Repartir el pastel del turismo africano
Los visados y los paquetes multidestinos se suman a los retos de la sostenibilidad en el sector
"No podemos garantizar el turismo en un país sin democracia y sin derechos. No puede crecer en un lugar con violencia. Nosotros hemos demostrado ser un país pacífico, que acepta y que cree en la paz", declaró impetuoso el ministro de Turismo de Gambia, Hamat N. K. Bah, durante la 59 Comisión por África (CAF) que la Organización Mundial del Turismo (OMT) celebró el pasado abril en Addis Abeba (Etiopía). Sus palabras fueron pronunciadas frente a 20 ministros africanos del sector, la representación de 31 países del continente, expertos, y el secretario general de la OMT, Talef Rifai, quienes aplaudieron las reflexiones del nuevo cargo de Gambia después de que su país haya vivido una transición sin sangre a la democracia.
Se recordó con su declaración que la paz y la seguridad, aún sin estar garantizada en ningún lugar del mundo, se requieren como base sólida para atraer a turistas. Pero también se habló de que el visitante demanda otras cuestiones, como sanidad, conexiones aéreas, facilidades en los visados o moverse por varios países en un mismo viaje. Unas propuestas en las que los ministros de turismo de los países africanos, de forma paulatina, se comprometen a trabajar para atraer a miles de visitantes a que disfruten de la naturaleza imponente, el patrimonio de milenios, la infinidad de culturas, los animales salvajes, las danzas, los deportes y otros infinitos atractivos que hagan superar la cifra del 5% del turismo internacional que acogió el continente en 2016 y supuso 56 millones de visitantes. Para 2030, la OMT estima que ascenderá a 134 millones.
Un fenómeno que simultáneamente promueve el empleo y la economía de los países y que dejó hasta 30.000 millones de euros en África en 2015. Es una oportunidad para el desarrollo que debe ejercerse además de forma sostenible, con distribución de riqueza entre la población local, respeto a las culturas, y sin destruir el medio ambiente. "Es el tiempo de África, cuenta con una base potente para desarrollar el turismo", declaró Rifai en Etiopía, donde reiteró en varias ocasiones que pisaba la tierra de los orígenes de la raza humana. "Aquí se encontró a Lucy. África es la tierra de los ancestros, de las raíces, pero también el futuro", añadió.
Y para el futuro, la gestión del visado, la posibilidad de ofrecer paquetes turísticos multidestinos entre varios países unidos o el aumento de las conexiones por aire como unas de las cuestiones repetidas hasta la saciedad durante el 59 CAF y un encuentro posterior organizado para conocer las preferencias del turista chino donde también se planteó la corrupción, la sanidad o la inversión público-privada como líneas de trabajo. "La solicitud electrónica del visado es más efectiva que cualquier otra opción. Y no es una cuestión tan vinculada al precio como a la complejidad, una persona no puede esperar tres semanas a tener el permiso, y en esto podemos ofrecer asesoramiento", señaló Rifai, que recordó que viajar es un derecho de todas las personas.
"La pregunta es: ¿realmente sirven los visados? Esta es la clave. La gran mayoría de la gente que viaja tiene buena actitud y quiere volver a su país, no debería de haber limitaciones para ellos. Las cuestiones de seguridad se podrían resolver con más inteligencia o reforzando políticas de expulsión, pero hay que facilitar la visita y el visado es un obstáculo", plantea John Keser, director de Tendencias del Turismo de la OMT, que asegura observar proactividad, predisposición y actitud de la mayoría de los ministros presentes para trabajar en esta cuestión junto a Exteriores. "Hay que pensar también que por cada cuatro personas que entran en el país, otra se gana la vida", añade en relación al desarrollo económico que genera el turismo en el destino.
