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Daniel Quintero: “Lo que está pasando en Medellín es un acto dictatorial”

El alcalde de la segunda ciudad de Colombia, suspendido por la Procuraduría, anuncia en entrevista con EL PAÍS que se propone llevar su caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos

Daniel Quintero, en el despacho del alcalde de Medellín, el 11 de mayo.
Daniel Quintero, en el despacho del alcalde de Medellín, el 11 de mayo.Santiago Mesa
Santiago Torrado

Daniel Quintero sigue en campaña. Aunque han pasado dos años desde la elección que lo encumbró por sorpresa como alcalde de Medellín, y se haya disipado la sombra de un proceso revocatorio, el funcionario al que la Procuraduría acaba de suspender convocó al final de la tarde de este miércoles una manifestación para “defender la democracia y la voluntad popular”. La sede administrativa de la Alpujarra estaba a reventar. La lluvia no dispersó a la multitud. Hubo luces, cámaras, drones y equipos de sonido. “Daniel se queda”, decía un gran letrero escrito con velas eléctricas en el piso.

La procuradora, Margarita Cabello, quien fue ministra de Justicia del gobierno de Iván Duque, decidió suspender por tres meses a Quintero por lo que se ha interpretado como un velado apoyo en un video de redes sociales a favor de Gustavo Petro, el favorito de las encuestas presidenciales, sin llegar a mencionar su nombre. En Colombia, los funcionarios públicos tienen prohibido participar en política electoral. “No nos querían en la Alcaldía, pues nos tendrán en las calles”, arenga Quintero a la multitud al momento de dar su esperado discurso. “Llamamos a una resistencia democrática, pero una resistencia pacífica”.

Sus palabras emulan la estrategia del propio Petro cuando en 2013, siendo alcalde de Bogotá, fue destituido por la Procuraduría. Un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos echó para atrás esa decisión. “Nosotros no hemos violado la ley. Somos una Alcaldía mediática, sí, y aprovechamos tendencias para poder estimular y para poder posicionar programas de gobierno”, le dice Quintero a EL PAÍS en esta entrevista, minutos después de haber hablado bajo la lluvia. La concede en su despacho, poco antes de que, a partir de la medianoche, pase a ser ocupado por Juan Camilo Restrepo, el alto comisionado de paz al que el presidente Duque ha designado como alcalde encargado.

Pregunta. ¿Cómo ha vivido las últimas 48 horas?

Respuesta. Han sido una turbulencia total, han estado acompañadas de mucha incertidumbre al ver cómo el Gobierno nacional, a través de la procuradora, viene tomando decisiones antidemocráticas que violan el cuerpo de constitucionalidad de Colombia. En eso coinciden todos los expertos, hay fallos previos que así lo demuestran. Con preocupación, porque cuesta entender hasta dónde quieren llegar. Este es un primer paso que están dando, pero creemos que van por más. Yo tengo serias dudas de que el Gobierno nacional acepte los resultados de las presidenciales en caso de que le sean adversos y lo he venido denunciando.

P. ¿Se arrepiente del video, o de alguno de los mensajes que ha publicado en redes sociales?

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R. Estamos advertidos ya desde hace mucho tiempo del interés de sacarnos de la política. Diez días antes de elecciones, hubo dos intentos de asesinato que fueron repelidos por la policía. Querían callarnos. Luego montaron una revocatoria rompiendo todas las reglas de procedimientos, que terminó incluso cayéndose. Y estábamos advertidos que había un plan del uribismo, sumado a unos grupos empresariales, buscando alguna salida para que dejáramos el cargo. La procuradora quiere tomar la disputa por la revocatoria y llevarla a nivel nacional. En relación al video, no dice realmente nada: un “cambio en primera”. Esta es una alcaldía de cambio.

P. ¿Qué motivaciones atribuye concretamente a la decisión de suspenderlo del cargo?

R. Intereses políticos, sin ninguna duda. El fallo en el caso Petro le prohíbe al Estado que la Procuraduría sancione o intervenga en el ejercicio de la política de un funcionario electo popularmente. A ellos les preocupa mucho el apoyo popular que están teniendo, y por tal razón están buscando tomarse la Alcaldía de Medellín para poder influir en las elecciones que van a ocurrir en escasos días.

Daniel Quintero se dirige a los ciudadanos desde el balcón de la Alcaldía de Medellín.
Daniel Quintero se dirige a los ciudadanos desde el balcón de la Alcaldía de Medellín.Santiago Mesa

P. ¿Piensa acudir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos?

R. Sin ninguna duda vamos a acudir. Yo ya había hecho una alerta a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en relación a que había un plan que se estaba gestando. La Comisión nos escuchó en febrero, y estamos preparando ya la documentación para enviarles buscando una medida cautelar.

P. Ha calificado insistentemente la situación como un golpe de Estado. ¿No es un término muy fuerte?

R. Esto no es un hecho puntual. La semana pasada yo denuncié un plan para asesinar a un candidato presidencial. Hace menos de un mes, un general de la República [Eduardo Zapateiro, el jefe del ejército] decidió romper la unidad de las tropas y atacar a un candidato presidencial, que resulta ser el que está primero en las encuestas. A nuestro modo de ver, ya antes de lo que acaba de ocurrir, había serias dudas de que estos estamentos, tanto políticos como militares, entreguen de forma pacífica el poder en caso de que lo pierdan. Lo que está pasando en Medellín, violando la Constitución, la ley y la Convención Americana, es un acto dictatorial. Obviamente rompe la costumbre democrática de la ciudad, y tiene intereses políticos y económicos.

