Esperanza Aguirre dimite y aumenta la presión sobre Rajoy
La dirigente popular envía un recado al presidente: "Es tiempo de sacrificios"
Esperanza Aguirre dimite como presidenta del PP de Madrid por “la gravedad” de las acusaciones de financiación ilegal en su partido. Lo anunció a los tres días de que la Guardia Civil registrara su sede, más de un año después de que su mano derecha, Francisco Granados, entrara en prisión, y a tres meses de dejar el cargo tras el congreso regional del PP, al que ya había dicho que no se presentaría. “La corrupción nos está matando a todos”, dijo Aguirre, que envió un recado a Rajoy: “No es momento de personalismos, sino de sacrificios y cesiones”. Seguirá como portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid.
Pidió a su equipo un vaso de agua y a los fotógrafos que no le hicieran fotos tan cerca. Y a las 14.20 de un domingo, en una rueda de prensa convocada apenas media hora antes, Esperanza Aguirre anunció que dimitía como presidenta del PP de Madrid “por la gravedad de esas informaciones aunque no estén demostradas” que apuntan a la financiación ilegal en su partido. A Mariano Rajoy se lo había comunicado esa misma mañana, por un mensaje de móvil. “Te entiendo”, le respondió el presidente en funciones. Tres días antes la Guardia Civil había registrado su sede en el marco de la Operación Púnica, por la que Francisco Granados, secretario general del PP madrileño entre 2004 y 2011, está en prisión desde octubre de 2014.
La dimisión de Aguirre puede tener mayores efectos sobre Rajoy y el PP nacional que sobre ella misma, puesto que la dirigente popular ya había anunciado que no se presentaría al congreso para elegir al nuevo presidente del PP madrileño, previsto para mayo. De hecho, la propia Aguirre admitió que en el cargo del que acaba de dimitir estaba en una situación de “cierta interinidad” y que “por supuesto” continuará haciendo oposición a la alcaldesa Manuela Carmena como portavoz municipal del PP en el Ayuntamiento. Su dimisión adelanta apenas unos meses su salida de la presidencia del PP madrileño, pero descarga más presión sobre Rajoy, acorralado por los escándalos de corrupción en pleno proceso de negociaciones para intentar formar Gobierno.
Aguirre insistió en que no tiene “responsabilidad directa” en el caso Púnica. “No he cometido ningún ilícito penal. No hay nadie en España que piense que yo me he llevado un duro. Ni los de Podemos piensan que yo sea culpable”, dijo. Aclaró que no renunciaba al cargo porque piense que la investigación judicial vaya a llegar finalmente hasta ella, o porque nadie del partido se lo haya pedido —“Es una decisión absoluta y totalmente personal”—, sino por haber puesto a Granados como secretario general del PP madrileño. “Asumo mi responsabilidad política por elegir a este señor y porque debía haber vigilado mejor”, dijo.
La respuesta de Rajoy: "Te entiendo"
Esperanza Aguirre compareció el viernes en la comisión especial sobre corrupción en la Asamblea de Madrid, donde defendió su gestión. Al volver a casa, y durante todo el sábado, reveló, estuvo meditando sí debía dimitir por el escándalo que apunta a una posible financiación ilegal en el PP madrileño. El domingo tomó finalmente la decisión y telefoneó al presidente del partido, Mariano Rajoy, para comunicarle su dimisión.
“Le llamé esta mañana, no me cogió, y le envié un mensaje”, explicó Aguirre. Rajoy le contestó entonces con otro mensaje cuya primera línea, según la dirigente popular era: ‘Te entiendo”.
Después, el presidente del PP telefoneó a Aguirre y se disculpó por no haber respondido a su primera llamada. “Hemos estado hablando y la conversación ha sido, como siempre con Mariano Rajoy, de absoluta cordialidad y comprensión. El resto no creo que tenga que desvelarlo”.
Rajoy, que el día anterior volvía a reivindicar en Murcia el derecho del PP a presidir el Gobierno y presentarse a la investidura si Pedro Sánchez fracasa, no se pronunció este domingo en público sobre la dimisión de Aguirre.
El partido escribió en un escueto mensaje de Twitter: “Gracias, Esperanza”.
Si no dimitió antes, explicó, es porque hasta ahora había pensado que las acusaciones sobre Granados afectaban a otra etapa distinta a su cargo de secretario general del PP madrileño. “Que un juez lo mantenga en prisión tanto tiempo hace pensar que algo grave debe de haber”, dijo. El viernes, ante la comisión por corrupción en la Asamblea de Madrid, había hecho una defensa férrea de su gestión: “He nombrado a más de 500 altos cargos y dos me han salido rana”.
Recado a Rajoy
Preguntada por si creía que Rajoy debía imitarla y dimitir también por no haber “vigilado” que no se produjeran esos casos de corrupción en el partido, Aguirre no se atrevió a mostrarle el camino, pero sí le envió un recado: “Este no es el tiempo de los personalismos, sino de los sacrificios y las cesiones”.
“La corrupción nos está matando a todos”, añadió la veterana política, incluyendo a otros partidos que, a su juicio, “la tienen en mayor cuantía”. “Esas noticias que se suceden cada día hacen, no ya que llueva sobre mojado, sino sobre una inundación. La gente quiere gestos y mi gesto es asumir mi responsabilidad política, sabiendo que yo ni me he llevado nada ni puedo esta encausada por nada, pero soy la presidenta del PP de Madrid y tengo que asumir mi responsabilidad” por la gente que ha elegido y por no haber vigilado, subrayó. Un mensaje muy parecido al que Ciudadanos lanza al partido cuando repiten que Rajoy “no es la persona más adecuada para liderar una nueva etapa de lucha contra la corrupción” por todos los escándalos destapados bajo su mandato.
Aguirre, en cualquier caso, aseguró que no le consta que el PP madrileño se hubiera financiado ilegalmente y descargó responsabilidades: “En el PP hay un tesorero, un contable, un secretario... los encargados de gestionar los asuntos económicos eran otros. Yo me ocupaba de otras cosas”.
La expresidenta madrileña explicó que el PP nacional puede ahora nombrar una gestora, como ha hecho en Valencia, o convocar una junta directiva nacional para proponer a un sucesor temporal hasta que se elija al nuevo presidente del partido madrileño en un congreso. “Y ahí”, añadió Aguirre, “voy a pedir que sea abierto, y que cada militante tenga un voto. La militancia y los votantes del PP son gente extraordinaria que no merece a estas personas que nos están avergonzando a todos”.
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