Cecilia López: “La reforma agraria de Petro es una revolución”
La próxima ministra de Agricultura, que ya ocupó el cargo en el Gobierno de Samper (94-98), fue de las primeras liberales que dio su apoyo a Petro en las elecciones
Pocos colombianos conocen el poder político como Cecilia López. Bogotana, de 79 años, licenciada en Economía y con dos postgrados, llegó a la política cuando ser mujer era algo extraño en un mundo dominado por hombres. Dedicó tres décadas de su vida al servicio público y se fue dando un portazo después de intentar hasta tres veces lanzar su precandidatura a Presidencia de la República por el Partido Liberal. El último en decirle que aquello no era para ella fue César Gaviria, el aún hoy presidente de la formación. “Me cerró las puertas en la nariz”. López abandonó la política y renunció al partido, aunque se sigue sintiendo “una liberal”. Ahora acompañará al presidente electo Gustavo Petro en la tarea titánica de hacer una reforma agraria, una necesidad histórica siempre postergada y que figura como el punto número uno de los acuerdos de paz con las FARC. Es la segunda vez que será ministra de Agricultura, un cargo que ya ostentó durante el Gobierno de Ernesto Samper (94-98).
Apoyar a Petro durante la campaña le valió malas caras en su edificio, y algún encontronazo en el mercado, pero ahora todos la felicitan por su puesto, incluso en los restaurantes de la élite bogotana donde el antipetrismo ha sido sobremesa durante meses hasta la victoria de la izquierda el pasado 19 de junio. Desde que el presidente electo anunció su nombramiento, López arranca con reuniones a las seis de la mañana y todavía continúa cuando ya se ha hecho de noche, como este miércoles en su apartamento de Bogotá en el que recibe a EL PAÍS. López muestra una energía inagotable. Estos días se ha sentido cuestionada por su edad, algo que achaca al machismo. Ella se siente más joven de lo que dice su cédula. Cada mañana sale a correr una hora. “¿Vamos a ver cuántas mujeres de mi edad trotan así?”.
Pregunta. ¿Tenía ganas de regresar a la política?
Respuesta. Terminé muy frustrada . Fue muy claro que me pusieron un techo de cristal. Me dije ‘no más, vuelvo a la academia’. Y la verdad es que no había pensado en el Ejecutivo. Pero lo hago porque, sin ser de izquierda, vi que este proyecto del presidente Petro estaba bien. Yo no soy petrista pero soy realista. Al contrario que la mayoría de los economistas, que se fueron a apoyar a Fajardo, yo salí antes de la primera vuelta y dije muy claramente que me iba con él. En ese momento era un pecado. Incluso en este edificio estaban furiosos.
P. ¿Qué le propuso Petro?
R. Cuando dije que lo apoyaba, hace meses, él me llamó para darme las gracias. Me propuso entrar a la campaña, pero le dije que no, que yo servía más como independiente y liberal. La semana pasada volvimos a hablar y me dijo que me quería en agricultura para hacer la reforma agraria. Que esas tierras que no están funcionando, pero que son productivas, las vamos a distribuir, que les vamos a comprar la tierra. A mí me pareció una revolución.
P. La reforma agraria es uno de los mayores retos de Colombia. ¿Cómo lo hará?
R. Después de 30 años tenemos el sector rural como prioridad en la agenda. Todos los objetivos que plantea el presidente pasan por la transformación productiva, que es dejar de depender solamente del sector minero. Tenemos el agua mal usada, tenemos la tierra concentrada y tenemos la mayor población campesina de América Latina. No se puede hacer la transformación productiva en Colombia sin pasar primero por el sector agropecuario.
P. Han repetido que no expropiarán tierra. ¿Qué harán con los terratenientes?
R. Esa gente tiene dos opciones. Tendrán que pagar un catastro multipropósito que va a ser alto. En Colombia el sector rural nunca ha pagado impuestos significativos, impuestos de verdad. ¿Cuáles son las opciones de una persona que tiene una cabeza de ganado en unas tierras tremendamente fértiles? O las pone a producir de manera que le den lo suficiente para pagar unos impuestos altos, o se las vende al Estado. Lo que ha dicho el presidente es que vamos a comprar la tierra que siendo productiva no esté siendo utilizada. El catastro multipropósito va a dar los recursos para comprar esas tierras.
P. ¿Cuánto ha estado ligada la violencia a la propiedad del suelo?
R. Colombia ha sido un país terriblemente desigual en términos de la tierra. Decir que la violencia ha sido solo por la tierra yo creo que no, pero sí ha sido un factor constante. Explica muchas de las fricciones y la brecha de oportunidades. Con el paramilitarismo aumentó la concentración de la tierra y eso le cerró oportunidades a una parte de la población.
P. ¿El campo está peor hoy que hace 30 años?
R. Sí, porque la guerra volvió. Se perdió la oportunidad del posconflicto, que es un periodo muy duro después de los conflictos internos en el que el Estado empieza a llenar los vacíos que se lograron con el acuerdo de paz. No se hizo y hoy tenemos otro capítulo de guerra, muy focalizado en muchas regiones del país.
