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MANUEL FERREIRA DE OLIVEIRA Presidente ejecutivo de Galp Energía

“Estamos dispuestos a aguantar; queremos crecer en España”

El presidente de Galp Energía asegura que disponen de reservas para abastecer sus refinerías durante 30 años

Manuel Ferreira de Oliveira, presidente de Galp Energía, fotografiado en el IESE, en Madrid.
Manuel Ferreira de Oliveira, presidente de Galp Energía, fotografiado en el IESE, en Madrid.Samuel Sánchez

El optimismo cauto es la nota dominante en el primer ejecutivo de Galp. Optimismo ante el futuro de la petrolera portuguesa, que viene batiendo a sus rivales del sector en Bolsa, participa en algunos de los principales descubrimientos de crudo y gas en el mundo y ha tenido un 2012 envidiable (un 43% más de beneficio neto). Y optimismo con respecto al futuro del petróleo. En opinión de Manuel Ferreira de Oliveira (Aveiro, 1948), ni habrá escasez, ni veremos precios a 200 dólares.

Pregunta. Se dice que cuando llegue la recuperación, los precios del crudo pueden superar los 150 dólares el barril. ¿Qué opina?

Respuesta. No me atrevo a hacer proyecciones, pero sí le puedo hablar de los fundamentales del sector. El mercado, ahora en los 90 millones de barriles diarios, está creciendo a una tasa de un millón al año. Pero en unos años se estabilizará: no pasará de los 95 millones en 2030. ¿Por qué digo esto si Asia y otras regiones van a incrementar la demanda? Porque además de que el crecimiento está parado en Europa y EE  UU, hay suficientes proyectos de exploración en el mundo para atenderla y evitar una subida de precios. A menos que haya alguna anomalía, no esperamos que los precios superen los 120 dólares. Claro que esto es una previsión.

P. Hace poco se temía que las reservas pudieran disminuir. ¿Ahora están creciendo?

“Mozambique será uno de los grandes productores

R. Sí. ¿Por qué se estancaron en un momento? Porque identificar reservas es una inversión gigantesca. En general, al sector le basta con un stock para 30 años y no le interesa, por motivos de racionalidad económica, tener reservas para más años. Si no hubiera imponderables, la industria solo haría prospección para reponer lo consumido. El problema es que las reservas a veces son difíciles de identificar.

P. Además, si las reservas subieran mucho, los precios bajarían...

R. Si las reservas empiezan a subir mucho debido a grandes descubrimientos, que no es el caso, la prospección baja. Ocurrió en los noventa: las reservas subieron, los precios bajaron y se congeló la prospección. Cuando a partir de 2000 los precios empezaron a subir y las reservas a estancarse, las empresas intensificaron la exploración. Todo lo que está apareciendo ahora en Brasil, EE UU, Canadá, etcétera, es fruto de esos esfuerzos.

P. ¿No hay entonces peligro de escasez de crudo a largo plazo?

“Las empresas

R. Cuando estaba en la universidad, hace más de 40 años, ya decían que solo había reservas para 40 años. Ahora hay para más tiempo, y el consumo ha subido mucho. La industria fue capaz de reponer lo gastado y más, lo que no significa que haya que derrochar el petróleo. Un día acabará, claro.

P. ¿Tiene algo que ver esta nueva sensación de no escasez de crudo (y gas) con la creciente puesta en duda de las renovables?

R. Sería un error. Las renovables jugarán un gran papel, pero ahora tenemos reservas suficientes de crudo para esperar hasta que la tecnología asociada a esas energías sea competitiva. Lo que hay que hacer es usar los combustibles fósiles con cuidado y, en paralelo, invertir en proyectos y en I+D en renovables.

P. ¿Qué nivel de reservas tiene Galp en estos momentos?

R. Nuestras reservas de petróleo, puestas en producción, nos permitirán abastecer a nuestras refinerías durante 30 años. Queremos alcanzar en 2020 los 300.000 barriles/día, que es nuestra capacidad de refino. En gas, lo mismo. En la próxima década seremos capaces de producir ya todo el gas que vendemos.

