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Mentiras y verdades del veto migratorio de Trump

¿Va destinado a los musulmanes? ¿Es una política aprobada por Obama? ¿Es útil contra el terrorismo?

El pasado viernes, cumpliendo con una promesa que repitió durante la campaña, Donald Trump firmó una orden ejecutiva que veta la entrada al país de inmigrantes de siete países de mayoría musulmana (Irán, Irak, Siria, Libia, Yemen, Somalia y Sudán) además de a refugiados cualquier país. La restricción a los inmigrantes y refugiados durará 90 días. La de los refugiados sirios es indefinida. Estas son las afirmaciones de la Administración Trump para defender ese veto.

Trump, tras la firma del decreto para restringir la entrada de inmigrantes a EE UU.
Trump, tras la firma del decreto para restringir la entrada de inmigrantes a EE UU.CARLOS BARRIA (REUTERS)

¿Suponen las personas procedentes de estos países una amenaza terrorista para EE UU?

El motivo del veto, según explicó la Administración Trump, es reforzar el sistema migratorio estadounidense y evitar que la gente “maligna” no entre a Estados Unidos e intente atentar contra sus ciudadanos. “No les queremos aquí”, dijo el presidente al presentar la orden ejecutiva.

 Sin embargo, si se estudia los últimos atentados en EEUU, ninguno de los terroristas procedía de alguno de estos siete países.

Omar Mateen, el terrorista que mató a 50 personas en una discoteca gay de Orlando (Florida) era ciudadano estadounidense de padres de Afganistán (no está entre los países vetados). Syed Rizwan Farook, autor de la masacre de San Bernardino (California) que dejó 14 muertos también era estadounidense. Sus padres emigraron a EE UU desde Pakistán (No está en la lista de países vetados). La mujer de Rizwan Farook, Malik Farook, que también participó en el ataque, nació en Pakistán.

La mayoría de los terroristas del 11-S procedían de Arabia Saudí, un país que tampoco está entre aquellos vetados por Trump. La mayoría de los ataques mortales relacionados al terrorismo en EE UU son realizados por ciudadanos estadounidenses como Mateen o Farook. Se conocen como casos de “homegrown terrorism”, o terrorismo autóctono, y son llevados a cabo tras una auto radicalización en base a la propaganda islamista de grupos como el Estado Islámico.

Se conocen solo tres ataques de índole terrorista perpetrados por ciudadanos de alguno de los siete países vetados. En ninguno de ellos hubo víctimas mortales.

En noviembre de 2016, un refugiado somalí de 18 años atropelló a varios estudiantes en la Universidad Estatal de Ohio. 13 personas resultaron heridas pero nadie murió. En septiembre de 2016, otro inmigrante somalí acuchilló a nueve personas sin causar ninguna víctima mortal. Diez años antes, en 2006, un joven iraní estampó su coche contra un grupo de personas en la Universidad de Carolina del Norte pero no mató a nadie.

Trump alega que su medida es “similar a la que hizo el presidente Obama en 2011 al prohibir la concesión de visados a refugiados iraquíes durante seis meses”

 En 2011, el entonces presidente Barack Obama redujo de manera notable la entrada de refugiados iraquíes tras la detención en el Estado de Kentucky de dos de ellos por lazos terroristas. Obama, en coordinación con diversas agencias de inteligencia y seguridad nacional, estableció un plan para reducir la llegada de refugiados iraquíes durante un período de seis meses. Pero en ningún momento vetó la entrada de estos. Durante ese tiempo, la administración Obama reforzó los requisitos de entrada para refugiados provenientes de este país y otros.

La medida de Obama no fue una orden ejecutiva, como sí es la que firmó Trump para vetar a los ciudadanos de siete países. La orden de Trump fue tomada unilateralmente por la Casa Blanca, sin consultar a otros Departamentos como el Ministerio de Exteriores estadounidense o el Departamento de Seguridad Nacional, encargado de la protección de las fronteras. Por último, la limitación impuesta por Obama respondía a una amenaza concreta mientras que la de Trump, como admitió este lunes el portavoz de la Casa Blanca, “no estaba basada en una amenaza específica”.

Trump defiende que “no es un veto a musulmanes”

Aunque el presidente Trump enfatizó en un comunicado este domingo que el veto no es contra los practicantes del Islam, los países afectados son de mayoría musulmana.

En la orden ejecutiva del veto, Trump escribe “la Secretaría de Estado, en consultación con el Departamento de Seguridad Nacional, tiene instrucciones para realizar cambios, en tanto como sea permitido por la ley, para priorizar peticiones de asilo por parte de refugiados exiliados por persecución religiosa, en tanto que la religión de ese individuo sea minoría en su país de origen”. La religión cristiana es minoritaria en los siete países vetados, por lo que Trump con este mensaje quiere decir, como dijo en una entrevista reciente, que cuando se levantaran las restricciones daría preferencia en los trámites de visados a aquellos ciudadanos cristianos de estos países. Su razonamiento es “que los cristianos en esos países han estado sufriendo mucho”.

El Tribunal Supremo estadounidense dicta que “una denominación religiosa no puede ser oficialmente preferida sobre otra” por el Gobierno estadounidense. Por tanto, de cumplir con sus palabras, la medida de Trump podría ser declarada inconstitucional.

El portavoz de la Casa Blanca afirma que no es un "veto"

En una rueda de prensa este martes, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, corrigió a una periodista de la cadena MSNBC: "No es un veto, es un sistema de escrutinio para evitar que entre gente no deseada". Spicer acusó a la prensa de definirlo como "veto".

Sin embargo, el propio presidente Trump emplea la palabra "veto" para definir lo que impuso con su orden ejecutiva. La última vez fue este lunes a través de Twitter. Durante la campaña, Trump prometió un "veto", no un sistema de escrutinio.

Más allá, la misma orden ejecutiva lee "Yo (Trump) suspendo mediante este documento la entrada a Estados Unidos, de inmigrantes y no-inmigrantes (de los siete países afectados), durante 90 días desde la fecha de esta orden". Una suspensión, es un cese de entrada, algo que también se llama "veto".

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