La UE renuncia a acelerar el recorte de emisiones para 2020
Polonia bloquea el intento de los Veintisiete para aumentar el compromiso de reducción al 25%
Bruselas tendrá que conformarse con mantener un ritmo de lucha contra el cambio climático más lento de lo que pretendía. La inmensa mayoría de ministros de Medio Ambiente de los 27 países, reunidos esta semana en Bruselas, intentaron hasta el último minuto establecer objetivos más ambiciosos para 2020, pero la oposición de un solo país, Polonia, lo impidió. De esa forma, los Estados renuncian a una meta más ambiciosa, lograr, en ese año, una reducción del 25% en los gases con efecto invernadero respecto de la situación de 1990. Quedarse en el 20% implica un horizonte modesto que complica la pretensión final: recortar un 80% las emisiones en 2050.
Los ministros abandonaron la sede del Consejo Europeo en la noche del viernes con una sensación “de frustración”, según fuentes del Consejo. Las pretensiones comunitarias se habían rebajado —al principio se hablaba de un 30%— hasta un mínimo porcentaje del 25% en la reducción para intentar ganarse a los países más recalcitrantes. Y se logró con todos, salvo con Polonia. Al igual que en junio de 2011, este país volvió a bloquear un acuerdo que habría permitido a Europa abanderar una lucha más decidida contra el calentamiento.
El contexto era propicio para dar un salto adelante. La UE, responsable aproximadamente del 14% de las emisiones mundiales, ya había recorrido la mayor parte del camino a finales del año pasado, con una rebaja superior al 15% en las emisiones respecto de 1990. La Comisión se dispuso a pedir objetivos más ambiciosos y el Consejo, con Dinamarca en la presidencia, quiso plasmar en un texto esa pretensión.
La comisaria europea de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, insistió ayer en que la oposición de Polonia no impedirá que Europa avance hacia una economía baja en dióxido de carbono. Europa es, dijo “una comunidad democrática donde todos deben ceder en las negociaciones para lograr un buen resultado. No podemos avanzar si el más reticente impone el ritmo al resto”, indicó Hedegaard
Sobre el cambio climático, desde Alemania llegaron ayer graves alertas de los ecologistas, reunidos allí. Advirtieron de que el calentamiento global puede generar conflictos serios dentro de un país y también entre Estados, especialmente en aquellos en vías de desarrollo.
Sobre la reducción de emisiones en el Consejo, el nuevo Gobierno español no alteró el respaldo del anterior Ejecutivo al avance planteado, pero sí marcó un cambio de postura en el otro asunto clave del Consejo de Medio Ambiente, la regulación de los transgénicos. La presidencia danesa intentó, sin éxito, clarificar el actual desorden en estos cultivos, de forma que las decisiones comunitarias —más permisivas hacia estos productos que las de muchos países miembros— fuesen más vinculantes.
El rechazo resultó, en este caso, más sonoro que en el de las emisiones de gases, pues nueve Estados se negaron a aceptar la propuesta de la presidencia. El caso más sorprendente fue el de España. En medio del Consejo, el ministro de Agricultura y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, anunció que España se disponía a salir del bloque de países más reticentes a los transgénicos, con Francia a la cabeza, para incorporarse a los postulados comunitarios. Pero el titular pidió aplazar la cuestión a junio —sin argumentar por qué— y siguió votando como lo habría hecho el anterior Gobierno socialista, lo que provocó el desconcierto de la presidencia. “Podríamos haber alcanzando un compromiso si algunos países se hubieran movido de posición. Hemos hecho todo lo que hemos podido”, se lamentó la ministra danesa de Medio Ambiente, Ida Auken.
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