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Reportaje:

Los satélites asesinos

El secretario general de las Naciones Unidas es el encargado de llevar un registro de todos los objetos lanzados al espacio por los estados miembros. En el registro no se piden muchos detalles sobre la misión de cada uno de estos objetos, que en número de varios miles -el número exacto no está establecido-, circundan la Tierra actualmente, y nadie se hace ilusiones sobre los fines exclusivamente pacíficos de tan numerosos objetos.Los soviéticos han advertido recientemente contra la importancia militar que tienen los vuelos norteamericanos del autobús espacial, el Shuttle, y cada nuevo proyecto ruso es criticado por los norteamericanos, que señalan que al menos dos de los laboratorios espaciales de la serie Salyut estaban diseñados con fines exclusivamente militares. En los últimos años, el espacio se ha convertido en un campo de importancia estratégica sin precedentes, tanto para Estados Unidos como para la Unión Soviética, señalaba un reciente artículo para The New York Times del experto Robert Jastrow, quien afirmaba: "Hace veinticinco años los rusos nos sorprendieron con el Sputnik. Desde hace más de diez años se están preparando para sorprendernos nuevamente. Esta vez la sorpresa puede tener consecuencias más serias y hasta mortales".

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Es el punto de vista de un norteamericano, pero el hecho es que tanto Estados Unidos como la Unión Soviética utilizan en la actualidad el espacio para comunicarse con sus fuerzas en el extranjero y para vigilar el movimiento de las tropas de otros países, sus barcos y submarinos. Satélites detectores espaciales observan constantemente la superficie terrestre para detectar el calor producido por el lanzamiento de un misil, tanto desde un silo terrestre como desde un submarino. Otros satélites pueden interceptar las señales de radio procedentes de los misiles, así como las microondas emitidas por radares militares y otras comunicaciones electrónicas. Fotografías detalladísimas de centros estratégicos son realizadas por satélites espías. Las fotografías no se transmiten a la Tierra para evitar interferencias, sino que las cargas se desprenden del satélite y vuelven a la Tierra, siendo recogidas directamente en su caída por aviones especiales.

En 1981 Estados Unidos comunicó el lanzamiento de dieciocho satélites, mientras que Rusia dio la impresionante cifra de 125. la mayoría, de la serie Cosmos. Según los especialistas americanos Charles Sheldon y Marcia Smith, el 69% de estos ingenios tienen fines directamente militares.

En la última década, sin embargo, se han perfeccionado otros sistemas con fines directamente bélicos, entre los que se encuentran los satélites asesinos, sólo en poder de los rusos, según los Estados Unidos, y el rayo láser, en el que ambos países están invirtiendo grandes sumas.

Los satélites asesinos están diseñados exclusivamente para destruir otros satélites, y los observadores afirman que los rusos realizan pruebas con ellos desde hace una década. La técnica consiste en aproximar el satélite asesino a su objetivo hasta tenerle a muy corta distancia. Entonces se explosiona el satélite, que al destruirse destruye también el objetivo. La existencia de innumerables trozos de basura espacial procedente de antiguos satélites en órbita de la Tierra, haría muy difícil echar la culpa de la destrucción de un ingenio determinado a uno de estas armas.

Los rayos láser tienen la velocidad de la luz, lo que dificulta las acciones evasivas, y funden o hacen que se evapore su objetivo. Los rayos no se ven, no se pueden detectar con el radar y pueden utilizarse desde una distancia considerable, lo que dificultaría igualmente la localización de la fuente.

Los rayos de partículas son otra de las armas en desarrollo; disparan proyectiles de partículas atómicas o subatómicas a alta velocidad; la energía liberada hace desaparecer literalmente el objetivo y se pueden disparar a través de las nubes y la niebla, al contrario que el rayo láser.

Mientras tanto, los Estados de la Tierra ni siquiera se han puesto de acuerdo sobre a qué altura termina el espacio aéreo de cada país y empieza el espacio exterior. Actualmente existe una especie de acuerdo no escrito por el cual los satélites tienen paso libre por el espacio, pero esto puede cambiar en cualquier momento, y entonces podría empezar la primera guerra espacial.

Los Estados Unidos han empezado a tomar medidas ante lo que consideran un mayor avance de los rusos en el tema militar, y han reorganizado las fuerzas aéreas para comprender este sector de la defensa, al tiempo que está en consideración un programa para el desarrollo de los satélites asesinos y un mayor presupuesto para el de las armas de rayo láser.

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