Un vecino de Tianjin: “Hubo una nube, como una bomba atómica”
Las explosiones en el puerto chino de Tianjin dejan ya más de 50 muertos y 700 heridos
“Se fue la luz. Luego las puertas se reventaron. Pensé que había sido un terremoto. Bajé a la calle y todo estaba cubierto de humo negro, había una nube como si hubiera caído una bomba atómica”, explica Guo, de 33 años. Guo es uno de los vecinos evacuados de Pinhai, la zona portuaria de la ciudad de Tianjin (noreste de China) donde el martes por la noche un incendio en unos contenedores del puerto causó dos gigantescas explosiones, equivalentes al estallido de 21 toneladas de TNT. Más de 50 personas han muerto, entre ellas una docena de bomberos, y más de 700 permanecen ingresadas en los hospitales de la zona, 60 de ellos en estado grave.
Casi 24 horas después del estallido, el fuego continúa. Una espesa columna de humo negro puede aún verse desde la terminal de autobuses de Pinhai, que ha quedado completamente destrozada en el suceso. Un reloj marca el momento de la primera explosión, a las 23.40 horas locales (17.40 hora de España). En el aparcamiento, los vehículos se mantienen aún perfectamente alineados; pero han perdido los cristales, sus ruedas están reventadas. Las explosiones se sintieron en 10 kilómetros a la redonda; en un radio de 2 kilómetros muchos edificios quedaron dañados, sus cristales rotos.
“Perdí la consciencia en el momento de la explosión. Cuando me desperté, mi primer impulso fue salir. Estaba ensangrentado y alguien me llevó al hospital. Me hicieron las primeras curas en el ojo, donde tenía cortes, y me mandaron a casa. Aún necesito que me miren un brazo, pero los hospitales están desbordados, no pueden atender a gente con heridas de poca importancia como yo”, dice Feng, un portero de noche de 56 años en una empresa logística. Feng espera que algún médico pueda atenderle en los alrededores del hospital Teda Tianjin, donde han quedado ingresados la mayoría de los heridos, protegidos por decenas de agentes de Policía. La tensión en el centro médico es palpable: son constantes las peleas entre voluntarios y visitantes, y la prensa extranjera es recibida con franca hostilidad. Algunos tienen que abandonar el recinto entre empujones; otros, protegidos incluso por la Policía.
Más de 6.000 personas continúan evacuadas tras el accidente, según el Ayuntamiento de Tianjin, que ha habilitado diez escuelas para darles cobijo. Más de un millar de personal médico procedente de una decena de hospitales participa en la operación de asistencia a los afectados. El Ejército también ha movilizado a un cuerpo especial de ayuda en casos de emergencia.
Según la agencia china Xinhua, un millar de bomberos y 140 vehículos intentan contener el incendio en una zona de contenedores que alojaba “productos peligrosos”. “La volatilidad de esos productos implica que el fuego es especialmente impredecible y particularmente arriesgado acercarse”, apunta la agencia estatal. Varios coches de bomberos han quedado destrozados en la lucha contra el fuego.
Incógnitas
Una de las incógnitas es, precisamente, qué contenían los contenedores que estallaron, y que al parecer albergaban explosivos. La agencia Xinhua ha indicado en su cuenta en Twitter que ha llegado a la zona un equipo de especialistas químicos, biológicos y nucleares del Ejército Popular de Liberación (EPL) para detectar y limpiar posibles productos tóxicos. El jefe de la oficina de protección medioambiental de Tianjin, Wen Wurui, indicó en una rueda de prensa que se han detectado químicos “venenosos y dañinos” en el aire, aunque no a niveles “excesivamente altos por encima de lo admisible”.
El presidente chino, Xi Jinping, y el primer ministro, Li Keqiang, han reclamado que “no se escatimen esfuerzos” para sofocar el incendio o para asistir a las víctimas en lo que es, a todas luces, uno de los peores accidentes industriales en la historia reciente de China, un país que no ha estado escaso de ellos en los últimos años debido a un escaso cumplimiento de la legislación y décadas de rápido crecimiento económico.
En Weibo, el Twitter chino, numerosos internautas expresaban su desacuerdo con la narración oficial y ponían en entredicho el número oficial de víctimas. “No pueden ser solo 44. Una unidad de bomberos son decenas de personas que estaban allí y la explosión se produjo a medio kilómetro de varias urbanizaciones muy grandes. El Gobierno está disimulando la realidad”, asegura “Panpanchuagen”. Otro, que se identifica como “Yo no soy Gadafi”, demanda “transparencia en la información: no pueden haber muerto tan pocos civiles ni bomberos”.
Los funcionarios del Ayuntamiento de Tianjin se habían reunido hace una semana con empresas presentes en el parque industrial donde se produjeron las explosiones para tratar sobre la seguridad y el manejo de productos químicos peligrosos. Según los medios chinos, el director de la empresa propietaria de los contenedores donde se detectó el incendio, Ruihai International Logistics, ha quedado bajo custodia de la Policía para su interrogatorio.
El puerto de Tianjin, el principal en el noreste de China. La ciudad, a unos 120 kilómetros de Pekín, tiene cerca de 10 millones de habitantes.
Pobre seguridad industrial
China no es ajena a las catástrofes de origen industrial. El rápido crecimiento económico y el poco énfasis en las medidas de seguridad laboral han llevado a accidentes como el ocurrido en la planta de componentes automovilísticos Kushan Zhongrong Metal Products en la provincia costera de Jiangsu en agosto del año pasado. Al menos 146 personas murieron en una explosión en esa planta, el peor accidente industrial en China en 2014. Meses después, en diciembre, fallecían otros 17 trabajadores en una serie de explosiones en una fábrica de componentes para camiones en Foshan, en el sureste de China.
Los datos oficiales apuntan que los accidentes industriales en China están cayendo a un ritmo del 10% anual, pero las cifras son aún impresionantes. Entre 2010 y 2012 la cifra de muertos en este tipo de sucesos alcanzó una media de 200 por día, o cerca de 70.000 al año. En el primer semestre de 2014 el número era de 30.000. Entre sus principales causas se encuentran las largas horas de trabajo, maquinaria anticuada o fallos en las medidas de seguridad.
China aprobó a comienzos del año pasado una serie de reformas de su normativa de seguridad en el trabajo, que aumentó las sanciones por incumplimiento de las medidas hasta un millón de yuanes (143.000 euros). Entonces, el director de la Administración Estatal para la Seguridad Laboral, Yang Dongjiang, declaró al diario “Global Times” que se establecería una “lista negra” de empresas que incumplieran las reglas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.