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Los pantanos latinoamericanos pueden proteger contra inundaciones

Los expertos destacan la importancia de los humedales, amortiguadores naturales de los suelos y las reservas de agua dulce

Zona de Pantanal en Brasil.
Zona de Pantanal en Brasil.Felipe Frazão

Si existiera un defensor natural y económico contra las inundaciones, la erosión de la tierra y la contaminación del agua, ¿no valdría la pena protegerlo?

Se trata de los humedales – zonas permanentemente húmedas de la Tierra tales como las ciénagas, esteros y pantanos- que actúan como agentes preventivos contras las inundaciones.

Desde el arrecife mesoamericano, al acuífero guaraní y el enorme Pantanal al glaciar Vinciguerra en la zona más austral del continente, América Latina no sólo está llena de agua, sino también de enormes extensiones de humedales que tales reservas producen. Estos se encuentran amenazados por la urbanización desmedida y no planificada.

A nivel mundial, las áreas húmedas cubren unos 13 millones de kilómetros cuadrados, el equivalente a los territorios combinados de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay y Uruguay. Además generan un valor anual estimado de unos 70 mil millones de dólares en servicios ambientales.

“Los humedales son sumamente importantes,” explica Christian Holde Severin, especialista senior ambiental del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), “y en un clima cambiante se vuelven aún más importantes. Son una parte esencial de la infraestructura tanto en ciudades como en los ecosistemas naturales.”

Según el WWF, entre 300 y 400 millones de personas viven cerca y dependen de los humedales y los servicios claves que proveen, entre los que se incluye la protección contra:

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Sin embargo, a pesar de estos beneficios, los humedales del mundo están amenazados. Las prácticas agrícolas descontroladas, la deforestación, la construcción de diques y la urbanización han generado una pérdida global de casi dos tercios de humedales en zonas costeras y ribereñas desde 1900.

Urbanización

América Latina es una de las regiones más urbanas del mundo, con casi 8 de cada 10 habitantes viviendo en ciudades. En la medida que crece la población, también aumenta la presión en el ámbito urbano y los ecosistemas alrededores.

“Tenemos que desarrollar ciudades sustentables que integren a los humedales en el planeamiento urbano”, destaca Severin. “Intentamos contener los ríos con concreto, pero ahora vemos que eso no funciona. Por lo tanto, necesitamos asegurar riberas saludables para evitar las inundaciones y estos humedales tienen la capacidad esencial de absorber el exceso de agua. Una y otra vez hemos visto cuando esa capacidad amortiguadora no existe. En un mundo donde tenemos constantes cambios de clima y altas fluctuaciones en las precipitaciones, la capacidad de absorción es más cada vez más importante para evitar las inundaciones y los costos materiales y en vidas que pueden generar”.

Es una situación que se ha visto repetidamente en la República Dominicana. Allí, una falta de conocimiento de los terrenos inundables y de zonas prohibidas significa que muchas de las comunidades pobres se asientan a lo largo de las orillas del río Ozama en Santo Domingo. Es una ubicación precaria, y como consecuencia, estas comunidades son altamente vulnerable a las inundaciones, una situación que empeorará en la medida que suban el nivel del mar y los oleajes.

Degradación de los suelos

La degradación de los suelos ya afecta 300 millones de hectáreas de tierra agrícola en América Latina debido a que la deforestación y la falta de vegetación han dejado vulnerable el valioso manto superior que es arrastrado por la lluvia.

Ecosistemas húmedos saludables ubicados entre tierras cultivadas y zonas de agua dulce forman un amortiguador para combatir esa escorrentía y prevenir que los nutrientes y el sedimento desaparezcan en las corrientes fluviales.

“Los humedales actúan tanto cómo un puente para la biodiversidad como una manera de proteger el agua dulce. La vegetación captura la valiosa capa superior del suelo que, de no estar, sería erosionada y llevada río abajo”, explica Severin.

Eso es particularmente evidente en el enorme Pantanal, que se extiende a lo largo de tres naciones sudamericanas: Brasil, Paraguay y Bolivia.

Los ríos y pantanos albergan a miles de especies de aves, peces y reptiles, y se considera el Pantanal como uno de los humedales mejor conservados del mundo. Sin embargo, incluso allí, se sienten los efectos de la incursión humana en el área. Casi el 60% de las áreas de cabecera río arriba han sido deforestadas para la ganadería y la producción de soja, provocando la erosión de los suelos y afectando a la calidad del agua en la región.

Concientización

A pesar de ser bastante bajo perfil en la agenda global, los humedales son de enorme importancia para la Tierra, que hoy celebra su día.

Con la capacidad de absorber cantidades significativas de precipitaciones, proveen a los ríos de agua dulce, protegiéndola para el consumo humano y asegurando hábitats claves para los peces, aves y otra biodiversidad. Además, como destaca Severin, ofrecen las herramientas para abordar otras amenazas ambientales como el cambio climático, las inundaciones y el aumento en la producción agrícola.

“Debemos despertar una mayor conciencia del valor de los humedales, es hora de alertar de la importancia de tener humedales saludables”, enfatiza Severin. “Al ponerles un precio al valor de los servicios ambientales que ofrecen, se puede hacer que los desarrolladores urbanos y los políticos los tomen más en cuenta en sus planificaciones”.

Mary Stokes es productora online del Banco Mundial 

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