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200 empresarios usaban la red de Gao para lavar dinero en paraísos fiscales

Otras familias acaudaladas entregaban grandes sumas a la trama para evadirlas

El empresario Patxi Garmendia, en las instalaciones de su criadero de reses de Vizmalo (Burgos), el pasado 5 de octubre.
El empresario Patxi Garmendia, en las instalaciones de su criadero de reses de Vizmalo (Burgos), el pasado 5 de octubre.ULY MARTÍN

Al menos 200 empresarios españoles han utilizado o utilizaban en la actualidad los servicios de la red encabezada por el chino Gao Ping, detenido hace unos días en Madrid, para blanquear el dinero que tienen oculto en paraísos fiscales o en países con una legislación laxa, según fuentes de la investigación. La relación entre los españoles y la organización asiática era favorable para ambas partes: los empresarios obtenían dinero en efectivo de forma rápida y fuera de control, mientras que la familia de Gao Ping recibía a la vez en China una suma similar procedente de las cuentas que los empresarios tienen fuera de España.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, anunció el pasado miércoles que entre los futuros arrestados en la Operación Emperador habría algún nombre que podría causar sorpresa. Ese vaticinio desató las especulaciones sobre la implicación de políticos o famosos. Sin embargo, la policía asegura que no hay ningún famoso en la lista. La insinuación del ministro se refería a otro tipo de personajes: empresarios y personajes acaudalados.

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Las investigaciones realizadas durante los dos últimos años por el Grupo III de Delincuencia Internacional de la Udyco (Unidad central contra la Delincuencia y el Crimen Organizado) han revelado que una de las formas de blanquear dinero por parte del entramado supuestamente encabezado por Gao Ping es a través de empresarios españoles que poseen grandes sumas depositadas en países laxos como Suiza, Liechtenstein, Panamá, Argentina, Andorra y paraísos fiscales. Estas personas, que evadieron verdaderas fortunas en época de bonanza, necesitan ahora traer de regreso a España parte de esos capitales para pagar a sus proveedores o para ampliar sus negocios.

Tales empresarios necesitan recuperar parte del dinero que tienen en el extranjero, pero quieren hacerlo sin que estas transacciones sean controladas por los servicios estatales de prevención del blanqueo de capitales y, por tanto, sin que la Agencia Tributaria descubra su patrimonio. La única forma de conseguirlo es usando vías clandestinas. Y ahí entraba en juego la organización del emperador Gao Ping.

Muchos de estos empresarios enlazaron con la organización china a través de Rafael Pallardó Calatrava, un comerciante barcelonés que años atrás entró en contacto con la organización de Gao Ping por ser importador de bolsos, calzado, peletería, carteras, cinturones y otros artículos. Otras veces, los empresarios accedieron a los servicios del entramado asiático mediante una mujer conectada a Pallardó —la israelí Malka Mamman Levy— o bien de otros intermediarios.

¿Cómo era el intercambio de favores entre los ricos españoles y la red china? Aparentemente muy fácil: si un empresario necesitaba medio millón de euros en metálico, los chinos se lo entregaban sin problema en el mismo momento en que recibieran un simple pantallazo desde un banco de un paraíso fiscal confirmándoles que desde la cuenta de ese empresario había sido enviada una cantidad similar hasta una cuenta en China controlada por la familia de Gao Ping. Y así, todos contentos: el español, podía disponer de su dinero sin haber pasado ningún control fiscal, mientras que la red asiática tenía más capital para seguir comprando material para alimentar la cadena de producción de sus fábricas textiles, de plástico y calzados. Además, los chinos conseguían un beneficio de entre un 3% y un 5% de cada partida blanqueada a los españoles.

Según fuentes de la investigación, la red liderada por El Emperador tenía tantos acaudalados deseos de que les blanqueara su dinero, que los gestores del imperio rechazaban clientes alegando que no disponían en ese momento de dinero en efectivo. En muchos casos, eso no era cierto, ya que las pesquisas policiales han constatado que en la sede central del polígono Cobo Calleja de Fuenlabrada (Madrid) había todos los días entre tres y cinco millones de euros. Un billete junto a otro billete, en fajos atados con una goma elástica.

