Netanyahu defiende la ofensiva militar como la única opción viable
El presidente de EE UU muestra su preocupación por el creciente número de víctimas Netanyahu defiende la ofensiva militar como la única opción viable
La armadura de Benjamín Netanyahu no se resquebraja. Los datos de víctimas civiles palestinas no modifican su manera de abordar la operación en Gaza porque, insiste, el avance terrestre era la “única vía” para garantizar la seguridad de los israelíes. El primer ministro, en una ronda de entrevistas a medios internacionales como CNN y Fox, defendió que “no hay Ejército más moral” que el suyo —un clásico en el argumentario de los líderes de Israel— y que no quiere “hacer daño a civiles inocentes, ni a uno solo”. “Estamos operando únicamente contra intereses terroristas, nuestro país lamenta estas muertes”, reiteró.
A los 13 días del inicio de la Operación Margen Protector, aún califica de “mesurada” su respuesta contra las milicias palestinas, a las que acusa de “apilar cuerpos para su causa, cuantos más mejor”. La batalla, recordó, es contra quien busca “la destrucción de Israel y de cada judío”. El primer ministro abre las manos y resopla cuando se le pregunta cuánto durará la escalada. “Nadie quiere que llegue demasiado lejos, pero lo que está sucediendo [los ataques con cohetes sobre Israel] es excesivo”, replica. Por ahora, la operación está “avanzando con bastante rapidez”.
Poco antes de estas entrevistas, en una declaración previa a una reunión de emergencia de su gabinete, el líder del conservador Likud se mostró “satisfecho” porque, dice, lo que le trasladan los líderes mundiales es un apoyo claro y un entendimiento de que “Hamás es responsable” también de la muerte de civiles. En realidad hay más silencio de la comunidad internacional que verdadero aval a sus actos. Sí le llegó un apoyo evidente ayer por parte del presidente de Estados Unidos, Barack Obama. En una conversación telefónica, Obama “condenó los ataques de Hamás contra Israel y reafirmó el derecho de Israel a defenderse”, según la nota de la Casa Blanca. El presidente también le transmitió su “gran preocupación por el creciente número de víctimas”, incluidas “las muertes de civiles palestinos” y “la pérdida de soldados israelíes”.
Su secretario de Estado, John Kerry, tuvo en cambio en Fox un desliz que mostró su rostro más sincero, las grietas en el discurso. Un micrófono abierto antes de tiempo dejó escuchar una conversación con un asesor en la que decía: “Es un pedazo de operación de precisión”, alusión irónica a la promesa de Israel de evitar muertes de civiles. Alertado por su entrevistador, Kerry respondió que estas operaciones “son difíciles”, que la “guerra es dura”, y que su reacción en realidad fue “franca” ante el dolor de los niños. Como también dejó claro en su despiste, se hace urgente una visita a la zona, que prepara para las próximas horas.
Israel se hace fuerte en la determinación de su ataque el día en el que ha sufrido el mayor golpe desde que se inició la operación, con la muerte de 13 militares de la Brigada Golani de infantería, una de las más antiguas, condecoradas y temidas. Dos de estos últimos contaban con pasaporte norteamericano. Cayeron en cuatro ataques distintos, con explosivos contra un blindado, en tiroteos y en un fuego generado por disparos enemigos. Dos uniformados más murieron la madrugada del domingo. Hay otros 53 soldados heridos. El país está conmocionado por el elevado número de bajas propias y por la rapidez con que se han generado, en apenas tres días de incursión terrestre. Se esperaban muertos en el choque directo con Hamás, pero no de una forma tan fulminante. Nunca desde la guerra con Líbano en 2006 habían fallecido tantos soldados en un día. Entonces sumaron 121; en la Operación Plomo Fundido (2008-2009), cayeron 11 en 22 días.
Pese a ello, fuentes militares hablan de “objetivos iniciales cumplidos”, con el desmantelamiento de 29 túneles que conectan ambos lados del linde, de los que seis han sido inutilizados. Sostienen que han matado a 110 “terroristas” en los 1.320 objetivos atacados, en su mayoría lanzaderas de cohetes, que han seguido cayendo sobre Israel: una tercera parte de los que impactaron en días pasados, y a una distancia inferior a los 40 kilómetros. Ya han matado a dos civiles israelíes.
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