Dimite el jefe del Gobierno de Austria y presidente de los socialdemócratas
Werner Faymann deja el cargo tras la derrota de su partido en la primera ronda de las elecciones presidenciales
El canciller federal de Austria, Werner Faymann, dimitió este lunes de la jefatura del Gobierno y de la presidencia del Partido Socialdemócrata (SPÖ). Presionado por las críticas internas ante el endurecimiento en la política de asilo y la falta de reformas económicas del Ejecutivo, la victoria hace dos semanas de la ultraderecha en la primera vuelta de las elecciones presidenciales dio la puntilla al liderazgo de Faymann. El SPÖ busca ahora un sucesor que pueda mantener en pie la coalición de Gobierno con los democristianos del ÖVP.
La retirada de Faymann, canciller austriaco desde 2008, se ha producido solo dos semanas después de la debacle sufrida por su formación en la primera ronda de las elecciones presidenciales, en las que triunfó con claridad Norbert Hofer, el ultranacionalista del FPÖ, que se medirá el 22 de mayo al candidato verde Alexander Van der Bellen. Las urnas castigaron con la misma dureza al otro gran partido austriaco, el ÖVP. Ambos quedaron fuera de la carrera por la presidencia del país por primera vez en 50 años.
Pero mientras que los democristianos se afanaron por administrar su derrota con poco ruido, en el lado socialdemócrata se abrió un duro debate interno que ha precipitado finalmente la salida de Faymann. La crisis se venía fraguando desde hace meses. A la falta de empuje del Gobierno encabezado por el ya excanciller para aprobar reformas ante el aumento del paro, se sumó a partir del verano pasado la crisis de los refugiados.
Mientras la ultraderecha clamaba por un cierre de las fronteras, Faymann abrazó la política de puertas abiertas de Angela Merkel para acoger a los sirios que huían de la guerra y quedaron atrapados por la valla levantada contra su paso en Hungría. Pero el avance del FPÖ en varias elecciones regionales y la insistencia de los democristianos por una política de asilo más restrictiva marcaron a partir del otoño un drástico cambio de rumbo. El Gobierno austriaco valló su frontera con Eslovenia, anunció que aceptará un máximo de 37.500 refugiados este año —en 2015 registró unas 90.000 peticiones de asilo— y llevó al Parlamento un drástico endurecimiento de la normativa de acogida.
Las medidas para reducir la migración, recibidas con críticas desde Alemania y Bruselas —y en las últimas semanas desde Italia por los planes de controlar con otra valla la frontera entre ambos países—, no sirvieron para salvar a los partidos gubernamentales de la derrota electoral del pasado 24 de abril y han dividido al partido socialdemócrata. Una división que se tradujo en peticiones de dimisión a Faymann y que se trasladó a la calle, donde en la celebración del Primero de Mayo hubo pitos y abucheos al canciller, mientras sus fieles exhibían carteles apoyando su línea política.
La colaboración con la derecha extrema
La crisis de Gobierno abierta por la dimisión del canciller austriaco, Werner Faymann, fue recibida con alborozo en las filas del partido ultranacionalista y euroescéptico FPÖ. “Un buen día para Austria. Merkel debería seguir a Faymann”, tuiteó el secretario general, Harald Vilimsky.
Tras ganar con un 35% de los votos la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el partido acaricia por primera vez la posibilidad de ocupar la jefatura del Estado austriaco con Norbert Hofer, que se presenta como la versión menos dura del FPÖ. El imparable crecimiento de los ultranacionalistas ha abierto también el debate dentro del SPÖ sobre la negativa que mantiene el partido a cualquier coalición de gobierno con el FPÖ, como defendía Faymann. El partido en la región de Burgenland ya se saltó esa regla el año pasado y formó Gobierno con los ultranacionalistas.
El jefe del Gobierno, que en sus años de liderazgo había sorteado varias crisis, decidió tirar la toalla. “Este país necesita un canciller que tenga el total apoyo de su partido. El Gobierno necesita un nuevo comienzo con fuerza. Quien no tenga ese apoyo, no puede asumir esta tarea”, reconoció el jefe del Gobierno a mediodía tras reunirse con los líderes regionales de su partido.
El canciller comunicó su dimisión solo horas antes de que se reuniera la ejecutiva del SPÖ, que había previsto deliberar sobre su continuidad y un posible adelanto del congreso nacional del partido, previsto para noviembre. Hasta la mañana de est lunes, la partida interna sobre el futuro de Faymann estaba abierta, según los medios austriacos, y era factible que el excanciller lograra una mayoría en los órganos del partido para mantener el liderazgo. “La mayoría no es suficiente”, respondió Faymann.
El vicecanciller, Reinhold Mitterlehner (ÖVP), ocupará interinamente la jefatura del Gobierno de coalición y seguirá de cerca la designación del sucesor socialdemócrata, que se prevé sea anunciado la semana próxima.
Mitterlehner, sin embargo, no vio motivos este lunes para un adelanto de las elecciones generales, previstas en principio para 2018. Tampoco en las filas socialdemócratas se quiso oír hablar de comicios anticipados. Los dos grandes partidos, que gobiernan Austria desde el final de la Segunda Guerra Mundial, no pierden de vista las encuestas de cara a unos comicios generales, que sitúan una y otra vez en primer lugar al ultraderechista FPÖ con un 30% de votos.
Pero la continuidad de la coalición de Gobierno está lejos de estar garantizada. El ÖVP deberá aprobar el trabajo conjunto con un nuevo canciller socialdemócrata. “Todo es posible ahora mismo, pero ambos partidos corren riesgos con un adelanto electoral”, constató el politólogo de la Universidad de Viena Laurenz Ennser-Jedenastik.
Quien sí insistió en pedir comicios anticipados fue el FPÖ, cuyo líder, Heinz-Christian Strache, sostuvo que el cambio de canciller no solucionará los problemas de Austria.
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