P. Colombia tiene un problema de hambre y de escasa producción alimentaria. ¿Cómo se incentiva la producción?
R. Nosotros fuimos autosuficientes en alimentos. ¿Cómo es posible que ahora estemos importando hasta fríjoles de China? Es una clara muestra del abandono. El sector agropecuario y sobre todo el sector campesino se abandonaron porque este modelo económico asimiló mucho el desarrollo a la gran producción. Hay que darle tierra a los campesinos y también preparar un paquete de ayudas. Eso va a ser un reto inmenso, porque tenemos pocos recursos, pero hay la voluntad política de empezar el proceso.
P. El poderoso sector ganadero rechaza la reforma agraria. ¿Cómo ganárselos?
R. Ahí tengo yo un reto de la vida. Cuando fui ministra de Agricultura con quien más me enfrenté fue con los ganaderos. En ese momento había la peste de la vaca loca y ellos me llamaban así. Fue muy difícil. Es un sector duro, pero este es un país presidencialista y cuando un presidente está tan convencido de lo que hace, la gente se termina acomodando. Los ganaderos van a entender que ellos pueden hacer una ganadería de manera distinta. Estoy segura de que va a haber un diálogo.
P. ¿Qué piensa del presidente electo?
R. Me parece un hombre que ha luchado mucho y que, para hacer lo que está haciendo, tiene una enorme fortaleza emocional. Lleva 30 años siendo maltratado por todo. En un país tan conservador como este, hasta hace cuatro días le decían guerrillero. La única manera de hacer un cambio tan profundo, o de iniciarlo, es que como se dice coloquialmente uno tiene que tener un cuero muy duro. Además tiene el concepto del país, llegó abriendo los espacios del diálogo. Está dispuesto a llamar a todo el mundo y lo estamos viendo.
P. Toda su vida ha estado ligada al Partido Liberal, al que después renunció. ¿Cómo lo ve hoy?
R. No existe. Me parece que la responsabilidad del presidente Gaviria es infinita. ¿Cómo pasó tan rápidamente de apoyar públicamente al ingeniero a inmediatamente entrar a apoyar al presidente Petro? ¿Dónde está? Me parece muy bien que en este momento lo esté apoyando, pero es muy difícil de entender. Una democracia no funciona sin partidos. Y aquí había una tradición del Partido Conservador, del Partido Liberal y ahora el partido de izquierdas. Esos partidos tienen que estar, pero necesitamos refrescar el liderazgo, que tengan ideología, que tengan propuestas. Eso se ha perdido. Uno no puede pasar de apoyar a Duque, claramente un presidente de extrema derecha, a apoyar a un presidente de izquierda como si no pasara nada.
P. ¿Las mujeres lo tienen hoy más fácil que hace 30 años en política?
R. Yo creo que sí, pero hay un freno muy grande. Mientras las mujeres no tengan autonomía económica, no van a lograr participar fuertemente en política. Y mientras la economía del cuidado siga siendo una carga, la mujer ahí está parada, realmente capturada. Es hora de que se libere eso y que esa tarea la asuma el Estado y el mercado. Lo que sí veo es un despertar político de las mujeres colombianas.
P. En estos días se ha sentido atacado por su edad. ¿Eso es machismo?
R. Es machismo. Me da mucha risa porque Leyva [próximo canciller, 79 años] también es un tipo mayor. Yo estoy convencida de que represento menos edad y siempre he actuado más por la edad que represento que por la que tengo. Sigo siendo igual de vanidosa, me cuido, troto una hora diaria. Entonces a mí esto me ha parecido muy chistoso, pero es machismo. Fíjate la diferencia entre ser un hombre y una mujer.
P. Petro a veces ha patinado en el tema del feminismo. ¿Lo considera un problema?
R. Mire, aquí no hay un hombre que maneje eso. Perdón, pero así es. Yo siento que el presidente Petro está muy abierto al debate y en este proceso yo me siento con la responsabilidad, y en eso creo que la vicepresidenta me acompaña, de refrescar el lenguaje y la estrategia.
P. En la Alcaldía de Petro muchos colaboradores salieron dando un portazo. ¿Teme que no lleguen a entenderse?
R. Creo que aprendió una gran lección, yo lo veo distinto. Siento que nos está dejando mucho juego. Primero por el hecho de que entre al gabinete gente con tanta experiencia. Manejar a José Antonio Ocampo, o a Cecilia López, a Susana Muhamad, a Patricia Ariza... él está nombrando a gente que tiene peso propio.
P. ¿Cómo percibe al país a un mes de la investidura?
R. Estoy muy emocionada de ver que los que no somos de izquierda pasamos a apoyar este proyecto político, incluso cuando antes éramos atacados personalmente. Una señora en [el supermercado] Carulla, cuando supo que yo iba a votar por Petro, se puso muy agresiva conmigo. El otro día, cuando ya había ganado, fui a almorzar a un sitio de la élite bogotana y todo el mundo me felicitó. No creo que sea solamente oportunismo, creo que el mensaje y la actitud del presidente electo han sido una sorpresa y el país, de alguna manera, lo ha aceptado.
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