_
_
_
_
CLAVES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El votante irracional

Resolver en la estupidez del votante las victorias electorales inesperadas es una forma de pereza intelectual

Sandra León
Pedro Sánchez votando el pasado domingo en la Agrupación de Pozuelo.
Pedro Sánchez votando el pasado domingo en la Agrupación de Pozuelo. Alvaro García

Los votantes no están locos. Esta frase parece actual, pero pertenece a un libro clásico de ciencia política que tiene más de cincuenta años. En él se pretende ofrecer una visión del electorado algo más optimista que la que mostraban los primeros estudios de opinión pública, cuyos hallazgos dejaron al descubierto el bajo nivel de información política de los votantes.

Las referencias a la irracionalidad de los electores en el contexto vigente poco tienen que ver con ese viejo debate académico y mucho con la contrariedad que han generado las sorpresas electorales de los últimos tiempos, como Trump o el ascenso del populismo en Europa. El triunfo inesperado de Pedro Sánchez en las primarias socialistas ha devuelto al debate las alusiones a la sinrazón o confusión de los votantes.

Sin datos de encuesta sobre militantes resulta difícil determinar hasta qué punto el apoyo a Sánchez se sostiene sobre las emociones, la revancha o el castigo. Pero para explicar su victoria quizás bastaría con asumir que una parte importante de la militancia ha sido racionalmente coherente con el objetivo de ganar las elecciones. Así, aquella habría optado por el candidato que los datos de encuesta mostraban como favorito entre los votantes socialistas y con mayor capacidad para atraer a quienes se fugaron a Podemos.

El desfase entre la distribución de avales y votos recibidos por Susana Díaz también puede responder a un comportamiento racional. Como los avales eran públicos, los militantes más próximos al poder orgánico seguramente tuvieron pocos incentivos para revelar preferencias distintas a las del aparato. Que el voto fuera secreto deshizo después los efectos de la deseabilidad orgánica.

Resolver en la sinrazón del votante las victorias electorales inesperadas que cunden en Europa ofrece una explicación insuficiente, que de poco sirve para responder a los interrogantes que suscitan. La condescendencia hacia el votante es el sustrato ideal para un discurso populista que se disponga a resarcir el orgullo herido de los electores enarbolando como eslogan el “porque yo no soy tonto” de la política. @sandraleon_

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_