Nuestro Congreso de los Diputados
Casi no reconozco este Congreso que tenemos ahora. Cada vez que leo y veo las noticias me resulta más cómica, graciosa y surrealista la presencia de ciertas personas en el hemiciclo, independientemente de su ideología o color político. Nada ha cambiado. Meses en blanco perdidos para volver a escenarios anteriores, donde cada color sigue enrocado en sus propias ideologías, donde nadie está dispuesto a ceder un centímetro, sin pensar en las consecuencias de sus actos y de sus palabras.
¿Por qué sigue siendo todo tan previsible? Más parece que estamos siendo dirigidos por autómatas que se han aprendido el libro de estilo del partido que ante personas realmente preocupadas por el futuro y por los intereses de los ciudadanos. Algunos que se vanaglorian de ser la nueva intelectualidad, la esperanza renovadora del panorama político, parecen amuermados en sus nuevas posiciones, más preocupados por mantener sus redes sociales. Otros, la vieja guardia del Congreso, siguen sin abrir los ojos a unos tiempos en constante cambio. El resto, bueno, hacen bulto, por no utilizar palabras mayores.— Raúl Alonso Breto. Zaragoza.