Qué llevaremos en 2017
De la estética de los ochenta al regreso de las chanclas, sin olvidar el chándal, y la importancia de las tendencias en la Red
El año que empieza tiene varias citas marcadas en rojo en el calendario. El 10 de febrero se verá en la Semana de la Moda de Nueva York el primer desfile de Raf Simons para Calvin Klein, con las colecciones de hombre y de mujer en la misma pasarela. ¿O hará prendas agender, siguiendo la tendencia imparable a borrar las fronteras de género en la moda? Más tarde, el primer lunes de mayo, se inaugurará la exposición que el Metropolitan dedicará a Rei Kawakubo, la visionaria creadora japonesa detrás de Comme des Garçons. Será interesante ver cómo esta intelectual alérgica a las fotos lidia con el circo mediático que implica la famosa gala. Al margen de los eventos, ya hay indicios de cómo se vestirá en las calles (y en las redes) en 2017.
Los ochenta en modo kitsch. Cuando presentó su colección crucero en verano, Marc Jacobs se postuló ya para tener la sudadera más instagramizada de 2017. Las hizo en colores primarios con el logo primitivo de MTV bordado en la pechera. Su línea, inspirada en los bailes de instituto y la estética videoclipera de aquella década —estampado de tigre mezclado con cuadrícula de ajedrez, por ejemplo— tiene muchos números para estar entre las más copiadas.
Streetwear emergente. 2016 fue el año en el que firmas como Thrasher o Supreme saltaron de su núcleo original, de patinadores y enterados, al circuito más comercial. En 2017 la mirada está puesta en otras marcas más pequeñas como Mr. Completely, favorita de Rihanna y The Weeknd, con sus cazadoras tipo bomber de borde deshilachado, o Petals and Peacocks. Su sudadera con la palabra fries (patatas fritas) escrita con la tipografía de la serie Friends está muy buscada.
Tejano con parches. Stella McCartney, DKNY y Gucci (que sigue ejerciendo una influencia mayúscula) llevan un tiempo insistiendo en que el vaquero, en pantalones, chaquetas y camisas, se lleva adornado con parches y aplicaciones y ahora la idea llega a las marcas masivas y a los especialistas del sector. Levi’s, por ejemplo, firma una colección con la emergente Off-White. La consigna es: aunque la prenda cueste 600 euros, debe parecer hecha en casa con la plancha una tarde de domingo.
Verde y mostaza. Pantone ha decretado que su tono 15-0343 es el del año, un verde como el de los guisantes de primavera, visto en colecciones de Kenzo, Pucci o Sies Marjan. El color, dice la marca, representa “unidad y comunidad”. Claro que el 2016, el rosa cuarzo, debía estar marcado por la “serenidad” y no ha sido el caso. Al margen de Pantone, repuntan el amarillo y el mostaza.
Chanclas de velcro. Si el año que termina vio el auge de una prenda tan improbable como la zapatilla de piscina peluda, gracias a Rihanna y sus Fenty para Puma, en el que viene los hombres llevarán versiones de lujo de las chanclas de velcro. Por lo menos si se salen con la suya Louis Vuitton y Prada.
Una sola manga, como dicta Pinterest. Existe una imagen de una mujer anónima en Pinterest, fotografiada mientras camina por la calle vistiendo vaqueros de madre (con pernera en forma de trapecio y altos de cintura) y un jersey de punto con una sola manga y volantes exagerados, que en las últimas semanas ha aparecido en todos los muros, registrando una subida de popularidad del 87% en la red social. Ese es el tipo de detalle que registran y filtran agencias de big data aplicadas a la moda, como Editd, que después venden a marcas como Zara o Asos. En apenas unos días, por virtud de los mecanismos infalibles de las firmas fast fashion, ya hay un top idéntico en las tiendas.
Nuevos gestos. Con el auge del diseñador-estilista, queda claro que lo importante no es qué se lleva sino cómo se lleva. Si en los últimos meses se impuso el abrigo de plumas caído y con los hombros al descubierto —como manda Balenciaga— o la camisa abrochada en la espalda, ahora será el momento de adoptar nuevos gestos, como ponerse un solo pendiente —muy exagerado y casi rozando la clavícula— o llevar otra vez el bolso en bandolera pero a la altura de las costillas y no de la cadera. Esto último se vio en el desfile de la firma neoyorquina al alza Creatures of Comfort y ya lo han adoptado muchas estrellas de la fotografía callejera de moda.
El reinado del chándal. La ropa deportiva sigue sin querer saber nada del deporte y se manifiesta de maneras distintas. Por un lado, están los básicos de algodón en versión lujo, como los pantalones o las sudaderas de Oyster Holdings o Zoe Karssen, que pueden superar tranquilamente los 500 euros. Y por otro, las prendas acrílicas, de estilo setentero o noventero, según se mire. Marcas con pedigrí de otras épocas —Fila, Kappa, Sergio Tacchini— vuelven a la palestra gracias a los guiños que les dedican diseñadores como Gosha Rubchinskiy.
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