El secuestro de datos alarma a las empresas
Cuatro de cada diez compañías europeas han sido víctimas de programas de 'ransomware' en los últimos dos años
Los robos físicos, desde el clásico tirón de bolso hasta la sigilosa sustracción de la billetera en el metro, son las formas de delincuencia más comunes. El mundo digital da origen a otro tipo de asaltos violentos a la propiedad privada: los robos electrónicos. Los ladrones online se apoderan de las contraseñas de los usuarios para vaciar sus cuentas corrientes en un abrir y cerrar de ojos. Cualquier dispositivo conectado a la Red, ya sea un ordenador o un teléfono móvil, es susceptible de ser hackeado,y su propietario, desvalijado en un clic. En el ciberespacio no hay cajas fuertes que valgan. Los datos se alojan en la nube y el ataque puede proceder de un servidor a cientos de kilómetros de la sede corporativa de cualquier empresa.
Los delincuentes digitales están permanentemente en alerta para experimentar cada vez más sofisticadas formas de extorsión. En los últimos tiempos va ganando terreno el llamado ransomware, un software que secuestra los archivos del ordenador o del teléfono a cambio de un rescate. Las víctimas del chantaje suelen ser particulares o pequeñas empresas. Los forajidos de la Red exigen el pago de una cantidad (entre 500 y 1.000 euros) para liberar los datos.
El Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) compara estos asaltos con el popular juego Truco o trato. La partida se inicia cuando el virus informático se camufla para pasar inadvertido y poder entrar en el mayor número de empresas posible. Una vez instalado, se ejecuta el truco: los asaltantes codifican la información de los sistemas de almacenamiento y la dejan inservible. Después envían un mensaje amenazante con el trato: dinero a cambio de la devolución de los datos secuestrados.
Este tipo de operaciones dañinas, que se ceba con las pequeñas y medianas empresas, son la última moda en ciberdelincuencia. En el último año, los casos de ransomware han crecido un 128%, según el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, que abandera un nuevo servicio para ayudar a las pymes a prevenir el rapto de sus datos. En el supuesto de que los ordenadores (o los teléfonos móviles, una presa especialmente fácil) hayan sido infectados y la información esté retenida, el Incibe recomienda no ceder al chantaje, ya que pagar no garantiza que el usuario vaya a recuperar el control de sus propios equipos. La situación es alarmante: cuatro de cada diez empresas europeas han sido infectadas mediante este procedimiento en los últimos dos años, con Reino Unido (44%) y España (41%) en puestos preferentes.
Perseguir las extorsiones no resulta fácil. Sobre todo si el rescate se paga en bitcoins, una moneda encriptada, creada al margen de entidades financieras y ajena a todo control, que hace casi imposible su rastreo. Es obvio que para evitar el saqueo de datos es aconsejable tener copias de seguridad y protegerlas. Si este duplicado de información está también conectado a Internet, la catástrofe será colosal, y el botín para los extorsionadores, aún más valioso. El ransomware se apuntará otra victoria.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.