P. ¿Quién va a tomar las decisiones en la ciudad mientras usted esté suspendido?

R. El presidente Duque acaba de completar el golpe de Estado a la democracia en Medellín, acaba de nombrar precisamente uno de los consentidos del [Grupo Empresarial Antioqueño] GEA, el grupo que yo denuncié por los casos de Hidroituango, que permitieron que la ciudad recuperara 4,3 billones de pesos, cosa que no me han perdonado. Hay todavía una disputa de cinco billones de pesos. Parte del interés de todo esto es también evitar que tengan que pagar esos otros cinco billones de pesos, que vienen siendo como 1.500 millones de dólares.

P. ¿Esa pelea con los empresarios no ha desgastado su Alcaldía?

R. Yo no he peleado con todos los empresarios, he peleado con los corruptos, que es diferente. No son todos. Medellín tiene 110.000 empresarios, y hay un grupo muy poderoso que está en decadencia.

P. ¿Qué salida vislumbra a esta crisis?

R. Creo que los jueces nos van a dar la razón. Vamos a intentar inicialmente algunas acciones a través del mecanismo de tutela, dado que aquí se están evidentemente violando derechos políticos y varias libertades, no solo nuestras, sino de los ciudadanos que nos eligieron.

P. ¿Como alcalde de Medellín ha participado en la campaña presidencial?

R. Yo no he participado. Confieso que me encantaría hacerlo, pero he sido muy cuidadoso. Incluso varios de mis secretarios de Gobierno renunciaron para no participar en política. No hay realmente, a nuestro modo de ver, ningún hecho que pueda ser calificado como participación política. Pero aun si lo hubiera, ¿no tendría derecho un alcalde en una democracia, en un Estado de Derecho, a poder defenderse, a poder contraargumentar? Aquí no nos dieron opción de defendernos.

P. ¿La suspensión de la Procuraduría lo convierte en una figura nacional?

R. A ellos el desespero los está llevando a cometer errores. Ellos creen que nos están acabando, y va a pasar todo lo contrario. La ciudadanía va a salir a respaldarnos, a rodearnos, y en especial a rodear la democracia. Hace diez años pasó algo muy parecido en Colombia. A Gustavo Petro un procurador fascista lo destituyó de su cargo, violando las mismas reglas que se están violando aquí. Miles de jóvenes del país salimos a defenderlo, no a Gustavo Petro, estábamos defendiendo la democracia. Años después se demostró, ya en juicio, que los argumentos del procurador [Alejandro Ordóñez] habían sido de motivación política y que no había argumentos reales para sancionar a Gustavo Petro. Sin embargo, el daño se hizo. Aquí va a pasar lo mismo. Es una procuradora por encima de sus competencias. Está violando la Constitución, la ley, con el ánimo de interferir en política.

Daniel Quintero, alcalde de Medellín, durante una entrevista en mayo de 2021.
Daniel Quintero durante la entrevista en su despacho.Santiago Mesa

P. Hay quienes han considerado que la decisión de la procuradora va a impulsar a Petro de cara a la primera vuelta del 29 de mayo. ¿Usted lo ve así?

R. Yo no puedo responder esa pregunta. El número de veces que he tenido que cortar mi libertad de expresión para respetar la ley es increíble. Yo creo que es una ley tonta. Nosotros porque somos respetuosos, pero vean lo que están haciendo la gran mayoría de los alcaldes para favorecer al candidato del Gobierno, desde las administraciones y con recursos públicos.

P. ¿Medellín es una plaza particularmente difícil para el progresismo?

R. A Medellín no lo han entendido lo suficiente. El uribismo por mucho tiempo trató de mantener la narrativa de que esta era una ciudad extremadamente conservadora, en la que no había opciones para el cambio. Pero al mismo tiempo, aprovechó eso para someter a la gente a una pobreza que no se vive en ninguna ciudad del país. Muchas cosas han cambiado en estos dos años.

P. ¿Estas presidenciales pueden marcar el fin del uribismo como una fuerza dominante en la política colombiana?

R. Es que el uribismo no es Uribe. Es una forma anacrónica de concebir el país y el poder. Una visión en la que se cree que el poder debe ser utilizado para mantener los privilegios de unos cuantos. Lo que sí creo yo es que cada vez son más las personas que reconocen cómo hemos sido gobernados, y que están buscando un cambio. En Medellín, se suponía que nosotros no podíamos ganar la Alcaldía. Ellos suponían que era imposible, pero la verdad es que hay otra realidad en los barrios de la ciudad.

P. ¿Usted es el representante de Petro en Antioquia?

R. Yo soy el representante del cambio, y no por las elecciones presidenciales. A nosotros nos apoyan mayoritariamente los jóvenes de la ciudad, los barrios populares. La nuestra no es una agenda anacrónica de izquierda, sino una izquierda moderna en la que creemos que la ciudad posee un potencial gigante si se le da educación de calidad, ojalá asociada a la cuarta revolución industrial y a las industrias creativas.

P. ¿Quién debería ser el próximo presidente de Colombia?

R. El candidato que la gente decida. Que ojalá le sirva al país y que nos permita construir futuro para Colombia. Hay mucho potencial, mucho talento. Este es un pueblo con una capacidad de resistencia bárbaro, pero se merece un mejor futuro.

P. ¿”Lo que es evidente no se pregunta”, como respondió en una entrevista que le interrogaba sobre sus preferencias políticas?

R. Esa pregunta, curiosamente, es una respuesta a un intento de un periodista de llevarme a una participación en política. Y yo finalmente le digo “lo que es evidente no se pregunta”, lo cual se puede interpretar de cualquier manera. Para mí, en mi interpretación, significa que no estoy participando en política.

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Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.

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