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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Rajoy en directo

La decisión de la Audiencia Nacional de que el presidente testifique en persona es un revés para el PP y un nítido mensaje sobre la igualdad ante la ley

Mariano Rajoy, este martes en el Congreso.
Mariano Rajoy, este martes en el Congreso.Fernando Villar (EFE)

La decisión de la Audiencia Nacional de obligar al presidente del Gobierno a comparecer físicamente como testigo en el caso Gürtel es una pésima noticia para el afectado, pero muy buena para la credibilidad y la confianza de los ciudadanos en la independencia de la justicia. Mariano Rajoy deberá acudir al tribunal que instruye la trama de presunta financiación irregular del Partido Popular y que, con sus ramificaciones, ha puesto al partido gobernante en el centro del huracán de los peores casos de corrupción de la democracia española.

Rajoy comparece como testigo, un dato a tener muy en cuenta que no le ahorrará, sin embargo, presentar la inédita y embarazosa imagen de un presidente del Gobierno en ejercicio testificando ante un tribunal de justicia. La simbólica estampa quedará irremediablemente en el recuerdo del imaginario colectivo, ligada a los escándalos de corrupción en los que está embarrado el PP.

Editoriales anteriores

El auto es un doble revés para Rajoy. El presidente del Gobierno aseguró estar a lo que decidieran los tribunales cuando supo el 19 de abril pasado que le convocaban como testigo. Acto seguido, sin embargo, intentó zafarse de tan incómoda cita con explicaciones sobre su seguridad y su apretada agenda, que el tribunal ha considerado inconsistentes con sólidos argumentos. Otro razonamiento de peso es que Mariano Rajoy no comparece como presidente del Gobierno, sino como ciudadano por hechos que se están juzgando en razón de los cargos que tenía en el PP. Ello, a su vez, lanza un mensaje nítido acerca de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, un mantra muy utilizado por los políticos que recurren, sin embargo, al testimonio por escrito o por vídeo siempre que pueden. Rajoy ha repetido ahora que está a lo que decidan los tribunales. No tiene otra opción.

Esta decisión judicial es importante porque consolida una jurisprudencia ya existente respecto al uso de la videoconferencia en la instrucción de sumarios. Los magistrados de la Audiencia Nacional dicen que la proximidad física y personal “entre las fuentes de prueba y el tribunal que ha de valorarlas” es una ventaja de la que hay que prescindir solo cuando haya razones de peso que así lo aconsejen. No era el caso esta vez y la estrategia de Rajoy ha quedado aún más al descubierto.

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