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Tentaciones
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Si te sientes un fracasado, estos jóvenes lo son todavía más

Frente a las habituales listas de triunfadores en la vida y los negocios, seleccionamos a varias personas que todavía no han logrado ninguna de sus metas personales ni profesionales

María pasándoselo pipa en el Burj Khalifa
María pasándoselo pipa en el Burj Khalifa

Leer esos ranking con los tipos y tipas más ricos del mundo, los emprendedores más geniales o las personas más triunfadoras en general, no nos va a convertir en millonarios, así que -inspirándonos en este artículo de The New Yorker- hemos decidido sacar a la luz una lista con los menores de 30 años que viven las situaciones más lamentables. Estos pobres diablos se muestran resignados, aceptando que se ha truncado cualquier posibilidad de cumplir sus sueños y conformándose con llegar a casa de una sola pieza. Os presentamos a algunos de los jóvenes que se sitúan en las antípodas del éxito:

Rubén Sánchez, 18

Se mudó a Londres en busca de un futuro mejor, aguantó dos meses, pero no encontró trabajo. No le quedó más remedio que meterse a Bicitaxi, ganó poquísimo dinero y lo poco que consiguió lo perdió porque le cobraron más de lo que pensaba por los días que usó la bicicleta.

Rodri Bascuñana, 29

Se fue de casa a los dieciocho porque quería independizarse. Compró una casa en la orilla de la playa y empezó a pagarla a plazos. No tiene relación con sus padres, le han bajado el salario y ahora su piso es una comuna de Airbnb donde no tiene hueco en su propio frigorífico.

Félix Contreras, 25

Viajó a Londres en busca de oportunidades sin conocer el idioma (otro que se va a UK) pero no duró ni una semana. Se gastó sus últimas libras en una tienda de chucherías y tuvo que rogarle a su madre que le enviara dinero para poder volver a casa. Confiesa que lloró. 

Marisol Pérez, 20

Se cagó dentro de una discoteca llevando un pantalón blanco. Dijeron de ella -literalmente-: “perdona, tu amiga se ha cagado” y tuvieron que sacarla a la calle, quitarle los pantalones, comprar botellas de agua y limpiarla a bandazos. El alcohol es malo, chicos.

Daniela Ros, 25

Se rompió todos los dientes borracha en un garaje de Segovia. No quiere hablar del tema, alega que el suelo resbalaba mucho. 

Santos, 25

Se mudó a Brighton para convertirse en artista. Medio año después, ha tenido que trasladarse al extrarradio, compartir piso con una señora viuda y trabajar como animador infantil disfrazado de payaso. Sus dos únicos cuadros decentes se los regaló a su familia en Navidad.

Claudia, 29

Nunca ha tenido contrato y las pocas veces que ha conseguido trabajo ha sido en sectores ajenos al suyo (arquitectura), como autónoma o becaria y en periodos no superiores a tres meses. Sus padres ya empiezan a preguntar cuándo les dará nietos y ni siquiera tiene novio. 

Mariña C, 25

A los 25 se quedó dormida encima de una bicicleta en Holanda. No le pasó nada más que rasguños pero dejó KO una farola. Ahora le acaban de despedir del trabajo a la vez que a su novio coincidiendo, además, con el mismo día que por fin se decidieron a irse a vivir juntos.

Leticia Nieto, 27

Tenía un buen trabajo como ingeniera y grandes posibilidades de ascender (una gran empresa), pero lo dejó todo para viajar por el mundo. Lleva dos años en Sudamérica, ha tenido que vender su Harley y las últimas semanas come harina con plátano. No tiene dinero para volver a España y su mejor amigo no tiene dientes.

Lucía Hernández, 24

Quería llamar la atención de unos chicos que estaban haciendo deporte en la playa, así que su amiga le convenció para hacer una carrera. Corrieron como gacelas hasta que notó que tenía un alga enganchada en la pierna. Empezó a sacudirla hasta que se dio cuenta de que era su biquini. Al verse en tal tesitura, decidió imitar el caminar de un cangrejo y poder huir de ahí entrando al mar. 

Harina y platano, el menú estrella de Leticia.
Harina y platano, el menú estrella de Leticia.

Jaime Bermúdez, 29

El joven Jaime se enamoró de una chica cuando estaba de Erasmus en Polonia. Cegado de amor, se montó en un bus desde Poznan hasta Suiza. Al llegar, cayó en la cuenta de que no tenía ni su número ni su dirección. 

Patricia Gracia, 25

Después de estudiar la carrera de periodismo con sobresalientes y hacer prácticas sin remunerar en tres medios de comunicación, se fue a estudiar un prestigioso máster en Londres, creyendo a la vuelta se pelearían por contratarla. Lleva ocho meses de becaria en una agencia de comunicación que no le gusta y le pagan por contar mentiras.

Sergiev Posad.
Sergiev Posad.

Judith Velasco, 23

En compañía de una amiga, Judtih se plantó en Moscú sin un chavo. Nadie hablaba inglés y ella no sabe leer cirílico. Al fin encontraron un hostal y el señor que lo regentaba les pegó un post-it en la camiseta con el nombre del lugar donde se hospedaban. Se montaron en un bus de línea para visitar Sergiev Posad y cuando pedían indicaciones la gente les señalaba su nota. Consiguieron unas monedas haciéndose pasar por mudas.

María Sánchez, 23

Se fue de viaje al sudeste asiático y los Emiratos Árabes con el objetivo de aprender a sobrevivir sola y conocer otras culturas. Lo único que se llevó del viaje es una caída de moto, ningún hospital disponible y la cuenta EVO desactivada. "Lo mejor del viaje es cuando los señores con túnica me trasladaban a un cajero y daba error". Se gastó su único efectivo en comprarle a su hermana un llavero del Burj Khalifa, el rascacielos más alto del mundo.   

María Sanchez en el aeropuerto
María Sanchez en el aeropuerto

Blanca Grau, 26

Su mejor plan para el fin de semana es escaparse a una masía de Barcelona, darle a un hombre 60 euros a cambio un poco de veneno de rana, inyectárselo y hablar con sus 'yos' pasados. Paga más de lo que gana por la habitación en la que vive, y durante el mes de diciembre no pudo entrar en casa porque sus compañeras no querían comunicarse vía telepática con ella. Cree que su afán por las drogas psicodélicas viene de su madre, adicta al ayahuasca. 

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