Consumismo navideño
Un año más, la Navidad es sinónimo de reuniones familiares y de ilusión. Pero además, viene de la mano de un consumismo desenfrenado. Parece que en la mente de la población sobresale solo una palabra: comprar. Me pregunto cómo en una única época nos hemos podido inventar tantas excusas para gastar dinero. Para empezar, los grandes encuentros en torno a una mesa: la cena de Nochebuena, de Nochevieja, la comida de Reyes y alguna más propia de cada familia. Estos son grandes no por el número de personas, sino por todo el exceso de comida. En otro plano, se encuentran los regalos, y no me refiero solamente a los de los más pequeños. Y por último, la lotería, la decoración (incluidas las luces), la ropa y los demás abusivos gastos. Hemos olvidado que lo importante de la Navidad está precisamente en lo que no se puede comprar.— Marta Lafuente Muyo. Madrid.