petro y los jóvenes continúa

La aprobación mayoritaria de este sector de la población se mantiene a pesar de que algunas promesas, como liberar a los jóvenes de las primeras líneas de las protestas y desmontar al Esmad, no se han cumplido

Sally Palomino
Jóvenes corean emocionados su voto por Gustavo Petro a las afueras del Movistar Arena, el 19 de junio de 2022.
Jóvenes corean emocionados su voto por Gustavo Petro a las afueras del Movistar Arena, el 19 de junio de 2022.Tiago ramírez Baquero

El mayor respaldo con el que cuenta Gustavo Petro como presidente de Colombia viene de los jóvenes. La aprobación del mandatario en las personas entre los 18 y 24 años es del 59.6%, frente a un 38,9%, según la reciente encuesta de Invamer. A 100 días de mandato, la luna de miel entre los jóvenes y Petro se mantiene, a pesar de un par de promesas hasta ahora incumplidas, como el desmonte del Esmad (Escuadrón Móvil Antidisturbios) o la liberación de los encarcelados de las protestas.

Petro llegó a la Presidencia impulsado por el estallido social de 2019 y 2021. Fue el único candidato que se puso del lado de los manifestantes y que defendió el derecho a la protesta. Los protagonistas de las marchas terminaron siendo parte de su campaña. Los jóvenes que querían un cambio estaban con Petro, pero sobre todo con su vicepresidenta Francia Márquez, que los había acompañado en Puerto Resistencia, en Cali, una de las ciudades que más duro vivió la represión estatal.

Los estudiantes son los más optimistas con el nuevo Gobierno. El 40% cree que la situación del país ha mejorado desde que Petro es presidente, señalaba una reciente medición de la firma Gad3 para RCN. No es una sorpresa la simpatía por este Gobierno. Su agenda ambientalista, su defensa de los derechos humanos y su propuesta de acabar con la pobreza ha estado en sintonía con lo que los jóvenes que salían a marchar pedían. Miguel Ángel Rubio, coordinador de la línea jóvenes de la Fundación Paz y Reconciliación, Pares, dice que Petro logró ganar en parte porque “fue el único que en campaña habló del estallido social, lo defendió, se reunió con sectores del paro, desestigmatizó en los debates la protesta y se atrevió a proponer salidas a la crisis social”, pero prometió tanto que ―señala Rubio― muchas de sus propuestas parecen hoy irrealizables.

“El que era un punto de honor con los jóvenes de las protestas era el desmonte del Esmad y no lo ha hecho, a pesar de que era una propuesta de Gobierno. Otra promesa importante era la condonación total de las deudas de los estudiantes con el Icetex (entidad del Estado que promueve la educación superior a través del otorgamiento de créditos educativos), pero ya el ministro de Educación ha dicho que es imposible en todos los casos”, dice el investigador. “En estos 100 días, sin embargo, han ocurrido cosas positivas que compensan, como el cambio del servicio militar obligatorio a un servicio social voluntario”, apunta Rubio.

El proyecto de paz total de Petro logró incluir el polémico punto sobre el servicio social, que rechazó el Senado pero aprobó la Cámara, y finalmente quedó en la ley. La iniciativa que beneficia especialmente a los jóvenes ha sido uno de los grandes logros del Gobierno en estos 100 días. “En general, hay un ambiente favorable, de anhelo. La alta consejera del Gobierno para las juventudes, Gabriel Posso, viene de Puerto Resistencia. Hay un mandato juvenil muy distinto”, señala el investigador. Posso es una mujer de 26 años, líder juvenil, que reemplaza en el cargo a Juan Sebastián Arango, quien en varias ocasiones se levantó de las mesas de negociación con líderes del paro. La relación entre los jóvenes y el Gobierno anterior terminó rota, entre otras razones, por el manejo que le dio el presidente Iván Duque a las protestas.

El mandatario más joven de Colombia ―llegó al poder con 42 años― culminó su mandato con una desfavorabilidad del 74% entre los ciudadanos entre los 18 y 25 años. Casi el 80% de los menores de 40 años apoyaban las manifestaciones y, por lo tanto, rechazaban a Duque. Sus últimos tres años de Gobierno estuvieron marcados por un descontento contra su gestión que estalló en las calles.

“Los jóvenes cumplieron la tarea, salieron a votar en las dos vueltas, incluso la Registraduría reconoció la alta afluencia de primivotantes. Los jóvenes no solo cumplieron con el deber democrático de ir a las urnas, sino que sostuvieron sin recursos sus sedes, convocaron a plantones, volantearon, dieron discusiones serias, conformaron comités directivos y decisorios, jugaron de locales haciendo goles”, dice Rubio, el investigador de Pares.

El Gobierno ha tomado el camino correcto para atender a los jóvenes, cree el investigador. Lo ha hecho con el discurso que muestra desde el Congreso, con una bancada joven y progresista, y con proyectos como Jóvenes en paz, un programa que busca alejar a los niños de las bandas criminales mediante la vinculación a los centros educativos. “Hay un Gobierno que no solo está en contacto con los jóvenes, en las ciudades y en el área marginal del país, sino que además ha mostrado una política que se interesa por las mujeres, por las personas LGBT”.

Petro, sin embargo, llega a sus 100 días de mandato con una deuda pendiente con los jóvenes de las primeras líneas de las manifestaciones que fueron detenidos. Más de 100 ha sido procesados por delitos que no corresponden a la protesta y siguen esperando a que el Gobierno haga algo para que sean liberados. La propuesta de paz total incluía dos artículos para conseguirlo, pero el mismo Gobierno tuvo que eliminarlos, por exigencia de la oposición, antes de debatirlos en el Congreso. Ante esa primera derrota, varios congresistas del partido de Gobierno trabajan en otras iniciativas para insistir en la liberación de los jóvenes, muchos llevan encarcelados más de un año en prisiones de máxima seguridad.

“Así quisiera, Petro no puede dejarlos libres porque eso sería intervenir en la justicia, pero sí puede buscar mecanismos legales para ayudarlos”, opina Rubio. Petro tiene el reto de no dejar que los jóvenes caigan en el descontento de una política que no los escucha y vuelvan a la protesta.

Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS sobre Colombia y reciba todas las claves informativas de la actualidad del país.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Sally Palomino
Redactora de EL PAÍS América desde Bogotá. Ha sido reportera de la revista 'Semana' en su formato digital y editora web del diario 'El Tiempo'. Su trabajo periodístico se ha concentrado en temas sobre violencia de género, conflicto armado y derechos humanos.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_