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“Procuraré no andar y respirar simultáneamente”

Las palabras machistas del eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke desatan la indignación de algunos lectores de EL PAÍS. Éstas son algunas cartas al director

El eurodiputado polaco defiende en la Eurocámara la brecha salarial por la "inferioridad" femeninaFoto: reuters_live

"Reconozco que las declaraciones del eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke están consiguiendo que cambie mis más profundas convicciones de lo que debe de ser un Parlamento. Si bien hasta ahora opinaba que esta institución debería reflejar las diferentes opiniones y sentimientos de los ciudadanos de un determinado país o región, ahora pienso que no todos deberían tener derecho a estar presentes. Si nadie ve lógico que maltratadores, violadores o asesinos estén representados en un Parlamento, ¿por qué debemos dar cabida a racistas y machistas? Supongo, siguiendo los argumentos demagógicos de este señor, que estará de acuerdo en que los ciudadanos de raza negra cobren más que los de raza blanca, a fin de cuentas, en los Juegos Olímpicos siempre quedan en los mejores puestos, aunque sospecho que esta propuesta no le terminaría de convencer. Es una lástima que una parte de mis impuestos vaya destinada a pagar el sueldo de personas como él, y eso, sí que debería de ser objeto de debate."— Rafael Soto Santos (Madrid)

"El otro día llegaba a mis oídos el comentario sexista de Korwin-Mikke en la Eurocámara y también la respuesta de Iratxe García, eurodiputada del PSOE, que decía: "Mire, señor diputado. Según sus teorías, yo no tendría derecho de estar aquí como diputada. Y sé que le duele y le preocupa que hoy las mujeres podamos estar representando a los ciudadanos en igualdad de condiciones con usted. Yo aquí vengo a defender a las mujeres europeas de hombres como usted”. Me resulta lamentable que en pleno siglo XXI tengamos que soportar faltas de respeto como estas. Agradezco enormemente a Iratxe García su apoyo, y como mujer brindo ante esta respuesta y animo a todas sus compañeras, que la rodean, a que no tengan miedo y se armen de valor para cortar por lo sano todos estos comentarios que atentan ante nuestra persona."— María Romero Lozano (Madrid)

"Amas de casa, madres, limpiadoras, cariñosas, bonitas, dulces, obedientes, suaves... pura "naturaleza" femenina. Nunca amenazantes. Siempre conciliadoras. Con una sonrisa en el rostro, la lengua pegada al paladar, brazos cruzados a la espalda y el cerebro oculto tras el peinado. Somos la quimera de nuestra condición. Víctimas de una cromátida más larga -en el cromosoma sexual- que la masculina. Y ahora, tras una carrera de fondo que incansables mujeres llevaron a cabo durante siglos para acabar con esa enquistada retahíla de requisitos que "debían" (y "debemos") cumplir las mujeres por serlo y para serlo, llega un anquilosado y envejecido fanático -el fósil perfecto para el estudio de tiempos pretéritos- que nos defenestra al ámbito de la estulticia por incapacidad y falta de aptitudes. El principal problema de las mujeres no es serlo, es que hagan lo que hagan siempre serán criticadas. Por lo pronto, y siguiendo las indicaciones de Janusz Korwin-Mikke, procuraré no andar y respirar simultáneamente. Quizá resulte algo extremadamente complicado para mi limitada inteligencia."— Ana María Abal Lareu (Pontevedra)

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