La división entre los obispos vascos impide una pastoral común sobre ETA
Iceta y Asurmendi defienden un discurso de reconciliación más abierto que Munilla Los prelados sustituirán hoy el texto por una homilía
La Iglesia vasca mantiene posiciones dispares sobre cómo abordar la reconciliación entre los vascos en el escenario del final de ETA. Esas diferencias impiden, por el momento, la elaboración de una pastoral común de los obispos vascos. La sustituirán por una homilía común, que leerán en una jornada de oración por la reconciliación, convocada para hoy, sábado, bajo el lema “Busca la paz y corre tras ella. Zorionekoak bakegileak”, y que se celebrará por separado en cada diócesis.
La disparidad es una consecuencia del cambio generacional producido en el último año y medio al frente de la Iglesia vasca. De tal modo que ni el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, el más conservador, tiene la misma visión de la reconciliación que el obispo de Bilbao, Mario Iceta, más moderado, ni que el de Vitoria, José Miguel Asurmendi, remanente de la etapa de Juan María Uriarte al frente de San Sebastián y de la de Ricardo Blázquez en Bilbao.
“Hay diferentes acentos sobre la propuesta moral de la Iglesia vasca para esta nueva etapa de final de la violencia”, señalan fuentes eclesiásticas de Euskadi. Tampoco existe la misma conexión que antes entre los actuales obispos y el clero de los tres territorios vascos, más nacionalista, sobre todo el guipuzcoano.
Pero lo que diferencia al obispo de San Sebastián, Munilla, de Iceta y Asurmendi es que el primero “defiende una reconciliación basada exclusivamente en la memoria de las víctimas del terrorismo de ETA, en que los terroristas pidan perdón y en que reconozcan el daño causado”. Iceta y Asurmendi proponen, además, la “mano tendida” a los presos de ETA.
Esta posición es más cercana a la de los obispos eméritos, como Uriarte y José María Setién, que abogan por una visión más amplia de la reconciliación, incluida una “política penitenciaria más justa y más humana”.
Pese a sus limitaciones, la jornada de oración por la reconciliación convocada para hoy es importante. Hay que remitirse al 13 de enero de 2001, a la Oración de Armentia (en las afueras de Vitoria), para encontrar el antecedente inmediato. En aquella fecha, coincidente con la ruptura de la tregua de ETA de 1999 y con una ofensiva de la banda terrorista, los obispos vascos reunieron a 50.000 personas en las campas de Armentia para condenar la violencia de ETA y rezar por la paz.
Un año después, el 29 de mayo de 2002, los tres obispos vascos —Blázquez, Uriarte y Asurmendi— publicaron la pastoral “Preparar la paz”. El texto condenaba el terrorismo, con una alusión expresa a la campaña de asesinatos de ETA contra los concejales del PP y del PSOE, que se estaba produciendo en aquellos momentos. Pero también introducía un factor polémico para el Gobierno de José María Aznar: la reticencia a la ilegalización de la izquierda abertzale, tras la recién aprobada Ley de Partidos, y la distinción entre nacionalismo y terrorismo, que difuminaba el Pacto Antiterrorista, firmado entre el Ejecutivo del PP y el PSOE un año antes.
Tras publicarse la pastoral, Aznar llamó a consultas al embajador de España en la San Sede. A los pocos días, la Conferencia Episcopal Española reaccionaba con otra pastoral, en la que avalaba la política antiterrorista de Aznar y la ilegalización de la izquierda abertzale.
Diez años después, los obispos vascos coinciden en la necesidad de actualizar la reflexión, tras la fase del final de la violencia anunciada en la declaración de ETA del pasado 20 de octubre, como se puso de relieve en un encuentro que mantuvieron una semana después de ese anuncio los tres obispos vascos actuales: Munilla, Iceta y Asurmendi.
La disparidad de criterios sobre la manera de entender la reconciliación entre los tres obispos lo impide. De tal modo que el pasado 31 de enero, Munilla, el obispo donostiarra, ultraconservador y vinculado al presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco, llegó a sufrir un desmentido público del obispo de Bilbao, Iceta, más moderado, cuando el primero anunció en una radio que preparaban una carta pastoral. Iceta precisó que el acuerdo existente entre los obispos se limitaba a la celebración de la jornada de oración de hoy.
Iceta tiene el influjo directo de Uriarte, en contraste con Munilla, vinculado a Rouco. Un vicario de Iceta, Ángel María Unzueta, participó en la Conferencia de Aiete, el pasado 17 de octubre, el escenario que la izquierda abertzale preparó a ETA para que la banda terrorista declarara el cese definitivo de la violencia.
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