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Columna
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De todos los que han pintado la pintura el mayor es Velázquez, quizás porque no usaba dibujo y apenas color

Félix de Azúa
Exposicion "Metapintura" en el Museo del Prado
Exposicion "Metapintura" en el Museo del Prado JULIÁN ROJAS

Mucha gente cree, sensatamente, que la pintura es el arte de la línea y del color. No es fácil entender que la pintura no es el arte de esos dos elementos y que puede haber gran pintura sin color ni dibujo. La arquitectura es el arte del espacio, la música el arte del tiempo, pero la pintura es el arte de la luz.

En la exposición Metapintura, una de las más intelectuales que ha ideado el Museo del Prado, se constata que la pintura sufre la perplejidad de ser un arte capaz de verse a la luz de sí misma. Las artes pueden ser redundantes: hay arquitectura que habla de arquitectura, poesía que juzga a la poesía, música que es eco de otra música, pero el caso de las artes visuales es particular y provoca desconcierto en el espectador. Si no se fija bien, no ve lo que está viendo.

Algún ejemplo. La tradición cristiana reconoce el rostro de Jesucristo en la Santa Faz, el paño que, impregnado por la sangre y el sudor de la víctima, conservó sus rasgos. Cada pintor que pinta el paño de la Verónica está retratando un retrato de alguien que nadie ha visto. También se cree que san Lucas pintó a la Virgen María. Entre muchos otros, Guercino pintó a san Lucas pintando a la Virgen, ¡pero la pintaba en estilo bizantino! Un anacronismo inverosímil y delicioso.

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De todos los que han pintado la pintura el mayor es Velázquez, quizás porque no usaba dibujo y apenas color. Sólo luz. En Las meninas se juntan el espejo, el cuadro pintado dentro del cuadro y el cuadro que pinta al pintor pintando, imposibilidad que mueve a reflexión. Javier Barón ha elegido con gran consecuencia los modelos y ejemplos de esta pintura a la que vemos mirar. Viéndolos recordé aquel verso de Machado, en El milagro, cuando buscaba sus gafas en el estuche y exclamaba: “¡Ahora verás si veo!”.

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Sobre la firma

Félix de Azúa
Nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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