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El ébola salta a la capital petrolera de Nigeria con 60 casos en riesgo

La epidemia ha causado ya 1.900 muertes en África Occidental, según la OMS

José Naranjo
Los equipos sanitarios retiran, en Monrovia, el cuerpo de un hombre sospechoso de ébola.
Los equipos sanitarios retiran, en Monrovia, el cuerpo de un hombre sospechoso de ébola.Abbas Dulleh (AP)

La epidemia de ébola que se extiende por África occidental lo hace a una velocidad hasta ahora desconocida. Sólo en la última semana se han registrado 400 muertos y la cifra global de fallecidos se eleva ya a 1.900 sobre un total de 3.500 contagios, según ha informado la directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan. La sensación que existe sobre el terreno es que se está tratando de contener sin éxito un incendio del que constantemente surgen nuevos focos. El último de ellos y uno de los que más preocupa en este momento ha aparecido en Port Harcourt, una ciudad nigeriana de millón y medio de habitantes y capital petrolera del país, donde, tras la muerte de un médico y el contagio confirmado de otras dos personas, se ha puesto bajo vigilancia a 200, de las que 60 presentan alto riesgo de estar infectadas.

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La historia de este nuevo foco de ébola comienza por una persona, que se podría enfrentar en los próximos días a una acusación formal por homicidio. Se trata del funcionario de la Cedeao Olu-Ibukun Koye, una de las primeras personas que entró en contacto con el primer caso de ébola registrado en el país a finales de julio pasado, el liberiano Patrick Sawyer. Koye fue puesto en cuarentena, pero tras desarrollar los síntomas de la enfermedad, escapó del hospital, apagó su teléfono móvil para no ser rastreado y cogió un avión desde Lagos hasta Port Harcourt para ser atendido por un médico que le había recomendado una amiga.

Ocurrió el 1 de agosto pasado. Durante dos días, el doctor Iyke Samuel Enemuo trató a Koye en un hotel hasta que el funcionario se sintió mejor y regresó a Lagos. Una vez allí le hicieron las pruebas y dieron negativo, por lo que todos pensaron que su acto irresponsable no iba a tener mayores consecuencias. Pero se equivocaron. El funcionario de la Cedeao sí se había contagiado y, por tanto, era contagioso para otros. El día 11 de agosto, Enemuo empezó a sentir fiebre y dolores, pero siguió trabajando y recibiendo pacientes en su clínica privada. De hecho, llegó a realizar alguna intervención quirúrgica hasta que los síntomas se agravaron y dejó de trabajar. El 16 de agosto ingresó en el hospital y el día 22 murió.

El Gobierno estudia acusar de homicidio a un enfermo que escapó del hospital

Sin embargo, mientras estuvo enfermo, Enemuo mantuvo contacto estrecho con al menos unas 200 personas. No sólo su familia, pacientes o personal de su clínica y del hospital donde estuvo ingresado, sino amigos que acudieron a una fiesta en su casa para celebrar el nacimiento de su hijo y compañeros de su congregación religiosa que se acercaron al hospital para realizar con él una ceremonia curativa de imposición de manos. El Gobierno ha anunciado que su esposa y un paciente del citado hospital han dado positivo para Ébola, pero el resto han sido puestos en vigilancia diaria. De ellos, 60 son considerados de alto riesgo.

Debido al importante número de contactos, la OMS asegura que el brote de Port Harcourt “tiene el potencial de extenderse más y más rápido que el de Lagos”. Por ello, el Gobierno nigeriano ya ha previsto un centro de aislamiento con capacidad para 26 personas y la propia OMS ha desplegado un equipo de 15 especialistas. Esto supone un serio revés para las autoridades nigerianas que la semana pasada habían mostrado un moderado optimismo respecto a la contención del brote en este país. Con estos nuevos casos, la cifra de personas contagiadas en Nigeria se eleva a 18.

Ocho tratamientos y dos vacunas experimentales

Unos 200 expertos se encuentran reunidos este jueves y viernes en convocados a instancias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para analizar las perspectivas de utilización y producción de ocho tratamientos y dos vacunas, todos ellos experimentales, no suficientemente probados y en distintas fases de ensayo, contra el virus ébola. Con esta reunión se pretende informar a las autoridades de los países afectados de la existencia de dichos productos y facilitar los contactos entre los Gobiernos y los fabricantes.

La OMS ha aclarado en un documento que “ninguno de estos tratamientos ha sido clínicamente probado” y que incluso “con las medidas excepcionales que se han puesto en marcha para acelerar el ritmo de los ensayos clínicos, los nuevos tratamientos y vacunas no podrán estar disponibles para uso generalizado antes de que acabe 2014”.

Entre los expertos convocados por la OMS se encuentran responsables políticos de los países afectados por el ébola, especialistas en cuestiones éticas, médicos, investigadores, juristas y representantes de los pacientes. Ya el pasado mes de agosto un comité de la OMS concluyó que, dada la virulencia de la actual epidemia de ébola y en determinadas condiciones, era conforme a la ética la utilización de determinados productos en fase de experimentación.

Entre los tratamientos citados, que incluyen productos elaborados a partir de la sangre de los pacientes que han sobrevivido, inmunoterapias, medicamentos y vacunas, se encuentra el ZMapp, un suero que ha sido ya usado para pacientes en la actual epidemia con desigual resultado: de las siete personas que lo han recibido, cinco han sobrevivido (los dos misioneros estadounidenses, dos médicos en Liberia y el enfermero británico William Pooley) y dos han fallecido (el religioso español Miguel Pajares y el médico liberiano Abraham Borbor).

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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