Urdangarin siguió en los negocios en 2008 y se peleó con su socio por dinero
El duque de Palma admite el cobro y lo justifica por una gestión sobre Aguas de Valencia Urdangarin desatendió las peticiones del Rey para que abandonara sus negocios El yerno del Rey insiste en que él no se encargaba de los asuntos contables de las firmas El juez descarta estudiar ya las medidas cautelares Él y su esposa tenían previsto salir hoy de la isla para viajar a Washington
Iñaki Urdangarin, yerno del Rey, acudió ayer por la mañana a los juzgados de Palma con semblante más relajado que el día anterior para reanudar su declaración como imputado en el caso Palma Arena. Pero se encontró con un interrogatorio muy prolongado y persistente —calificado de “muy incisivo” por el entorno de sus abogados— por parte tanto del juez José Castro como del fiscal Pedro Horrach. Entró por la mañana, a las 9.25, y terminó de declarar de madrugada, a la 1.37.
Dejó el juzgado a las 4.08. Su abogado ha subrayado que quedó demostrado que la infanta nada ha tenido que ver en la trama, que no hay ni un vestigio de paraísos fiscales, que Urdangarin atendió la orden del Rey de dejar los negocios. "Ahora el procedimiento acaba de empezar", ha asegurado.
El yerno del Rey reconoció en esta segunda jornada que siguió haciendo negocios en 2008 —don Juan Carlos le había ordenado dos años antes que se apartara del Instituto Nóos—, aunque matizó que fueron actividades únicamente relacionadas con el ámbito privado, no con organismos públicos, y para cerrar un negocio que había abierto cuando presidía Nóos por importe de 400.000 euros. El duque de Palma asumió así, a preguntas del instructor, que permaneció relacionado con la trama de actividades del instituto y con su socio Diego Torres después de que el Monarca le ordenara dejar los cargos internos de esa entidad supuestamente altruista y sin ánimo de lucro que llegó a facturar casi seis millones con los Gobiernos de Baleares y Valencia.
Urdangarin, en la primera declaración de un miembro de la realeza ante la justicia, afrontó ayer por segundo día consecutivo un duro interrogatorio por parte del instructor y del fiscal. En total fueron más de 14 horas de preguntas y respuestas con el juez José Castro, quien incidió en las operaciones realizadas por Nóos, antes y después de 2006. Castro, que investiga los supuestos delitos de malversación de caudales públicos, falsedad documental, fraude a la Administración y prevaricación en esta pieza separada del caso Palma Arena, formuló al imputado un total de 500 preguntas en dos días. Y, cuando él terminó, empezó el interrogatorio del fiscal, que duró otras siete horas, hasta medianoche, tomó el relevo la acusación particular, Manos Limpias, también muy dura.
Aunque el instructor considera que tiene articulada ya buena parte de la estructura de la causa, descartó estudiar por el momento posibles medidas cautelares.
En su intervención, la fiscalía, muy incisiva, destapó una cuenta con la que Urdangarin cobró en Suiza. El rastro se detectó en el registro del despacho personal del duque. Tras serle mostrada una hoja con una cuenta manuscrita por su secretaria, el imputado asintió y argumentó, según fuentes del caso, que se trataba de un ingreso que hizo un empresario jordano residente en Suiza por su gestión para internacionalizar la sociedad Aguas de Valencia.
También admitió que intervino para cerrar negocios con el empresario Domingo Díaz de Mera, promotor del ruinoso aeropuerto de Ciudad Real y presidente de un club de balonmano y de la empresa Global Consulting Partners. Por esta asesoría cobró 300.000 euros.
El fiscal Pedro Horrach, nada retórico, comenzó a preguntarle por las supuestas facturas falsas que presentó el Instituto Nóos a la Generalitat valenciana en relación con el proyecto de los Juegos Europeos de Valencia, alguna de ellas por 240.000 euros. También se interesó por los contratos de Nóos con el Gobierno de Baleares, así como por la trama exterior. Urdangarin descargó de nuevo en su exsocio Diego Torres, con quien acabó muy enfrentado, lo referido a las cuestiones económicas, y añadió que este era quien ponía los precios a los contratos y que llegó a actuar a sus espaldas. “¿Le robó Diego Torres?”, le llegó a preguntar el fiscal. Respondió que sí.
