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Petro elige a Alfonso Prada como portavoz del Gobierno

El presidente designa al ministro del Interior en un cargo inusual en Colombia para contrarrestar los desencuentros que han afectado al Gabinete

Lucas Reynoso
Alfonso Prada asesor de Gustavo Petro
El ministro del Interior, Alfonso Prada, en su apartamento de Bogotá, en abril.Camilo Rozo

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, no es como como su homólogo chileno, Gabriel Boric, la otra estrella de la nueva izquierda latinoamericana. Ha mostrado su lado pragmático al anunciar que su ministro del Interior, Alfonso Prada, será el nuevo portavoz oficial del Gobierno, un cargo inusual en la administración. El presidente izquierdista del país andino eligió a un experimentado político de centro, cercano al expresidente Juan Manuel Santos y al exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa. Prada es una figura que contrasta con la portavoz chilena, la joven activista de izquierda Camila Vallejo. Con la decisión, Petro ha mandado una señal a sus ministros tras las diferencias expuestas públicamente durante las últimas semanas.

El Ejecutivo ha tenido varios problemas para transmitir sus mensajes a la opinión pública. El caso más sobresaliente ha sido el de los desacuerdos e incluso desmentidos entre la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, y el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo. Ambos reflejan perfiles muy distintos dentro del Gobierno, con diferencias respecto a qué tan rápido se debe avanzar en la transición hacia energías limpias, una de las banderas del presidente. Vélez, una académica activista comprometida con el medioambiente, afirmó en octubre que se mantendrán los contratos vigentes de exploración y explotación de hidrocarburos, pero que no se firmarán nuevos. Ocampo, académico y economista, negó que haya una decisión tomada y replicó en una entrevista con El Tiempo que establecer nuevos acuerdos era necesario para alcanzar la “seguridad energética”.

El objetivo ahora es que un político experimentado coordine la comunicación para evitar que ese tipo de desacuerdos públicos entre los ministros impacten la imagen del Gobierno. A mediados de octubre, los niveles de aprobación de Petro registraron una caída de 10 puntos y marcaron el fin de su luna de miel con la opinión pública. El presidente ha sufrido el impacto de una alta exposición mediática, con intervenciones en Twitter para respaldar a sus ministros o cuestionarlos. Fueron llamativos sus desacuerdos con Ocampo respecto a la subida en las tasas de interés por parte del Banco de la República. El presidente reveló su rechazo, mientras que el ministro expresó su apoyo.

La comunicación es esencial para construir credibilidad y legitimidad, y más en un Gobierno. Tiene un impacto en la evaluación que la opinión pública hace del presidente. Carlos Andrés Arias, profesor de comunicación política y gerente de la consultora Estrategia y Poder, opina por teléfono que el Ejecutivo mantiene varios “vacíos de información” que repercuten en la imagen de Petro. “La responsabilidad se la atribuyen a él, como cabeza del Gobierno”, remarca. Algo similar considera Angie González, profesora de comunicación política de la Universidad Externado de Colombia, que cree que la designación de Prada responde a una intención de “cuidar” la figura presidencial. “Es como si Petro quisiera dar un paso al costado en el protagonismo”, comenta por videollamada.

La credibilidad y el apoyo de la opinión pública, sin embargo, no solo es importante para el presidente. También es esencial para sacar adelante sus proyectos. El estratega de comunicación Miguel Jaramillo enfatiza que es fundamental en las negociaciones de paz, otra de las banderas de Petro. Según Jaramillo, las dudas respecto a si se incluirán a las disidencias de las FARC en los futuros acuerdos de paz ya afectan al Ejecutivo. Cree que el nuevo portavoz deberá transmitir certidumbre y que a la vez tendrá el desafío de mantener la reserva sobre ciertos temas. Prada tendrá que evitar que se filtren datos que afecten las negociaciones.

El Gobierno ha mantenido hasta ahora un estilo de comunicación más cercano a una campaña electoral. La académica Angie González señala como ejemplo los diálogos regionales, eventos masivos en distintos departamentos del país para escuchar a la población. Para ella, estos grandes “conciertos” no permiten construir una narrativa clara y establecer prioridades.

Una diferencia con una campaña electoral es que se debe comunicar para toda la población, incluso para sectores contrarios al Gobierno. La segmentación de mensajes para diferentes audiencias y la moderación pueden ser esenciales. El consultor Andrés Segura, socio de la firma Ennoia, ejemplifica por videollamada con las declaraciones que la ministra Vélez realizó en septiembre durante un congreso de minería en Cartagena. Considera que se comportó como si estuviera en campaña cuando dijo que los países desarrollados tenían que decrecer en un mundo con recursos finitos. “Se notaba una falta de entrenamiento, no supo aguantar la presión. Repitió el discurso de campaña”, argumenta.

La elección de Prada busca revertir esta improvisación. Es un político con amplia trayectoria con los medios, acostumbrado a dar mensajes cortos y precisos. Los grandes temas del Gobierno, como la paz total o la reforma tributaria, pasan por su cartera, al igual que las futuras reformas a la salud o a las pensiones. Es el encargado de las relaciones con el Congreso, el centro de la atención mediática al menos hasta que termine la Legislatura en diciembre. También es el interlocutor con las administraciones locales, con los partidos y con las iglesias.

Los analistas lo ven como un comunicador hábil que sabe sacar titulares mediáticos. La académica Angie González considera que su perfil no es carismático, pero que será clave para definir una narrativa coherente y complementar al presidente, más afín a los largos discursos ante las masas. “Prada es una persona más aterrizada y con mensajes más ambiguos. Sabe seguir un guion y es juicioso”, reflexiona.

El nuevo rol de Prada no está definido y todavía no se saben cuáles serán los límites con el presidente. El ministro enfrentará un desafío particular como portavoz de Petro, que es un comunicador nato. El mandatario permanentemente mueve la agenda informativa con propuestas, debates e ideas. Es adicto a Twitter y no suele consultar antes de publicar sus mensajes. Para Andrés Segura, el Gobierno necesita “regular” las intervenciones del presidente en la red social. No debe eliminarlas porque la cuenta de Petro es un canal establecido que funciona como contacto directo con un público masivo.

El resultado de esta apuesta del Ejecutivo es imprevisible. Los analistas consultados indican que la falta de coordinación no es exclusiva al Gobierno de Petro. Explican que es un país en el que los periodistas siempre han tenido contactos informales con los políticos y que no hay tradición de tener un portavoz único. En muchas ocasiones la información no se consigue en ruedas de prensas con guiones claros, sino en diálogos casuales antes o después de las mismas. Camilo Granada, consultor y exconsejero de prensa de Santos, dice que es una cultura mediática que las radios fomentaron en los años 80. Llamaban a los ministros a primera hora de la mañana para obtener primicias y estos respondían a “quemarropa”, de manera improvisada: “La tarea de organizar comunicación es difícil porque hay mucha presión de los medios para no tener esa disciplina”.

Además, va a ser difícil que otros ministros acepten que su compañero en Interior tome el foco de atención. La clave para Prada, que deberá congeniar sus nuevas labores con sus tareas en el ministerio, parece estar más en una coordinación horizontal de la comunicación y no tanto en la imposible tarea de silenciar a sus pares. Segura cree, no obstante, que los cortocircuitos continuarán: “¿Cuántos días van a aguantar Ocampo o Vélez sin decir nada cuando todos los días los periodistas los van a buscar?”.

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Sobre la firma

Lucas Reynoso
Es periodista de EL PAÍS en la redacción de Bogotá.

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