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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Las ciudades en crecimiento necesitan Gobiernos que les cedan el control

Por Clare Cummings. Esta entrada fue publicada originalmente en inglés en el blog del Overseas Development Institute. Con ella nos acercamos a la Cumbre Habitat III que tiene lugar esta semana.

Mimo policía de tráfico en Lima, Perú, en 2010. Imagen de David Berkowitz, CC-BY-NC-ND

Existen hoy 28 ‘megaciudades’, cuando en 1970 sólo había 2. Se espera que surjan otras 13 para 2030. Y no sólo se están expandiendo las ciudades más grandes: las zonas urbanas de crecimiento más rápido son las ciudades de tamaño mediano, y ciudades de Asia y África que tienen poblaciones de menos de 1 millón de personas.

Lo que esto significa para nuestra sociedad global ha sido ignorado durante mucho tiempo pero finalmente en Habitat III la ‘urbanización’ se ha hecho camino hasta la escena internacional.

La conferencia muy esperada que tiene lugar esta semana reune a Estados miembros y grupos de interés relevantes para discutir y acordar una Nueva Agenda Urbana. Con un Objetivo de Desarrollo Sostenible dedicado a ciudades sostenibles, la Nueva Agenda Urbana promete ser un acuerdo internacional que dirigirá cómo establecer y adaptar localmente una visión urbana compartida. Parece que la rápida y persistente urbanización de países de todo el mundo ha logrado hacerse camino hasta el terreno de la política global por fin.

Y sin embargo, los gobiernos de las ciudades no están en el centro del escenario. Aunque han contribuido a la agenda, los gobiernos municipales no están liderando la discusión ni haciendo compromisos en Habitat III.

Esto, tristemente, no es una sorpresa. La descentralización del poder político y del dinero público hacia las ciudades a menudo se hace sin convicción. La población de las ciudades está creciendo y la gente migra a centros urbanos, atraída por las oportunidades que ofrecen. Sin embargo, las ciudades con poblaciones que crecen rápido necesitan servicios, infraestructuras, viviendas y economías que puedan expandirse e incluir a más y más personas. Esto requiere dinero y liderazgo: un gobierno local con todos los poderes.

Porcentaje de población que reside en zonas urbanas (UN DESA 2014)

¿Qué implicará para los gobiernos nacionales hacer espacio a los gobiernos municipales? ¿Capacitarlos para gestionar los asuntos locales con eficacia? ¿Devolver poder politico, y permitirles tener acceso a fuentes locales de ingresos?

Cuando se da poder a las ciudades, pero se les quita después

Algunas ciudades han mostrado lo que puede pasar cuando un líder con poder se hace cargo. Los ejemplos clásicos vienen de Latinoamérica. Líderes como el famoso Antanas Mockus, ex alcalde de Bogotá, Colombia, que traen cambios radicales a sus ciudades: emplear a payasos como policías de tráfico, o introducir un impuesto voluntario que 63 mil personas eligieron pagar.

Más allá de Latinoamérica, ciudades como Lagos, en Nigeria, han hecho progresos en la reforma de los impuestos y la recogida de basuras bajo la dirección de los sucesivos Gobernadores Bola Tinubu y después Babatunde Fashola.

¿Qué tenían de especial estos países, regiones y ciudades que dieron a los líderes locales un papel más fuerte en el desarrollo de una ciudad?

En Lagos, la competitividad política con la capital federal combinada con una gran y exigente clase media podría haber sido clave para motivar a los gobernadores del Estado a ponerse a prueba. En Latinoamérica, los cambios políticos más amplios han derivado en una toma de decisiones más local y participativa, dando a los alcaldes electos un poder real.

Pero los gobiernos nacionales pueden quitar el poder tan pronto como lo dan. Si los gobiernos estatales empiezan a temer el crecimiento de la fuerza política de los gobiernos municipales, su autonomía y recursos podrían bloquearse rápidamente. Esta es la experiencia del malogrado bono municipal de Dakar.

¿Qué tiene que decir la nueva agenda urbana?

Por supuesto, el borrador de acuerdo contiene frases como ‘gobernanza efectiva local y metropolitana multinivel’, ‘gobiernos locales que determinan sus propias estructuras administrativas y de gestión’, o ‘sistemas sólidos y transparentes de transferencias financieras’.

Estaremos mirando a los gobiernos nacionales que asistan a Habitat III para ver si muestran auténtico compromiso y consenso sobre frases como éstas.

Son preguntas que necesitamos que la conferencia responda: ¿qué podemos aprender de los países con ciudades fuertes? ¿Qué puede convencer a los gobiernos nacionales para dar poder a los gobiernos de las ciudades y que así puedan dirigir, invertir y desarrollar los centros urbanos crecientes del futuro?

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