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Tentaciones
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¿Por qué ahora necesitamos decir que 'La La Land' es basura?

La peli es la favorita para los Oscar con 14 nominaciones, pero el 'hype' ha mutado y la nueva tendencia es odiarla sin haberla visto

Mucho antes del estreno de La La Land algunos ya la esperábamos con ganas, habíamos oído que un musical absolutamente brutal se acercaba y agendamos la fecha con ganas de disfrutarlo. Hoy han pasado casi dos semanas del estreno y la peli sigue siendo la favorita en todas las quinielas para los Oscar, pero algo extraño ha ocurrido, el hype ha mutado.

Compré las entradas cinco días antes y al día siguiente ya estaban agotadas. En la cola del cine durante el estreno incluso había un guardia de seguridad custodiando no sé muy bien qué. Cuando me senté frente a la pantalla con el cubo de palomitas mi chica me avisó: tenemos a Almodóvar justo en la butaca de delante, sí con ese pelazo tan alborotado haciéndonos sombra, ávido de su ración de La La Land. Mi chica y yo nos hicimos un selfie y lo publicamos en Instagram antes de que empezara la peli. Titulamos la foto así: “La La Land!”. Sí, con exclamación final, aunque aún no la habíamos visto y tal vez la exclamación era mucho pronosticar, pero el gusanillo de ir al cine ya es suficiente alegría ¡canastos!

No sería honesto si hiciera una crítica de La La Land porque reconozco que no la vi. Llevaba una semana acostándome tarde y confieso que pasé más tiempo dormido que despierto. Tengo un recuerdo difuso de la cabellera de Almodóvar y mis ojos cerrándose viendo a gente cantando en un atasco. Pero cuando las luces se encendieron todo el mundo parecía muy contento, ¡M-U-C-H-O! Mi chica también. Miré de reojo a Almodóvar, y parece que le gustó. Así que todo genial.

Casualmente a la salida del cine coincidimos con unos amigos que también salían de verla, estaban maravillados con la peli: “¡Dan ganas de salir bailando, es un clásico moderno!”, dijeron. Yo asentí con vergüenza, no quería que supieran que me quedé dormido en el evento cinematográfico de la década. En los días siguientes mi muro de Facebook lo confirmaba: “Pedazo de peliculón (me había perdido)”.

Hasta que de repente todo cambió, un tipo escribió en su muro “La La Land es una basura y no pienso ir a verla”. Esto marcó el comienzo de la mutación. No es que la gente la vea y le guste o no le guste. Es que el hype había colapsado de tal manera que ahora la tendencia que empezaba a dominar era resistirse a verla y decir que era una porquería. Recomendar La La Land se convirtió en algo tan mainstream que empezó a apestar.

Escucho uno de mis programas favoritos de cinefilia indie (El Séptimo Vicio en Radio3) y Javier Tolentino le pregunta a su invitado de forma maliciosa: “¿Qué, ya has ido a ver esa maravilla de película: La La Land?” El invitado sabe que lo que diga será mirado con lupa, está en el programa de cine más sesudo y alternativo de España, así que responde con tibieza: “Aún no la he visto, pero iré a verla, y me gustará, estoy seguro”. Tolentino no se guarda la sonrisa irónica y responde “Sí, sí… dicen que es buenísima, sí, sí…”. Y yo mosqueado ¿Qué pasa? ¿Qué me perdí? ¡Maldito Almodóvar y su pelo hipnótico!

Hay gente que no puede evitar lo inevitable y por culpa de algún comando paramilitar acaba sentado en una butaca de cine, sufriendo como un cerdo en matanza y twiteando sus últimas palabras:

Dos semanas después seguimos hablando de La La Land, pero ahora los que la odian sin verla son muchos, muchísimos. Tantos y con tanta fe en su opinión que puede que el hype vuelva a dar la vuelta completamente. Y lo que empiece a molar sea, no decir que la peli apesta, sino todo lo contrario.

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