En cuanto a las facturas, apuntó al contable de la sociedad, y negó conocer la existencia de las falsedades y de la trama exterior.
Una parte de los letrados defensores estaba incómoda por la extensión de las sesiones, por la obsesión del juez y los fiscales en concretar el sentido de sus interrogatorios. Desde el entorno familiar del duque de Palma se expresó también de manera oficiosa un evidente malestar por la duración de este acto judicial de dos jornadas, además de por el trato recibido por el imputado, que tuvo que someterse a 22 horas de interrogatorio, descontados los tiempos de descanso.
Aun así, la fiscalía no llegó a pedir un careo entre Urdangarin y su exsocio Diego Torres. El sábado, en su primera comparecencia, el duque endosó toda la responsabilidad a Torres y sostuvo que al frente del Instituto Nóos él desempeñó siempre un papel institucional, ajeno a las actividades que se investigan.
Urdangarin y Torres, como propietarios y gestores de Nóos, están bajo sospecha judicial por encabezar una supuesta trama que se apoderó de fondos públicos, con concursos y contratos ficticios y precios totalmente desproporcionados, según consta en el informe del fiscal anticorrupción Pedro Horrach. El yerno del Rey logró para Nóos entre 2004 y 2007 casi seis millones de euros de fondos públicos (2,6 del Gobierno de Baleares de Jaume Matas y 3,2 millones de la Generalitat valenciana de Francisco Camps).
El duque de Palma siguió asociado con Diego Torres hasta que rompió con él por disputas serias en las liquidaciones sobre “lo que le tocaba”. Urdangarin le reclamó su parte de los beneficios. Desde el entorno del duque se explica que solo continuó en los temas que había abierto y que aún estaban pendientes de liquidar.
En ese sentido se justifica que en 2007 —un año después de que el Rey le ordenada desvincularse de Nóos y de Torres— el esposo de la infanta Cristina llamara reiteradamente para reclamar a José Luis Pepote Ballester, que era director general de Deportes de Baleares, el pago de 400.000 euros pendientes de un convenio. Urdangarin dijo que hizo de mediador, en nombre de Torres.
El yerno del Rey explicó en el juzgado que desde La Zarzuela se le señaló, de manera especial, que dejara de intervenir en contratos con las Administraciones públicas. La advertencia y la operación desenganche fueron organizadas por el exjefe de la Casa del Rey Alberto Aza y el asesor y emisario real José Manuel Romero Moreno.
Desde el entorno del Monarca, de acuerdo con el relato de Urdangarin en el juzgado, se le sugirió al duque de Palma que se apartara de los proyectos empresariales “continuados” que compartía con Diego Torres y que renunciara a figurar en fundaciones privadas. Eso sucedió en marzo de 2006, tras las primeras referencias del PSOE a los convenios millonarios de Nóos con el Gobierno de Baleares por un monto de 2,3 millones. El emisario real tramitó la dimisión de Urdangarin, que se resistió a aceptarlo pero finalmente dejó los cargos. Abandonó la presidencia de la fundación Areté que presidía y después el patronato de la Fundación Deporte Cultura e Integración Social que alentaron Torres y Urdangarin. Esa segunda entidad recaudó en pocos meses 400.000 euros de grandes marcas, para temas de mecenazgo, con el pretexto de solidaridad con los discapacitados.
Urdangarin en ningún momento citó al Rey, sino a “la Casa de su majestad el Rey”. Y al referirse a su esposa lo hizo como “la infanta doña Cristina”.
En la sesión se habló también de una segunda red internacional de Nóos, integrada por dos sociedades gemelas, de nombre Vikram, una en Belice y otra filial en Inglaterra.
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