Petro alinea Ecopetrol con sus planes
El presidente cambia parte de la junta directiva de la petrolera, con lo que saca a uribistas y da otro paso hacia la transición energética
“Ecopetrol debe ser la generadora de energías limpias más grande de América Latina”, dijo en marzo, en plena campaña presidencial, el entonces candidato Gustavo Petro. Este lunes, como presidente, dio un paso firme para lograrlo. La petrolera, mayoritariamente estatal y la empresa más grande de Colombia en términos financieros, renovó cuatro puestos y llenó un quinto en su junta directiva. Como ésta tiene nueve miembros, se trata de una nueva mayoría, en la que Petro puso cuatro personas que reemplazaron directivos nombrados por el Gobierno anterior, el de Iván Duque.
Los nuevos miembros nombrados por Petro trabajan o han trabajado con él, y representan una visión económica similar a la de su ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo. Justamente uno de ellos es Gonzalo Hernández, un bogotano de 42 años que es viceministro de Ocampo y quien llegó al Gobierno con él, después de que trabajaran juntos en la construcción del plan de gobierno de uno de los rivales de Petro en las elecciones, el centrista Sergio Fajardo. Otros dos, Mónica de Greiff y Mauricio Cabrera Galvis, vienen del sector más de izquierda del tradicional Partido Liberal, y tienen un recorrido en asuntos públicos que les da gran peso, justamente como Ocampo. De Greiff, una abogada bogotana de 65 años, fue ministra de Justicia del presidente liberal Ernesto Samper, de quien Ocampo fue ministro de Agricultura, y también fue presidente de la Cámara de Comercio y de la Empresa de Energía de Bogotá, nombrada en este cargo por Petro. Cabrera, economista de 70 años, militó por décadas en ese partido hasta que este apoyó la campaña presidencial de Duque, y tiene una larga trayectoria como directivo de entidades financieras y del sector energético, incluyendo haber hecho parte de esta misma junta directiva a finales del gobierno de Juan Manuel Santos e inicios del de Duque. El menos conocido es Saul Kattan Cohen, a quien Petro nombró presidente de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB) cuando fue alcalde.
Reemplazan a personas cercanas a Duque o a su jefe político, el expresidente Álvaro Uribe Vélez. El más visible de ellos es Luis Guillermo Echeverri, mentor del presidente anterior y quien tenía gran poder en la petrolera. Duque había convertido la continuidad de Echeverri y de los otros tres miembros que salen de la junta -Cecilia María Vélez, Germán Quintero y Hernando Ramírez Plazas- en materia de honor, y por eso lo que habría sido una recambio natural con un nuevo presidente, como el que hizo él en 2019, se convierte en una derrota política.
Eso porque en junio pasado usó las mayorías de la Nación (dueña del 88,49% de las acciones) en la asamblea de Ecopetrol, llevó a que esta ajustara sus estatutos y alargara los períodos de los miembros de dos a cuatro años. Duque argumenta que fue el resultado de una consultoría sobre el gobierno corporativo de la petrolera, que implementó cuando Petro ya había sido elegido como su sucesor y a sabiendas de que iba contra la decisión política del ya presidente electo. Fue una decisión similar a la que tomó cuando se negó a llevar la espada de Simón Bolívar a la posesión presidencial de Petro solo para que este mostrara quien mandaba, al ordenar que se la llevaran tan pronto juró en su cargo. Eso porque Petro podía hacer, e hizo, lo que él, pero en sentido inverso: convocó a una asamblea que cambió los estatutos, y así pudo elegir nuevos miembros.
Por todo eso, la nueva junta directiva señala un paso más de pérdida de poder del uribismo, en este caso en una empresa neurálgica para las finanzas del Estado: le dejaría en 2023 unos 24 billones de pesos, más de lo que piensa recoger el Gobierno con su reforma tributaria, aunque esta misma reforma golpeará ese giro pues la petrolera calcula que tendrá que pagar entre 5 y 7 billones extras en impuestos, lo que reduce sus utilidades. Ese debate, el del peso de la reforma sobre las petroleras y el de la posición de la mayor empresa del país sobre el alza de impuestos, ahora se dará con aliados de Petro en su dirección. La nueva junta ahora deberá definir si mantiene en su cargo al presidente de Ecopetrol, Felipe Bayón, un ingeniero que hizo carrera en petroleras privadas como Shell y BP, y quien llegó a la empresa como vicepresidente ejecutivo en 2015.
Esa decisión marcará el paso a seguir, pues el Gobierno ha reiterado que la idea es convertir a Ecopetrol en su punta de lanza para su gran apuesta por cambiar la política energética y económica del país. “Ecopetrol puede ser pionera en la transición energética justa. Ya están haciendo investigaciones sobre hidrógeno y movilidad sostenible, ya tienen granjas solares, ya han hecho procesos de agua neutra en algunos de sus pozos. Esto nos llena de esperanza. Ecopetrol tiene muchas oportunidades de crecer y no de decrecer durante la transición energética” dice Irene Vélez, ministra de Minas y Energía, en entrevista con EL PAÍS.
Ese camino, en el que el cambio de junta es un paso indispensable pero todavía temprano, no es sencillo. Como ha explicado el mismo Petro, es una suerte de gallina de los huevos de oro para la Nación, y por eso cualquier cambio que afecte sus finanzas puede tener grandes repercusiones, incluso sociales. “Las utilidades de Ecopetrol son la fuente para financiar la educación y la salud pública” ha dicho el presidente. El giro de la petrolera a otras fuentes de energía, en las que hasta ahora ha incursionado como fuentes para sus propios procesos, marcará el ritmo de otras empresas. Y la junta directiva, encargada de guiar ese cambio, mostrará hasta dónde Petro le apuesta a mantener los ingresos petroleros, que son el 40% de las exportaciones colombianas.
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