El PP se divide entre el temor a su extesorero y el alivio por la prisión
Las bases y los barones quieren un castigo pero la cúpula teme su reacción Gallardón: “Nadie puede estar en contra de la investigación”
Aunque Mariano Rajoy insista en no pronunciar su nombre, muchas cosas giran en el PP alrededor de Luis Bárcenas desde 2009, cuando estalló el caso Gürtel. Y desde hace meses, la gran preocupación de la cúpula era clara: ¿Qué hará el extesorero si entra en prisión? ¿Pondrá en marcha el ventilador? Este jueves llegó ese momento y la cúpula del PP, que se encerró de nuevo en el silencio, recuperó ese ambiente de temor a lo que pueda hacer el hombre que controló las finanzas del PP durante casi 20 años, una bomba que nadie sabe si ahora estallará.
Rajoy, según fuentes del Gobierno, se enteró de la noticia en Bruselas, al mismo tiempo que toda la opinión pública. Tras la reunión del Consejo Europeo celebrado en la capital belga, ya en la madrugada de este viernes, el presidente del Gobierno, preguntado por los periodistas, contestó sonriente: "Mañana hablamos".
Bárcenas, recordaban en privado algunos dirigentes, ya ha demostrado en el pasado que estaba dispuesto a todo con tal de no ir a la cárcel. En 2009 presumió de haberse llevado nueve cajas del PP con información delicada. Dejó caer en todos los círculos que él sabía muchas cosas que no debían ser contadas. Llegó incluso a acudir a un notario, en diciembre de 2012, cuando ya sabía que le habían encontrado 16 millones de euros en Suiza, para dejar claro que tenía unos papeles comprometedores, los mismos que el 31 de enero pasado publicó EL PAÍS.
Esta trayectoria, la de un hombre dispuesto a todo que llegó a denunciar a su partido por robo, hacía temer a muchos por su reacción. Aunque otros creen que es un asunto ya amortizado, que ya ha hecho todo el daño que podía hacer, nadie sabe realmente qué tiene, qué puede sacar, hasta dónde puede llegar en su venganza. “Bárcenas conoce el partido mejor que nadie y tiene uno de los abogados más prestigiosos de España. Se sentía poderoso, intocable. Y ahora se va a ver en la cárcel, algo para lo que, según él mismo había contado, no está preparado. Su reacción es imprevisible”, resume un dirigente.
Como es habitual, en el partido del Gobierno hay división de opiniones. Mientras unos se inquietan por la noticia, otros dirigentes señalan que el PP, aunque sea muy arriesgado el resultado, necesitaba una noticia como esta. Y más con la fiscalía, que todo el mundo asocia al Gobierno, a favor de esa petición de prisión.
“Ya tenemos algo que decirles a nuestros militantes y votantes: este sinvergüenza está en la cárcel y con la fiscalía a favor. Mucha gente nuestra lo estaba deseando”, se alegraba un dirigente. “Estoy feliz. Que deje de reírse de todo el mundo y si tiene algo que decir que lo diga”, resumía otro dirigente. “Necesitamos una acción ejemplarizante como esta, cárcel sin fianza, porque solo esto puede servir para calmar el clamor de la calle”, se alegraba otro.
Los barones territoriales, los más preocupados porque el caso Bárcenas y la sensación de corrupción en el PP puede perjudicar sus elecciones, que son las primeras, venían prácticamente reclamando una medida como esta hace meses. “Esta persona, estoy convencido de que pagará por lo que ha hecho” llegó a decir el gallego Alberto Núñez Feijóo. “Los militantes están asqueados”, dijo el lunes junto a Rajoy Arantza Quiroga, presidenta del PP vasco. La dirección nacional, que mantuvo en nómina a Bárcenas hasta el 31 de enero de este año, siempre fue más cauta. El lunes habló de “causa general contra el PP”. Pero esos barones y sus entornos estaban este jueves satisfechos.
“Incluso si habla, podría venirnos bien, que salga lo que tenga que salir y así podemos ya pensar en otra cosa”, auguraba un dirigente. Lo peor, explicaban varios, es la amenaza constante. Por eso se extendió anoche en algunos un inesperado deseo de que Bárcenas hable, caiga quien caiga, para dejar de vivir con esa sensación de que tiene información que podría hundir al PP, incluido el presidente del Gobierno, y no saber nunca si eso es cierto o no.
Mientras, el PP reaccionó con un silencio total, solo roto por un inaudito comunicado de 17 palabras en el que, sin citar a Bárcenas, expresaban su respeto a la justicia. El Gobierno habló a través de Alberto Ruiz-Gallardón, ministro de Justicia: “No hay nadie, ni en el PP ni en ningún sector de la sociedad española, que pueda estar en contra de la investigación de todos y cada uno de aquellos hechos que la justicia entienda que tengan que ser sometidos a investigación”, dijo en Tarancón, donde le llegó la noticia.
Algunos dirigentes están molestos porque creen que ni Ruiz-Gallardón, como responsable de Justicia, ni Jorge Fernández Díaz, de Interior, han sido capaces de controlar a la fiscalía y a la policía para evitar que el caso Gürtel se convierte en una pesadilla para el PP. Pero ese malestar se refiere más a la investigación de los papeles y lo que afecta a la contabilidad del PP que al propio Bárcenas, que ya se ha quedado sin amigos dentro del partido sobre todo desde que se conoció su enorme fortuna personal que, según los dirigentes, nadie sospechaba. El PP defiende ahora que el extesorero engañó a todos, incluido a Rajoy, que dijo en 2009: “Estoy convencido de que nadie podrá probar que [Bárcenas] no es inocente”. Ese hombre, clave en la historia del PP y antes de AP, duerme desde anoche en la cárcel. Y nadie, salvo él, sabe qué consecuencias puede tener este giro.
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