La cita entre Rajoy y Rivera marca el futuro de Ciudadanos
El líder de la formación de centro decide si mantiene o no su decisión de no apoyar la continuidad del candidato del PP, y afronta sus consecuencias electorales e internas
Albert Rivera afronta días clave para su partido y su carrera política. El líder de Ciudadanos, que se reúne el martes con Mariano Rajoy, decidirá en las próximas semanas si mantiene o no su oposición a apoyar la investidura del candidato del PP. Tras anunciar que no será un obstáculo para la formación de gobierno, Rivera medirá las consecuencias de su decisión final en las elecciones gallegas y vascas, además de en la Asamblea general en la que debe renovar su liderazgo interno. La estrategia que adopte el partido marcará si Ciudadanos se consolida como una bisagra que dé y quite mayorías al PP y al PSOE, o si evoluciona hasta ser un competidor que aspire a ganar las elecciones.
Ciudadanos logró 3,5 millones de votos en las generales del 20-D. Tras la repetición electoral del 26-J, se quedó en 3,1. Aunque entre las dos citas dejó de ser la opción preferida de casi 400.000 personas, sus dirigentes consideran que han estabilizado un suelo de tres millones de votantes. Mantener la fidelidad de esos electores depende de tres cosas, según el análisis de esos estrategas: Ciudadanos necesita que se pongan en marcha algunas de las reformas estructurales que propuso en campaña, que los electores perciban que ha ayudado a superar el bloqueo institucional, y explicitar su distanciamiento de Rajoy, cumpliendo con el compromiso adquirido por Rivera de no hacer presidente al candidato del PP.
Como los 32 diputados de Ciudadanos no son decisivos, el partido está ante una encrucijada. Aunque la posición mayoritaria de su Ejecutiva es contraria a facilitar la continuidad del presidente en funciones, la dificultad de cumplir al mismo tiempo con esas tres metas ha provocado un debate interno. ¿Hay que mantener el voto negativo al candidato del PP, pese a que eso dificulta cumplir los dos primeros objetivos? ¿Es posible llegar a la abstención, y aprovechar la debilidad del gobierno en minoría para impulsar las reformas que propone Ciudadanos? ¿Se podría optar por un muy improbable voto afirmativo, permaneciendo siempre en la oposición, y explicándolo como un acto de responsabilidad?
Los estrategas de Ciudadanos, que cargan todo el peso de la formación de gobierno en el PSOE, saben que cualquier decisión tendrá consecuencias inmediatas. Este año hay elecciones en Galicia y en el País Vasco. Ninguna de estas Autonomías es favorable para los intereses de la formación.
En Galicia, el partido ha vivido su mayor crisis interna hasta el momento: tras sustituir sin primarias a su número uno por A Coruña, que el 20-D logró el acta de diputado, Ciudadanos empeoró sus resultados en todas las provincias gallegas el 26-J, no repitió representante, sufrió decenas de bajas de afiliados críticos y expulsó a otros tantos. En el País Vasco, su implantación es débil y ha habido fuertes tensiones internas, que han incluido la expulsión de la que fuera número uno por Vizcaya en las elecciones de diciembre.
Asamblea general
El partido, además, debe convocar una Asamblea General. Como solo Inés Arrimadas tiene un tirón interno equiparable al de Rivera, es previsible que este se ofrezca para seguir liderando el partido y que sea refrendado mayoritariamente. A esa cita llegará el líder de Ciudadanos tras despejar la incógnita que marcará el futuro de su partido: qué papel adopta en las negociaciones para formar gobierno y evitar una segunda repetición electoral.
Así resumió Rivera la situación en una entrevista reciente con EL PAÍS: “Quiero que el Congreso, al margen de nombres, sirva para la consolidación definitiva. Nos puede servir para ajustar un partido que pueda ya directamente gobernar España”.
Informe sobre los resultados del 26-J
Ciudadanos ultima un informe para explicar los resultados del 26-J, que supusieron la pérdida de ocho diputados con respecto al 20-D (32 por 40).
José Manuel Villegas, vicesecretario general del partido y número dos de Albert Rivera, está especialmente interesado en saber por qué su formación perdió votos en Madrid (70.000) o Barcelona (83.000), y por qué solo mejoró resultados en cuatro circunscripciones con respecto al 20-D.
Al contrario que en aquella ocasión, los dirigentes de Ciudadanos valoran positivamente su campaña y la labor de su candidato. Opinan que los errores se han reducido en comparación con la cita electoral de diciembre de 2015, y que la pérdida de votos se explica fundamentalmente por la polarización de la campaña, el éxito del PP en su llamada al voto útil, el Brexit, y los efectos de la ley electoral.
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