P. No habrá sido fácil. La competencia por las nuevas reservas es cada vez más difícil.

R. Cierto. Es complicado, pero no tanto que nos impida a las empresas que tenemos competencias técnicas acceder a esos concursos y ganar. Hemos invertido mucho en tecnología y capital humano, y por eso estamos en el proyecto de Brasil, muy complejo. Está en el litoral de Santos, a 250 kilómetros de la costa, con láminas de agua de más de 2.000 metros y las bolsas a 6.000.

P. Galp antes estaba casi solo en refino y distribución y ahora tiene exploración en varios sitios del mundo.

R. Siempre fuimos una empresa vertical, pero a partir del año 2005 nos enfocamos más a la prospección y exploración, y tuvimos la visión estratégica o la suerte de participar en algunos de los mayores descubrimientos, en Brasil o Mozambique. Ahí estamos en un proyecto de gas, que empezará a producir en 2019 y hará de ese país unos de los grandes productores del mundo.

P. El mundo del petróleo se ha hecho muy arriesgado. ¿No teme que le pueda ocurrir algo como a Repsol en Argentina o a BP en el Golfo de México?

R. Este es un sector en el que convivimos a diario con tres grandes riesgos: el económico, el político y el geológico. Hacemos grandes inversiones que no siempre salen; trabajamos con recursos naturales, lo que nos obliga a llevarnos bien con sus propietarios, los Estados; y además, lo hacemos en las entrañas de la tierra, otro riesgo, porque a veces las cosas fallan.

P. Teniendo en cuenta que gigantes como BP tardan en recuperarse de un incidente, ¿no es un riesgo ser pequeño en un sector como este?

R. No se debe evaluar una empresa por su tamaño, sino por cómo remunera el capital invertido. Galp lo ha hecho mejor en Bolsa que muchas de las grandes. Las empresas de menor tamaño tienen sus ventajas. Están más cerca de las operaciones y tienen más capacidad para mantener una relación amistosa con los países donde operan, quizá porque no son una amenaza. Estamos en Brasil, Angola o Mozambique con una actitud de cooperación y complementariedad con las empresas nacionales.

P. ENI fue desde 2000 el mayor accionista de Galp y ahora va a salir. ¿Quién la sustituye?

R. ENI está a punto de salir por voluntad propia. Y nuestra compañía, que está en Bolsa desde 2006, tiene ya un núcleo duro, Amorim Energía, una joint venture entre el Grupo Amorim y la angoleña Sonangol, con el 38% del capital.

P. Galp está en España desde los años ochenta. ¿Cómo les va?

R. Tenemos entre el 10% y el 12% de la distribución en España, somos el tercer operador. Galp tiene un volumen de ventas similar en España y Portugal. Somos la única empresa portuguesa que está equilibrada en los dos países, una empresa ibérica.

P. ¿Cómo llegaron a esa cuota? Los primeros años fueron difíciles.

R. Vinimos con la idea de crecer orgánicamente, pero en 2006 solo teníamos el 4%. Así que entre 2007 y 2008 compramos dos grandes redes, de Esso y Agip.

P. ¿Cómo les ha afectado la crisis del mercado de carburantes?

R. Mucho. Hemos sufrido caídas superiores al 5% en los dos países. Pero estamos comprometidos con los dos mercados y decididos a atravesar estos momentos difíciles con perseverancia, incluso a sacrificar los resultados. Somos optimistas.

P. ¿Tienen planes para crecer en España, o se van a quedar por aquí?

R. Queremos seguir creciendo. Las crisis generan movimientos de racionalización de la red. Hay empresas que no aguantan. Y como Galp está dispuesta a aguantar, creo que llegaremos al otro lado del túnel con capacidad para crecer.

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