La Brigada de Crimen Organizado también ha constatado otra modalidad de negocio de la red china consistente en proporcionar a empresarios españoles los cauces para evadir su dinero fuera de España. Estos empresarios, cuyos negocios suelen generar grandes sumas de dinero en metálico, entregaban ese capital a los intermediarios de la red asiática y esta se encargaba de reintegrar dichas sumas desde cuentas opacas de Suiza, Panamá y Hong Kong. La red, naturalmente, no hacía el trabajo gratis, sino que cobraba una suculenta comisión.

Entre enero y mayo pasado, el Gobierno estima que hubo una evasión de capitales total en España de 163.000 millones de euros.

Durante los últimos 12 meses, el Grupo III de la Udyco central ha estado enviando a la Audiencia Nacional un informe mensual de 500 páginas o más dando cuenta de la marcha de las pesquisas realizadas por sus 16 integrantes. Gracias a estas investigaciones, la policía ha comprobado que la red china usaba cada vez más el método de lavado de dinero haciendo favores a ricos españoles, abandonando poco a poco el viejo sistema de sacar de España el dinero en bolsas de plástico o maletines. “El 80% del blanqueo lo hacían a través de empresarios españoles, quienes sabían perfectamente que estaban haciendo negocio con los chinos”, afirma una fuente de la investigación.

Hasta el momento, los únicos empresarios que se han visto salpicados por la Operación Emperador son los hermanos Patxi y Pedro Garmendia Ugartetxea, propietarios de enormes criaderos de perdices y de los cotizados bueyes de Kobe (una ciudad de Japón). Patxi Garmendia, amigo del Rey, quedó en libertad tras pagar una fianza de 25.000 euros, igual que su hermano. Oriol Mestre Risse, dueño de una empresa de promoción inmobiliaria, fue detenido La Seu d' Urgell (Lleida) cuando iba a Andorra. En la lista de detenibles figuran otros empresarios de la construcción, agrarios, cinegéticos, dueños de empresas de viajes, negocios de hostelería, comercio y los transportes.

La investigación, supervisada por el juez Fernando Andreu, deparará más sorpresas cuando los policías encargados del caso puedan analizar los documentos y soportes informáticos decomisados, que llenan dos habitaciones.

Cada mes salían 5 millones en furgonetas

El entramado supuestamente dirigido por Gao Ping, un personaje muy influyente entre la comunidad china asentada en España, no solo hacía negocios de lavado con ricos españoles, sino que también escamoteaba buena parte de sus ingentes ganancias al fisco español.

En primer lugar, la trama ya defraudaba a Hacienda declarando solo una mínima parte de la mercancía que importaba de China (entre 1.500 y 2.000 contenedores al año), según fuentes de la investigación. Después, distribuía la mercancía entre tiendas propias, otras sometidas a la organización y, finalmente, en otras ajenas, aunque captadas como compradoras mediante el señuelo de buenos descuentos. Los agentes comerciales eran a la vez los recaudadores, convertidos en correos humanos que llevan en mano el dinero hasta la sede central de la organización en el polígono Cobo Calleja.

“En muchas transacciones no había albaranes ni facturas. La mercancía en negro generaba dinero negro. El daño para la Hacienda pública española es tremendo”, afirma un mando policial. “Había que acabar con esta situación escandalosa”, añade. Este método de funcionamiento generó durante los últimos 10 años una fortuna colosal para Gao Ping y su familia.

Durante lustros, la trama evadía sus ingentes ganancias sacando el dinero oculto en furgonetas cargadas de material textil. Todavía hoy, el dinero llegaba así a Italia y Hungría, desde donde proseguía su camino hasta China, camuflado entre las remesas de emigrantes, a través de sucursales bancarias y gestoras de transferencias. En cada viaje, con una periodicidad de un mes o mes y medio, la organización evadía entre cuatro y cinco millones de euros que servían para mantener y engrandecer el imperio en China.

J. D., Madrid

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