"[Como aerolínea], la expansión del turismo es música para nuestros oídos. Pero como resultado de ello, se alimentarán también muchísimas bocas en África", dijo Hailemelekot Hamo, director de Marketing de la aerolínea Ethiopian Airlines durante una sesión posterior de trabajo en Addis Abeba. "El turismo tiene el valor del cambio, y detrás de cada guía, cada recepcionista, cada camarero o director de museo hay una familia. Se apoya a la comunidad", detalló a EL PAÍS. "Es importante que todos tomen parte del pastel, hasta la mujer que vende vegetales", señaló Bah, que apoya también la propuesta de vincularse a otros países para ofrecer paquetes multidestino y que una persona pueda, por ejemplo, ver el Masai Mara, el lago Victoria y los gorilas en Ruanda en un solo viaje con facilidades también en los vuelos. El 59% los turistas llega al lugar de destino por aire y el 39% por carreteras, según datos de la OMT.
"Hay que apostar porque los visitantes puedan estar, por ejemplo, una semana en cada lugar. De esta manera podrán venir más personas a África, que comprarán y beneficiará a los nuestros", añadió Bah. Una medida respaldada también por la ministra de Turismo de Etiopía, Hirut Woldemariam, que en su discurso de apertura del acto como país receptor del encuentro enfocó además los límites del turismo en tres ámbitos: la debilidad de liderazgo, la falta de compromiso y la poca capacidad de ejecución. "Asumir estas oportunidades y avanzar en ello dependerá de la eficiencia con la que tomemos estas debilidades", declaró Woldemariam en un país que arrastra la posición 174 de 187 en el Índice de Desarrollo Humano mundial. En esta línea, se suman también los desafíos de numerosos estados del continente de avanzar en la conquista de derechos humanos, instalación de infraestructuras de caminos, de saneamiento, de electricidad o de acceso a Internet.
Todas las cuestiones planteadas en los encuentros de Addis se añaden en resumen a la oportunidad de alistarse desde el principio al llamado turismo sostenible y evitar los errores que se realizan en el sector, como privar a la población de agua potable para dársela a los turistas, destrozar entornos medioambientales y quebrantar vida animal, enriquecer solo a los poderosos, alterar objetos tradicionales para que quepan en los equipajes de mano, inventar costumbres para satisfacer la demanda o simular modos de vida indígenas en una perturbación de la ansiada autenticidad buscada por el visitante. "Tenemos que adecuarnos a las necesidades de los turistas, pero protegiendo siempre a los nuestros. Nuestros valores y nuestras comunidades. Es necesario equilibrar estas dos cuestiones de forma permanente", declaró Bah.
En el Foro de Inversiones y Negocios Turísticos en África (Investour) celebrado el pasado enero en Madrid se establecieron cinco retos a los que África debe enfrentarse para ejercer el turismo sostenible: la seguridad, la tecnología, la formación, el cambio climático y el medio ambiente. Y en esta línea de trabajo se celebró tras el CAF una sesión interactiva por el Año Internacional del Turismo Sostenible, que celebra la OMT este 2017, con los mismos participantes. En ella, y con la amplitud de campos que permite la noción inmensurable y amplia de la sostenibilidad, se incidió en los campos de inclusión social, reducción de la pobreza, eficiciencia de los recursos y protección medioambiental. Como primera conclusión de este acto, Rifai quiso valorar la consideración de los asuntos "oscuros" del turismo y destacó la intervención del ministro gambiano, que llamó la atención ante el aforo sobre la protección de los menores frente al turismo sexual.
Queda entonces que estos propósitos ahora superficiales sean factibles y palpables, que se avance en las inicitivas mesurables y técnicas para generar este empleo, pero también en la concienciación de lo que se entienda por desarrollo sostenible, en África y en cualquier lugar. Un joven estudiante de cuarto año Turismo de la Universidad etíope de Gondar, ilusionado al enseñar el Castillo de la localidad, construido en el siglo XVII por el emperador Fasilidas y declarado Patrimonio Mundial, se muestra animado con su futuro. "No voy a tener ningún problema en encontrar trabajo cuando termine la carrera. Hacemos mucha falta", dice con un correcto inglés, una sonrisa y dispuesto a resolver cualquier duda. Cuenta que este año, el castillo recibe una media de 15 turistas al día, pero los chicos se preparan para todo lo que venga. Otro compañero ya chapurrea unas palabras en español: "Bienvenidos".
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