La posverdad del comité del 1 de octubre del PSOE
Pedro Sánchez ha construido un relato de la jornada de su dimisión
Si en algo coinciden las candidaturas de Pedro Sánchez y Susana Díaz es en reconocer la capacidad que el ex secretario general del PSOE ha tenido para construir un relato frente a los notables del partido a partir de su derrota en el comité federal del 1 de octubre. El candidato incidió ayer en esta idea cuando, aprovechando que cerraba el debate y no tenía réplica, pidió que fuera “la última vez que un secretario general dimita por haber cumplido la palabra dada a sus militantes y votantes”.
La víspera de su dimisión, Sánchez dijo: “Si el comité federal decidiera cambiar su posición y pasar a la abstención [a la investidura de Rajoy], obviamente [yo] no podría administrar una decisión que no comparto”. En realidad, su plan era que el 23 de octubre la militancia se pronunciara en unas primarias y se celebrara un congreso en diciembre. Pero perdió por 132 votos a 107 la votación en la que esperaba aprobar ese congreso extraordinario para elegir al líder del PSOE. “El resultado de la votación ha sido adverso a la propuesta que ha hecho la comisión ejecutiva federal y, en consecuencia, como avisé y advertí si no prosperaba mi propuesta, lógicamente yo no podía administrar una decisión que yo no compartía”, señaló al dimitir.
El postulado de que no era necesario que el PSOE se abstuviese para que hubiera Gobierno —como, según los afines a Sánchez, está demostrando ahora el PP al lograr aliados para aprobar los Presupuestos— es otra de las bases del argumentario del ex secretario general. “Podemos pasarnos debatiendo todo el día el error que fue abstenernos. Hicimos que Rajoy no hiciera sus deberes. Ahora se ha visto que podía”, coincidió ayer Patxi López.
La previsión de que el Ejecutivo de Mariano Rajoy apruebe en unas semanas las cuentas de 2017, después de sellar acuerdos con Ciudadanos, PNV y Coalición Canaria —le queda por cerrarlo con Nueva Canarias—, alimenta el discurso de los sectores del PSOE críticos con la abstención.
El Gobierno necesita 176 votos para aprobar los Presupuestos. A los 137 del PP ha sumado los 32 de Ciudadanos, los 5 del PNV y el de Coalición Canaria. Está, pues, a falta del voto de Pedro Quevedo: Nueva Canarias ha registrado 49 enmiendas parciales valoradas en 450 millones. Sin embargo, lo que a priori ya parece hecho resultaba inverosímil a finales del año pasado: el PNV garantizó su respaldo a los Presupuestos a principios de mayo. El Gobierno aceptó la rebaja del Cupo vasco y 3.380 millones para la alta velocidad.
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